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𝙿 𝚁 𝙾 𝙻 𝙾 𝙶 𝙾
────────────Seals Training Center.
EE.UU, Washington.2:30 a.m
LOS MINUTOS TRANSCURRÍAN LENTAMENTE pesando entre los hombros de los presentes que jadeaban en busca de oxígeno, denotando más allá de un agotamiento común, gotas de sudor resbalaban por su pálida frente, mezclándose bajo el débil diluvio que los acompañaba en su miseria. El olor nauseabundo junto a los gritos exasperados inundaban el lugar, los indicios presos de aquel castigo imploraban misericordia.
El espacio de entrenamiento de la línea especial de la Armada Estadounidense era un campo espacioso, casi con la misma distancia que un campo de fútbol americano, con la diferencia de que éste poseía herramientas y circuitos para el acondicionamiento físico de los soldados, también, aquel emplazamiento era apodado por los novatos como "El patio del infierno", haciendo referencia a que la mayoría solía dejar su alma en éste después de cada rutina.
— ¡Tienes 130 malditas yardas para correr y te quedas ahí parado como imbécil! ¿¡Qué diablos está mal contigo Smith?! ¡Corre, por el amor de Dios, corre!— Exclamó un uniformado a todo pulmón, gesticulando y golpeando el aire con frenesí.
Sin duda alguna, el instructor Brown estaba en su elemento
— ¡Quiero un circuito improvisado animales de monte! ¡Y tú Smith, más te vale que corras como si fueras una jodida liebre! — Ordenó para luego sonar su silbato — ¡Si pretendes jugar a las estatuas te vas a un maldito museo! ¿¡Oyeron bola de inútiles?! ¡Quiero soldados en mi base, no maricas!— Le ladró al de cabellera castaña, mejor conocido como Kendall Smith, miembro de su escuadrón.
— ¡¿Por qué sólo me lo dice a mí señor?! — Cuestionó indignado — ¡Grítele también a Eleonor, ella también estaba bajando la velocidad!
— ¡No pedí tu opinión Smith! ¡Y como sigas rompiéndome las pelotas te mandaré a darle 500 vueltas a la cafetería de enfrente hasta que te aprendas el maldito número de piedras que hay en el piso! — Amenazó apuntándolo —¡¿Alguien más quiere dar a relucir su comentario?!
— ¡No señor!
— ¡Muy bien! — Tomando el silbato que colgaba en su pecho, lo hizo sonar — ¡Quiero ese circuito y es para ayer señoritas!
Algunos bufidos rellenados de cansancio y molestia no tardaron en dar a conocerse a espaldas del Marine que instruía el adiestramiento, con la palma de su mano limpió los restos de líquido que obstruían parte de su epidermis, en cuestión de microsegundos, dos grandes palmadas asestaron en su pequeña espalda, asustándola e inclinándose hacia adelante.
Su vista fue dirigida hacia la persona que había aparecido de momento, y como si fuera posible, el poco color en su piel trigueña la abandonó — Sánchez, llama a tus dos compañeros y diríjanse de inmediato al centro de reuniones.
— Si señor — Contestó de ipso facto al ver la expresión facial poco agradable del Instructor — ¿Algo más?
— Desaparece de mis canchas antes de que me arrepienta garrapata de monte
Sin medir palabra se retiró, no hubo necesidad de mover un ápice en búsqueda de los dos personajes que formaban parte de su división, ya que ambos se encontraban apoyados en el marco de la entrada, esperándola
— Muy amable de su parte el dejar que el Teniente me informara ¿No? — Comentó sarcástica.
— No te quejes pulga, más bien agradece de que no deje que Liam fuera por ti.
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4:00 a.m
Las manecillas del reloj plasmado en su muñeca contaban el tiempo que hostigaba a su división, en un inútil intento de evadir en su totalidad el incómodo silencio que se había creado en la habitaciones fijó su mirada en algunas grietas de las paredes, goteras aparecían cada día en el techo, por las temporadas en las cuales transitaban, las lloviznas no se cesarían.
— Deberías de buscar otra cosa para distraerte — Comentó de la nada el hombre de tez morena, quien estaba arrecostado del escritorio de roble.
— ¿Propones alguna idea Einstein? — Cuestionó cruzada de brazos, algo que desesperaba con todo su ser era esperar, la sociedad la catalogaba como impaciente, ella lo llamaba no desperdiciar el tiempo.
— En absoluto — Respondió — ¿Alguno sabe por qué nos citaron a todos?
— Ni tengo ni la más remota idea Lucca, pero agradezco que lo hayan hecho.
— Eleonor tiene razón — Le respaldó Edward, asentando sus fornidos brazos en sus pequeños hombros— Sino nos hubiesen llamado seguiríamos corriendo como cabras desbocadas bajo la lluvia y créeme hermano, no quiero coger un resfriado por culpa del Teniente Richard.
La clara intención de intervenir de su compañero fue detenida al instante por el crujido y recline de la puerta, dando a conocer la reciente presencia del personaje principal de su estadía — A nadie le gusta estar enfermo Thomas.
— Señor — Saludaron de inmediato, parándose firmes.
— Buenos días muchachos — correspondió entrando a la sala — Seré breve, por órdenes de altos mandos nos van a enviar a una misión al extranjero, tienen 24hrs para alistar su equipaje y poner sus traseros en el asiento del aeropuerto.
— Con todo respeto señor la última vez que llevamos a Eleonor a Nigeria casi le ponen una bala entre ceja y ceja, sin contar la posible baja de rango de todos — Aportó Lucca — Si la llevamos de nuevo a la zona de guerra quizás no corramos con la misma suerte.
— Wilson — Lo llamó algo ofuscado — No sabemos a ciencia cierta si es una misión de protección, estratégica o de apoyo humanitario ya que solicitaron equipos médicos, Eleonor está en su derecho de elegir si venir con nosotros o quedarse supervisando a los novatos.
— Señor, no sabemos de qué se trate nuestra presencia y eso representa un riesgo para todos nosotros y más para Eleonor — Persuadió Kendall, estando de acuerdo con el de tes morena — No podemos llevarla esta vez.
— Creo que se están adelantando a los hechos — Interrumpió Edward —Primero que nada, Eleonor está con nosotros por voluntad propia, por lo que bien si ella decide no venir a la misión es cosa suya y viceversa.
Por primera vez, tomando la palabra, la de tez trigueña se hizo espacio entre los corpulentos cuerpos de los presentes. Apreciaba a sus compañeros pero, la tensión sobre la decisión si debía ir o no la estaba comenzando a fastidiar — ¿En dónde es la misión Sargento?
— Grecia — Sin un ápice de emoción le hizo entrega de un sobre manila, donde supone que estaría el formulario que debía llenar — Tienes hasta las 00:00 para darme una respuesta concreta sobre tu asistencia.
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Una diosa reencarnada | Saint Seiya.
Fanfiction𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐈𝐎𝐒𝐀 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐃𝐀 | ¿Qué harías si un día llegan personas diciéndote que eres la reencarnación de Athena y ellos son tus guardianes? Verdaderamente, Eleonor necesitaba la respuesta a esa pregunta. | Cover By: @ -MyTimxx...