006 | Primer contacto.

890 77 18
                                    

CUIDANDO DE NO JALARME TAN FUERTE EL CABELLO Y EXTERMINAR las tres mechas que por desgracia tenia saqué el exceso de agua con ayuda de la toalla. Con enredos propios de un pelo rizado -el cual no tenia pero se me hacían los mismos nudos- lo cepillé con mucha paciencia pero al segundo de no ver avances me rendí.

Mi cabeza estaba puesta en las preguntas sin respuesta que se me habían aparecido durante el baño; la historia, las apariciones de aquellos chicos, el sermón que me espera en el Hostal y más allá de eso, era la historia que me tenia la cabeza vuelta pista de automóviles por tantas vueltas que le he dado. Ni siquiera tenía la paciencia de peinarme cuando de nuevo la duda del millón aparecía en mi subconsciente con letras neón.

¿Y si todo era verdad?

En un principio pensé que quizás eran algunos chicos tratando de jugarle una broma a un oficial, no seria la primera vez que me pasaba eso así que les di del beneficio de la duda, después la demostración de Mü en el café de mala muerte, los guardias en la entrada y su "arrepentimiento"cuando mencionaron mi supuesta identidad y a continuación la presentación, la historia completa narrada por el Patriarca... A este punto del juego ya no me parecía una simple broma por parte de unos simples jóvenes, a este punto la incertidumbre me estaba perturbando y mis creencias empezaban a hacerse añicos.

Sentía muchas emociones juntas y revueltas, sentía que traicionaba ciertos valores que se me habían inculcado, no soy una persona totalmente abierta a todo; en este caso no creía ser del todo esa Diosa que ellos tanto veneran pero, tras todo lo que ha sucedido en menos de tres días lo ponía como una mínima posibilidad. Mucho más allá de eso me catalogo como alguien terco, no sabia si Harrelson y su grupo de trogloditas sobre alimentados me habían criado tan mal que la terquedad misma me pedía consejos y el mismo Satanás se sentaba en la esquina para tomar notas mientras mantenía atado a su cadera una charola de agua bendita por si acaso.

Bueno no tan así, pero ajá.

Iba directo hacia las últimas consecuencias, mis principios estaban fuertemente estructurados no obstante, bajo esta situación se me estaba escapando aquello que jure no cambiar para mal. Sé que fue un completo error haberlos seguido hasta aquí pero por algo había llegado, no creo en las coincidencias y de cierta manera me asusta el hecho de que me sobrepase... lo que sea que estuviera pasando.

No me gusta lo desconocido.

Tampoco es de mi agrado cambiar de la noche a la mañana teniendo el peso en mis hombros de ser lo que los demás esperan de mi. Así solía sentirme cuando llegué a la Armada, ciertas cosas tenían similitudes, recuerdo que esos chicos de altura intimidante me acogieron como un miembro más aun teniendo las de perder; me enseñaron muchas cosas y entre ellas era que a pesar de los obstáculos y la mierda que nos tirara el Universo no debíamos rendirnos así supiéramos que valdríamos madre de todas formas.

— Si no te arriesgas no ganarás nunca, el miedo es un obstáculo que nosotros mismos nos colocamos y mientras no aprendas a dejarlo de lado no podrás vivir como se debe de vivir; en libertad.

Esas palabras me perseguían como si fuera un terrorista en Afganistán, y de no ser por el toqueteo de la puerta me hubiera carcomido la consciencia. No debía de ser un adivino para saber quién era —¿Puedo pasar?

Apenada le di el visto bueno, de tanto pensar se me había pasado terminar de peinarme — ¿Se encuentra más relajada princesa?

— Si, le agradezco el que me permitiera tomar un buen baño — Contesté omitiendo el que casi me ahogo por estar pendiente de mis preguntas milenarias. Shion me di una mirada que la verdad no supe describir más lo tomé como una interrogante al enredo que tenia en el cabello — Disculpa, aún no he podido terminar de alistarme.

Una diosa reencarnada | Saint Seiya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora