Capítulo 7

90 20 0
                                    

Risa Braght

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Risa Braght


—¡Es el fin del mundo, todos busquen refugio antes de que las bombas caigan!

—¡Señor, no hay refugios!

—¡Entonces recen para que Dios se apiade de sus miserables almas!

Entorné los ojos desde el celular hacia Liam, confundida.

—Se supone que tienen que correr, ¿no? ¿Por qué se dan ya por muertos? O sea, entiendo que prácticamente están diciendo que van a morir, ¡pero se están resignando demasiado rápido! ¿Qué sentido tiene eso? ¡Y apenas está comenzando! Dime, ¿en qué otra historia como esta no hay refugios? —solté, frustrada por la trama tan endeble de la película que Liam iba viendo en su celular mientras buscábamos su auto en el estacionamiento estudiantil.

—Tienes razón, es bastante absurdo. No sé por qué uno de mis amigos me la envió—apagó su celular y me dirigió una mirada divertida—. Eres bastante crítica con las películas, ¿verdad?

—Solo cuando algunas no tienen mucho sentido.

—Es comprensible.

—Es que si se acercara una guerra... O el fin del mundo a manos de seres del espacio no me quedaría ahí paradota esperando que una bomba caiga sobre mi cabeza y me haga pedazos.

—Quitemos ese tipo de películas de nuestras opciones a ver.

—¿Y quién dice que veré películas contigo?

—Vaya, qué directa.

—Es que aún no me lo has preguntado y ya estás haciendo planes.

—Bien, ¿quieres ver películas conmigo, Risa?

—Ahora sí, ¿ves qué fácil?—palmeé su hombro y lo escuché reír.

—Por un segundo me sentí rechazado. ¿Escuchas algún sonido extraño?—negué y apuntó su pecho—. Mi corazón late muy feo y todo por tu culpa. ¿No te sientes mal por eso?

—Si te diera algún tipo de ataque cardíaco llamaría a una ambulancia inmediatamente.

—¿Y si me faltara la respiración?

—Te daría primeros auxilios—sonrió de forma maliciosa y yo fruncí el ceño, sabiendo que él podía hacer una locura personificando un dramático papel de amante herido—. Pero ahora no, Liam. Ni siquiera lo pienses—le advertí.

—Ah, ya surgirá la oportunidad en donde estaré a punto de morir y tú intentarás salvarme.

—Tienes una manera muy sádica de llamar la atención.

Se encogió de hombros y fue directo a su coche, abriendo la puerta del copiloto para mí.

Él había aceptado pasar por una tienda para que yo pudiera conseguirle un regalo a Layen, algo que aún no acababa de convencerlo por completo al ir diciendo que no era necesario. Pero para mí lo era, y esa niña recibiría mi regalo aunque su primo insufrible y molesto se opusiera.

Estrella RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora