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Will, el Sabio

Las clases del día habían acabado para Katherine, caminando por el pasillo que la llevaba a la salida de la escuela, escuchó los rechinidos de las zapatillas en el gimnasio techado. Y como parecía que Nancy se había esfumado, o quizás ya no quería hablarle y simplemente se estuvo escondiendo, pensó que en que necesitaría, tal vez, un nuevo amigo. Y pensó en Steve. Él también estaba solo desde que peleó con Tommy H y Carol, y no parecían ser tan distintos, o si, pero tenían chispa, tenían algo raro que podría resultar en una amistad no tan mediocre. Se sintió algo estúpida por estar pensando en eso, por qué querría ser amiga de Steve Harrington. Ella tenía a Nate, y a los amigos de Nate...

Entró al gimnasio.

Algunos la miraron, pero la mayoría estaban muy concentrados en el juego. Se sentó en las gradas casi vacías e intentó prestar atención, pero era difícil, tenía mil cosas en su cabeza.

Billy Hargrove también estaba en la práctica, semi desnudo, y parecía decidido en llamar la atención de la chica de los labios rojos (como la llamaba, ya que no tenía ganas de recordar el nombre de una 'simple zorra'), al mismo tiempo que empujaba a Steve sin remordimiento. Jugaba sucio. No le interesaba el básquet, sin dudas estaba ahí para molestar.

— ¡El Rey Steve compañeros! —gritó con euforia, luego de que Steve al fin reaccionara a sus provocaciones.

— ¿Acaso no te callas nunca? —preguntó Harrington irritado.

— ¿Temes acabar en la banca ahora que estoy aquí, eh? —dijo mientras le volvía a sacar la pelota, lo empujaba, y anotaba puntos. El entrenador ya no se estaba esforzando para marcarle las faltas. Y aunque Billy jugaba sucio, se notaba que sí sabía lo que hacía, que conocía el deporte.

Steve lo miraba mal desde el suelo, meditando si abandonar el entrenamiento. Billy, con una sonrisa maliciosa, estiró una mano para simular que lo ayudaría a levantarse. Pero no, se acercó a Steve, y entre dientes le murmuró algo despectivo sobre 'su amiga en las gradas'. Steve miró, encontrándose con los ojos oscuros de Kate, que le sonrió al notarlo. Él no sonrió, su cara decía todo lo contrario. Para su suerte, y la de sus huesos, el juego terminó; todos se marcharon a las duchas.

— Así que... un trío con Steve y Billy, si siguiéramos siendo amigas, te chocaría los cinco —dijo Carol con los hombros encogidos y media sonrisa.

— Ya no hago esas cosas, lo sabes —contestó, y Carol le lanzó una mirada burlona—. No lo hago tan obvio.

Ambas rieron por lo bajo. Kate negó.

— Hablo en serio, ya solo lo hago con gente en la que confío... repito, lo sabes porque fue gracias a ti que mi vida se fue a la mierda.

— Kate... —Katherine negó nuevamente— En serio lo siento, yo...

— Realmente no quiero escucharte. ¿Quieres algo o...?

— No. Sí. Sí, quiero advertirte que Hargrove se hace el macho alfa hablando de ti, y otras, pero tú eres 'su trofeo Hawkins'. Quizás quieres que Nate arregle unos asuntos, como ya hizo antes.

— ¿Qué dijo? —preguntó levantando los ojos, con la voz temblorosa. Carol estaba por hablar, cuando Tommy H la llamó desde la puerta, mirándolas extrañado, un poco intrigado.

— Tu secreto Harrington está a salvo conmigo, no le diré a la señorita perfección que complaces a su novio —susurró mientras le daba un beso de despedida en la mejilla.

— No lo hago, Carol, es mi amigo.

Carol le lanzó una mirada divertida y asintió con burla mientras caminaba hacia su novio. Katherine suspiró, esperó que ellos desaparezcan de su vista, y les dio ventaja a salir de la escuela, después se levantó y abandonó el gimnasio. Ya era hora de ir a casa.

— ¡Clifford! —llamó Steve. Paró y giró sobre sus pies— ¿Dónde está Nancy? —preguntó algo alterado al llegar a ella. Katherine subió sus hombros, intentando no mirarlo a la cara, él estaba muy cerca y las palabras de Carol seguían frescas en su cabeza.

— Ayer hablé con ella, era tarde... no muy tarde.

— ¿Estaba en su casa? ¿Estaba sola?

— ¿De qué hablas?

— Escúchame. ¿Estaba con Byers? No me mientas —agregó medio amenazante. Kate rio con nervios, y eso pareció molestarlo más.

— No lo sé. Creo que estaba en su casa, no se lo pregunté, Steve. Y si estaba sola será un misterio, porque hablé solo con ella.

— Pero no lo descartas —observó—. Lo crees posible —Katherine subió los hombros.

— Está claro que sabes más que yo.

— Dicen que ayer se fue de la escuela con él, y hoy no vino. ¿Coincidencia?

Katherine decidió que en realidad no era tan buena amiga, nunca lo fue, y no sabía qué responderle. El año anterior Kate podría jurar que Nancy no sería capaz, pero ahora...

— Han de estar investigando algo —intentó parecer relajada. Steve la miró incrédulo—. ¿Por qué te importa tanto si está con él?

— Es mi novia.

Katherine hizo una mueca.

— Es mi novia. Sigue siéndolo —afirmó. Katherine difería, pero no quería hacerlo en voz alta. Nancy le cortó en la fiesta de Halloween, borracha o no, lo hizo y no habían hablado desde entonces—. Qué vas a saber tú... claro, no elegí a la persona indicada para hablar de sentimientos y noviazgo... olvidaba quién eras.

— ¿Disculpa?

— ¿Un consejo? Fíjate con quién te acuestas porque después te ofrecen como si fueras un juguete público, amor.

— Steve... —murmuró con la voz quebrada, pero no, no podía quebrarse así. Menos por las palabras de un hombre. Tomó aire, apretando la mandíbula mientras se tragaba las lágrimas—. Que te hayan lastimado a ti, no te da el derecho a que me lastimes a mí. En todo caso, arregla tus problemas con ella. Que poco hombre eres Steve Harrington.

Giró y salió de la escuela decidida, realmente esperaba que el estúpido coche de Billy Hargrove siguiera aparcado en el estacionamiento, le haría tragar el cigarrillo que seguramente estaba fumando y después rallaría la pintura del Camaro de punta a punta con su llave.

— ¡Kate! —gritó Steve arrepentido, pero ella ya se estaba yendo. Chasqueó su lengua y soltó aire; la siguió.

Billy sonrió arrogante al verla, posando aún más (si eso era posible) con sus pantalones ceñidos de jean azul y sus cabellos rubios.

— ¿Vienes por más, Rouge? —sonrió, pero no por mucho, porque la mano de Katherine borró cada rastro de aquella mueca.

— Inservible —despotricó, y se marchó.

Volviendo sobre sus pasos con la cabeza bien en alto, mientras que todos los que habían presenciado la escena murmuraban y reían por lo bajo, sobre todo de por la cara enrojecida de Billy Hargrove. Pasó junto a Steve, sin siquiera lanzarle una ojeada, pero él si lo hizo, la siguió con los ojos y giró su cabeza hasta que volvió a la realidad y se dio cuenta de lo estúpido que la trató. 





𝐋𝐀𝐁𝐈𝐎𝐒 𝐑𝐎𝐉𝐎𝐒; Steve Harrington ❥︎ Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora