Kairi había pasado toda su mañana ordenando su habitación pese a ser consciente de lo inútil que resultaba este gesto a aquellas horas de la mañana. Que si sujetador por el suelo, calcetines sucios sobre la cama, envolturas de chicle sobre su escritorio y ropa sobre la silla; el mover un poco todo aquello y colocarlo en su sitio hacía que todo el ambiente de su habitación se viese bastante mejor. Eso sí, no quería hacer su cama; era una pequeña manía suya, la de preferir dejarla tal cual, y sacudir las sábanas antes de irse a dormir.
Kairi no era una chica ordenada y pulcra, y ese era su pequeño secreto. De apariencia delicada, y de mente prodigiosa; la chica se veía como alguien muy maduro para su edad. Kairi sabía resolver prácticamente cualquier situación en la que ella o sus amigos se encontrasen. Tanto Riku como Sora solían acudir a ella, juntos o por separado, cada vez que discutían o se encontraban ante algún dilema de los suyos. Sin embargo, la chica cuyos cabellos se asemejaban a una rosa había comenzado a sospechar de que las cosas entre ellos tres no iban tan bien como antes, ya que tanto Riku como Sora actuaban bajo los síntomas de enfrentarse a un dilema, o a varios, pero ninguno de ellos acudía en su ayuda, ni partía en busca de su consejo.
Mientras ordenaba un poco el caos que se había cocido hacía días en su habitación, se planteaba el ir directamente a la isla Perhea, con tal de continuar ella misma la balsa, ya que no había visto a los chicos con demasiada intención de seguir, pese a lo que decían y las ganas que ponían. No, ponerle ganas no era suficiente si no ponían esfuerzo, y Kairi había vivido esforzándose siempre. Desayunó rápido, poniéndose ropa cómoda para salir a jugar. Saludó a una sola de sus madres, quien estaba en casa, y salió guardando tentempiés y agua en la mochila. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba remando y rompiendo las olas con la proa de su barca a su paso.
En el mar ella sentía poder con todo, por aquel motivo siempre que zarpaban ella era la capitana. Y no le faltaba razón. Sentía conocer el mar como la palma de su mano, pese a ser un desierto de aguas profundas y llenas de peligros. Si Kairi iba a bordo, el barco jamás se hundiría. De los tres amigos, ella era quien mejor se movía en las bastas aguas, siendo una gran nadadora, y siendo capaz de incluso capturar pescados solamente con el uso de sus manos y algo de comida. A demás, sabía orientarse tanto de día como de noche, sin usar un mapa siquiera, tenía tan buena memoria visual que con una sola ojeada podía memorizar y calcular las coordenadas de cualquiera de sus destinos.
Sin embargo, aquello no le había hecho gran falta durante sus cortos años de vida, ya que no le costaba ni media hora llegar a la más pequeña de las islas que formaban aquel archipiélago, siendo que podía verla tranquilamente desde la ventana de su habitación. Mientras surcaba las aguas se mentalizaba de lo mucho que haría falta ser una capitana de verdad en cuanto decidiesen zarpar los tres chicos, dando un pequeño rodeo y tomando corrientes un poco más fuertes a propósito, con tal de aprovechar su tiempo a solas y ordenar su mente.
Cuando llegó a la playa, en su cara se dibujó una sorpresa al encontrarse a sus dos mejores amigos durmiendo abrazados. Por algún motivo le pareció adorable, sobre todo conociendo bien a Riku, y siendo muy predecible todo lo que este pensaba sobre su amigo castaño. Tras dudar un rato, la chica decidió despertarlos por varios motivos: dormían bajo el sol de verano, hacía demasiado calor como para estar tan apegados, y por último, con tal de sacar unas risas avergonzando a aquellos dos "tortolitos".
Se decantó por despertarles con dulzura; no se merecían un cubo de gua y arena mojada enganchada por toda la ropa, pese a haberla dejado plantada aquella noche, entendía hasta cierto punto que necesitasen tiempo a solas. Ambos chicos habían pasado su vida juntos, era normal que también quisiesen pasar un rato ellos dos, pero la chica no se esperaba aquello. No estaba celosa, ni enfadada de forma alguna; estaba bastante feliz, aunque algo decepcionada ahora que sabía qué era lo que había hecho a Riku comportarse de una forma tan extraña con ellos aquellos últimos meses.
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La caída de los sueños ( Kingdom Hearts )
FanfictionLas leyendas forman parte de la historia de las Islas del Destino, en las que viven tres jóvenes que desean ir en busca de respuestas y nuevos caminos. Sin embargo, a punto de partir, una serie de catástrofes sobrenaturales arrasan el mundo en el q...