"¿Qué harías, si fuese tu último día en este mundo...?"
El chico albino ladeó la cabeza, con una expresión confusa en sus ojos. Buscando y encontrando al dueño de aquella extraña pregunta y hallándole tumbado en la arena, junto a él, simplemente sonrió.
"¿Riku...?" Insistió.
El albino rió con simpleza, sobre todo al notar la expresión preocupada de su compañero, que ahora se giraba hacia él. Aquellos ojitos azules no le hacían una pregunta, sino miles; mostraban inseguridad, miedo. Riku quería apagar el fuego que causaba terror a aquellos ojos.
"¿Qué te lleva a pensar en estas cosas, Sora?" Ahora Riku también giraba su cuerpo hacia su acompañante, quedando ambos de cara. La expresión del chico albino permanecía serena, como las olas que acariciaban la orilla y cantaban dulces melodías que acompañaban a ambos jóvenes.
"Siempre estás hablando de zarpar, de viajar, de irnos en busca de aventuras..." Sin embargo, y pese a que aquel chico de cabellos castaños pretendiese estar tranquilo y alegre, sus labios temblaban demasiado al hablar. "¿Y si nos ocurriese algo...?"
"¿Pero qué va a ocurrirnos, Sora?" Ahora Riku se acercaba un poco más a él con una sonrisa divertida y enternecida dibujada en sus labios. No quería ver a su amigo nervioso, ni triste; no quería ver a Sora dudar, ni sufrir. Era como si quisiese envolverle en enormes cojines del algodón más suave, como si quisiese encerrarle en la habitación más feliz del mundo para evitar que nada malo le ocurriese. Sora tenía que estar con él, Riku se aseguraría de que ningún mal se abalanzaría jamás sobre sus queridos ojos azules. "Si permanecemos juntos, nada va a ocurrirnos nunca. Te lo prometo... Pero tenemos que estar juntos."
"Si estoy contigo... Gracias, Riku. Siempre seremos amigos." Y de alguna forma aquella dulce sonrisa sólo hizo que clavarse en el pecho del chico de cabellos blancos, que, de todas formas, correspondió.
"Sí... Amigos." Y tras un largo silencio se incorporó de golpe, sobresaltando al chico de cabellos castaños. "Pero tenemos que partir algún día... ¿No?"
"¿A qué te refieres, Riku? ¿Lo decías en serio...?"
"¡Pues claro que sí!" Respondió Riku sacudiendo al chico más joven con una mano, para desperezarle. "Tenemos que zarpar, porque siempre decimos de hacerlo y nunca lo hacemos."
"Y... Pero... ¿A dónde iríamos? ¿Y cómo iríamos?" Ahora Sora también se incorporaba, y las dudas volvían a asaltar aquella mirada celestial.
"Pues... Eso tenemos que planearlo. Pero pase lo que pase, estaremos juntos, Sora."
"Podríamos viajar... En una balsa. Una grande, porque nuestros botes de remos no aguantarían." Propuso el chico de ojos azules.
"¿Y la antigua lancha de tu padre...?"
"La vendimos hace tres meses. Mi madre tenía que pagar el alquiler..." Respondió Sora, bajando su mirada hacia la arena blanca, que se teñía de rojo por la luz del sol que corría a esconderse.
"Oh, lo siento... De veras." Se disculpó Riku.
"No pasa nada, igual no la usábamos nunca... Estaba acumulando polvo, y era muy caro mantenerla. Hemos salido ganando, ayer pude invitarte a un helado, ahora estamos bastante mejor."
"No tenías por qué... No lo sabía, Sora. Me sabe fatal."
"Olvídalo, Riku. No pasa nada, en serio. Ahora todo está mucho mejor." Sora realmente prefería no seguir hablando del tema, cosa que Riku notó con una claridad increíble. Sabía perfectamente leer a su amigo, su tono de voz, su lenguaje corporal, todo. Por lo que decidió cambiar ligeramente el rumbo de la conversación por algo más optimista.
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La caída de los sueños ( Kingdom Hearts )
FanfictionLas leyendas forman parte de la historia de las Islas del Destino, en las que viven tres jóvenes que desean ir en busca de respuestas y nuevos caminos. Sin embargo, a punto de partir, una serie de catástrofes sobrenaturales arrasan el mundo en el q...