Canto IX

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𝓞𝓭𝓲𝓼𝓮𝓸 𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓪 𝓼𝓾𝓼 𝓪𝓿𝓮𝓷𝓽𝓾𝓻𝓪𝓼 𝓪: los cicones,  los lotófagos,  los cíclopes

Y le contestó y dijo el muy astuto Odiseo:

<<Poderoso Alcínoo,  el más noble de todo tu pueblo,  en verdad  es desagradable escuchar al aedo,  tal como es,  semejante a los dioses en su voz.  No creo yo que haya una alegría más deliciosa que cuando el bienestar perdura en todo el pueblo y los convidados escuchan en el palacio al aedo sentados en orden y, junto a ellos,  hay mesas rebosantes de pan y carne mientras un escanciador trae y lleva vino que ha sacado de las cráteras y lo va sirviendo en las copas. Esto me parece lo más bello.

<<Tu ánimo se ha decidido a preguntar mis desdichas a fin de que me lamente todavía más en mi dolor.  Porque,  ¿qué voy a narrarte primero y qué en último lugar?,  pues son innumerables los dolores que los dioses,  los hijos de Urano,  me han proporcionado. Conque lo primero para que lo conozcáis y para que lo conozcáis y para que yo,  después de escapar del día cruel, continúe manteniendo con vosotros relaciones de hospitalidad,  aunque el palacio en que habito esté lejos.

<<Soy Odiseo,  el hijo de Laertes,  el que está en boca de todos los hombres por toda clase de ardides,  y mi fama llega hasta el cielo.  Habito en Ítaca,  hermosa al atardecer.  Hay en ella un monte,  el Nérito de agitado follaje,  muy sobresaliente,  y a su alrededor hay muchas islas habitadas,  cercanas unas de otras:  Duliquio,  Same y la poblada de bosques,  Zacinto.  Ítaca se recuesta sobre  el mar con poca altura,  siendo la más remota hacia el occidente,  y las otras están más apartadas hacia Eos y Helios.  Es áspera,  pero buena criadora de hombres jóvenes.

<<Yo,  en verdad,  no soy capaz de ver cosa alguna más dulce que mi patria me retuvo Calipso,  divina entre las diosas,  en profunda cueva deseando que fuera su esposo;  e igualmente me retuvo en su palacio Circe,  la que habita la isla Eea,  la engañosa,  deseando también tomarme por marido.

<<Pero no lograron persuadir mi ánimo dentro de mi pecho,  que no hay nada más dulce que la propia tierra y la de su antepasados,  por muy rica que sea la casa donde uno habita en tierra extranjera y lejos de los suyos.

<<Y ahora os voy a narrar mi atormentado regreso, el que Zeus me ha dado al venir de Troya. El viento que me traía de Ilión me empujó hacia el país de los cicones, Ismaro. Allí asolé la ciudad, a sus habitantes los pasé a cuchillo, tomamos a sus esposas y una abundante botín que repartimos de manera que nadie se fuera sin su parte correspondiente. Entonces ordené a los míos que huyeran con rápidos pies, pero ellos, los muy insensatos, no me hicieron caso. Así que bebieron mucho vino y degollaron muchas ovejas y cuernitorcidos bueyes y es de flexibles patas junto a la ribera.
<<Entre tanto, los sobrevivientes lanzaron sus gritos de ayuda a otros cicones vecinos que eran más numerosos y mejores ;habitaban tierra adentro, bien entrenados en luchar con hombres desde el carro y a pie, donde fuera preciso. Y enseguida llegaron tan numerosos como nacen las hojas y las flores veloces en primavera.

<<Entonces la funesta Aisa, hija de Zeus, el maldito destino,  se colocó junto a nosotros para que sufriéramos dolores en abundancia. Se formaron los cicones, nos presentaron batalla junto a las veloces naves y nos heríamos unos a otros con lanzas de bronce. Mientras Eos, la mañana, duró y crecía el sagrado día, los aguantamos rechazándolos aunque eran más numerosos.
Pues cuando Helios se encaminó al momento de desuncir los bueyes, haciendo llegar el ocaso, los cicones nos hicieron retroceder venciendo a los aqueos y dsucumbieron seis compañeros de buenas grebas de cada nave. Los demás nos libramos de la muerte y de nuestro destino.

<<Desde allí proseguimos navegando hacia adelante con el corazón apesadumbrado, escapando gustosos de la muerte, aunque habíamos perdido a algunos compañeros. Pero no zarparon mis curvadas naves, hasta que cada uno de nosotros llamó tres veces a los desdichados compañeros que habían muerto en la llanura a manos de los cicones.

La Odisea HomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora