Una noche perfecta

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No hace falta ser un genio
para darse cuenta de esos instantes,
en el que de la vida formas parte
siendo perlas de tu memoria.

No hace falta que sea una noche perfecta,
ni si quiera que sea mágica,
no necesitaba una escena de película
donde todas las piezas encajan.

Sólo éramos ella y yo,
bajo un cielo nocturno
con algún nubarrón
que opacaban a la luna y las estrellas,
donde de fondo, la fauna de la ciudad
con sus luces, teñían el horizonte,
nos encontrabamos sentado,
sin precedente
sin busca de un futuro cercano
dejamos que silencio mutuo
nos bañase.
Sentía sus caricias por mis brazos
dejándome la piel de gallina,
me dijo que me quería
y yo no pude evitar una sonrisa.

La playa estaba casi desierta,
puede que se deba por la fecha,
pero tampoco le di muchas vueltas
porque sólo la necesitaba a ella.

Yo con mis harapos de domingo,
ella con el pelo revuelto,
sentados en silencio,
sentí que me había perdido.
Me perdí entre sus pelos
que me llegaban a la cara,
ví que ella me sonreía
y hacía vibrar mi alma.

Sólo estuvimos abrazados unos minutos,
luego nos pusimos en marcha,
volví a sentir la arena mojada
y me di cuenta de la magia que hubo.

No era una escena literaria
de esas que en los libros se cuentan,
era una noche cualquiera
que sin darnos cuenta,
se convirtió en una noche "perfecta".

Noches De Verano. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora