Me encuentro teniendo algunos pensamientos extraños, últimamente... ¿Serán reales a caso?
Contemplaba la inmensa vidriera sobre la que estaba de pie, rodeado de tinieblas acechantes, esperando cualquier mínimo descuido del muchacho para atacar y devorar sin piedad alguna. Sin embargo, el joven de catorce años y revoltosos cabellos castaños no estaba centrado en absoluto en sus potenciales depredadores, sino en la imagen que tenía bajo sus pies descalzos y diminutos.
Podía verse a sí mismo levitando sobre una flor de loto blanca. Sus ojos permanecían cerrados, y se podría decir que dormía plácidamente de no ser por la herida que podía verse dibujada en su pecho. Un agujero en la zona en la que se situaba corazón, y bajo esa misma flor de loto, dada la sensación de profundidad, yacía el órgano vital del chico, en un primer plano visto en perspectiva. Pero no era un corazón ensangrentado, como la herida dibujada sobre su pecho, sino un corazón de cristal; un corazón humano, con sus arterias, como si hubiese sido directamente arranchado del pecho del joven durmiente, pero hecho de cristal, y en claras dos dimensiones.
El resto de la vidriera sobre la que estaba de pie tampoco estaba en blanco. Había en ella dibujada una ventana que daba al mar azul, pero el día no se veía despejado sino sorprendentemente cubierto de nubes grises, que teñían poco a poco el mar de un tono plomo; como si el dibujo se moviera.
Por otro lado, veía rodeándole, las caras de sus dos amigos más preciados, con quienes había compartido toda su vida hasta la fecha: Una chica de cabellos granates como rubíes, o como los pétalos de una rosa; y un chico albino, de ojos aguamarina, como el mar de verano. El joven contemplaba esa parte con especial cariño, olvidando por completo las miradas amarillas que le perseguían por todo el lugar; era consciente de que lo hacían, pero no le tenía miedo. Dentro de su corazón nada podía hacerle daño alguno. Sabía que aquellos seres que le observaban de entre las sombras no podían cruzar a la plataforma de cristal sobre la que estaba de pie, que parecía flotar en medio de la nada.
Siempre que visitaba su pequeño santuario contemplaba las diferentes vidrieras que se presentaban ante él. Nunca cambiaban, pero él era libre de moverse entre ellas, y tomarse su tiempo para contemplarlas y entenderlas.
Sin embargo, era la primera vez que veía algo como sangre en alguna de sus plataformas de cristal, siendo que normalmente estas parecían contener imágenes llenas de paz sobre la vida o los sentimientos del chiquillo. Se quedó contemplando su propia imagen dibujada a base de forja, se quedó atónito viendo cómo podía distinguir perfectamente la carne colgando de su pecho, las costillas destrozadas, dejando paso al hueco en el que debía encontrarse su órgano más vital.
No pudo evitar sentir repulsión al verse a sí mismo muerto en su propia imagen, sin embargo la alarma no se disparó hasta que comenzó a darse cuenta de que no solo había cristal sobre aquella plataforma; y es que un líquido viscoso, cálido y rojo rozó la punta de los dedos de sus pies. Comenzó a caer su mandíbula en el momento en el que veía más y más sangre brotar de aquella herida tan bien dibujada.
Sin embargo, el shock no le permitió moverse y reaccionar hasta que tenía la planta de los pies cubierta de su propia sangre. No fue hasta que notó algo tomarle el tobillo con fuerza que no gritó, y empezó a correr. Poco a poco aquellos rubíes líquidos iban cubriendo toda la plataforma, rebalsando por los costados en el momento en el que no parecía poder cubrir más. El chico intentaba correr en busca de un lugar seco, pero era demasiado tarde, ya que podía sentir perfectamente el calor viscoso bajo sus pies.
Se tropezaba con algún grumo, ya que para su desgracia la sangre había comenzado a coagular en ciertos puntos. Sin embargo, en sus facciones se dibujó el verdadero terror al resbalar sobre la superficie helada y caer de espaldas, sobre aquel lago rojo y espeso. Había pisado algo, y se sorprendió al encontrar a su lado el causante de su caída: un hígado humano. No le faltó fuerza alguna para empezar a gritar, sin embargo, no era capaz de oír su propia voz. Lo peor estaba por llegar, cuando intentó levantarse con la espalda, brazos y piernas empapados en sangre, y apoyado con su mano aún en el suelo, enterrada en aquel líquido que ahora le llegaba a los tobillos, volvió a notar algo que le agarraba, y no solo lo tocaba, sino que a demás jalaba de su muñeca, intentando volver a tumbarle.
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La caída de los sueños ( Kingdom Hearts )
FanfictionLas leyendas forman parte de la historia de las Islas del Destino, en las que viven tres jóvenes que desean ir en busca de respuestas y nuevos caminos. Sin embargo, a punto de partir, una serie de catástrofes sobrenaturales arrasan el mundo en el q...