Capítulo Diez

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—¿Lo ha visto alguien más? —preguntó Taehyung cuando entró en la sala de control.

—No —contestó Suga.

—Bórralo.

—Ya lo he hecho.

El alivio aflojó el nudo que Taehyung sentía en el pecho. Ni siquiera sabía por qué le importaba tanto. No era nada del otro mundo que los muchachos lo vieran besando a Jisoo.

—Gracias —dijo.

—Lo he hecho por ella.

—Lo imagino —repuso Taehyung.

No había razón para proteger su reputación. Era Jisoo la que lo pasaría mal si alguien veía las imágenes. Y aunque ella se lo había buscado, Taehyung no quería hacerle la vida difícil mientras estuviera allí. Solo un grandísimo imbécil haría eso.

—No sé en qué estoy pensando —murmuró para sí mismo.

—Yo sí lo sé —repuso Suga.

—No suelo dejar que me manipulen las mujeres.

—¿Eh? —Suga parecía sorprendido.

—Es mejor de lo que esperaba. Lo han intentado muchas y normalmente lo veo venir a un kilómetro. Y precisamente ella, de la que tenía muchos motivos para sospechar que haría algo...

—¿Y por qué crees que te estaba manipulando?

—Porque busca un trabajo fijo. Y lo ha admitido ella.

Suga lo miró.

—¿Ha admitido que intentaba manipularte?

—Sí.

Suga movió la cabeza, miró las pantallas y pulsó un par de teclas en el ordenador.

—¿Ha pasado la prueba? —preguntó.

—Sí. Es muy buena con las armas. Su tiempo de reacción es aceptable y su actuación también.

—Sacó cien por cien en la parte táctica —recordó Suga.

—Muchos hombres hacen eso.

—Y los contratamos.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Taehyung.

—¿Qué vas a hacer si borda todas las pruebas?

—Mide un metro sesenta y cuatro y pesa menos de cincuenta y cinco kilos. Es imposible que pueda superar la carrera de obstáculos.

—Cierto —repuso Suga—. Tu hermana está bajando.

Taehyung miró la cámara del ascensor y vio a Jennie dentro con Jungkook llorando en brazos. Parecía agotada, tenía el pelo alborotado y el maquillaje estropeado.

—Me alegro de que no tengamos audio —comentó Suga.

—Esto es ridículo —dijo Tae

—Puede ser un buen momento para sugerirle que reconsidere su vida.

En la pantalla se abrieron las puertas del ascensor. Los gritos de Jungkook llegaban ya desde el pasillo. El sonido fue aumentando de volumen hasta que Jennie entró por la puerta.

—Le están saliendo dientes —dijo.

—¿Y por eso lo traes aquí? —preguntó Taehyung con tono acusador.

—Tengo que hablar contigo.

—Aquí intentamos trabajar —gruñó Taehyung. Pero se sorprendió quitándole a Jungkook de los brazos.

No tenía ningún deseo de estar cerca del bebé llorón, pero su hermana parecía apunto de caer redonda al suelo y no había otro modo de evitar que sufrieran daños los dos.

Se colocó a Jungkook sobre el hombro y frunció el ceño cuando la nariz mocosa del niño entró en contacto con su cuello.

—Tiene las encías rojas e hinchadas —dijo Jennie.

—¿No puedes darle algo?

—Ya lo he hecho. Más de una vez. Se supone que debería adormecerle la boca, pero no le hace nada.

—¿Cómo va la búsqueda de la niñera? —preguntó Tae.

—La agencia quiere un depósito —Jennie se mordió el labio inferior—. Quería preguntarte...

Con el pantalón de yoga y una bonita blusa de color pastel, tenía un aire tierno e indefenso.

—Ningún problema. Lo añadiré al total.

—No hace falta que lo digas así —replicó ella.

—¿Así cómo?

—Como si no esperaras que te lo devuelva. Te lo devolveré.

—¿Has devuelto alguna vez algo? —intervino Suga.

Jennie se volvió hacia él.

—Ahora gano más dinero que nunca. Es solo que tarda un poco en llegar. Hay gastos y...

Suga miró a Jungkook.

—Y te has buscado una afición muy cara.

—No es una afición —respondió ella—. Es un ser humano —le quitó a Tae a Jungkook como si quisiera rescatarlo— ¿Pero a ustedes que les pasa?

—He dicho que sí —le recordó Taehyung—. Dile a la agencia que me envíe la factura.

—Quieren un cheque por adelantado.

—Muy bien. Lo que sea. Pero encuentra una buena niñera.

Los ojos de Jennie se llenaron de lágrimas, y Tae se sintió como una sanguijuela.

Antes de que pudiera disculparse, entró Jisoo.

—¿Qué pasa aquí? —le preguntó a Taehyung— ¿Qué has hecho?

Esta vez fue ella quien tomó a Jungkook en brazos.

—¿Yo? —preguntó Taehyung.

—¿Por qué llora todo el mundo?

—Le están saliendo los dientes —repuso Tae.

Jisoo le puso una mano en el hombro a Jennie.

—¿Ha ocurrido algo?

Jennie negó con la cabeza.

—Necesita desesperadamente dormir —dijo Jisoo—. Esta noche tiene actuación.

—¿Y qué tiene que ver eso conmigo?

Jisoo lo miró con el ceño fruncido y le pasó al niño.

—Espero que sea una broma —dijo Taehyung. Por el rabillo del ojo, vio que Suga sonreía.

—Voy a acostar a Jennie —anunció Jisoo.

—Estoy trabajando.

—Volveré.

—Tienes cinco minutos —dijo el rubio.

Ella alzó los ojos al cielo y tiró de Jennie hasta el pasillo.

Los gritos de Jungkook se convirtieron en un gimoteo.

—Buena jugada —dijo Suga.

—Cállate.

—¿Crees que Jichu volverá?

—¿Jichu? —preguntó Tae con una expresión divertida.

Suga solo se encogió de hombros.

—Si no lo hace, iré en su busca.

Le frotó la espalda a Jungkook e intentó acunarlo con la esperanza de hacerle dormir. Desde luego, el pobre niño no había tenido mucha suerte en la vida hasta ese momento.

















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BlackPink is the revolution ~

Contrato Por Amor ✦ Vsoo/Taesoo ✦ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora