007 | Roces.

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— HONDO — Rompió el silencio luego de un rato — Fue él quién llamó.

Durante los quince minutos que llevamos en el convoy Liam no había emitido palabra alguna -hasta ahora- y yo estaba tan sumergida en buscarle una explicación a la situación que no me había animado tampoco — ¿Por qué llamaría Harrelson para pedir apoyo por rebeldes?

— No tengo ni la menor idea Eleonor — Se sinceró soltando un suspiro — Nada de esto me da buena espina, se supone que estábamos como apoyo humanitario.

Desde un principio la misión del viaje había sido clara; solo serviríamos como apoyo y no se nos había dado el permiso para ejercer una posición defensiva o agresiva en el territorio griego por ello, no comprendía en absoluto el por qué de la orden del Sargento — Tú lo dijiste, "se supone"...  Pero parece ser que jugaremos del otro lado de la línea.

— Eso es lo que no me gusta.

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Tuesday 04 November, 2018 15 hrs.
Greek border crossing.

         El ruido característico del motor se detuvo en seco aparcando en el terreno polvoriento el cual cabe destacar que estaba casi desértico, de no ser por la caseta que cumplía con el propósito de supervisar el ingreso a la Ciudad de Atenas, me arriesgaba a decir que a lo mucho las moscas eran los intrusos no deseados. Dos guardias predijeron nuestra llegaba y de inmediato fueron en dirección a nosotros dispuestos a realizar un interrogatorio no obstante, sus movimientos se detuvieron de manera brusca al observar el uniforme camuflado y el armamento.

         Mis pasos eran firmes y seguros, las botas beiges calzadas hasta un poco más arriba de los tobillos se hundían en la arena haciéndome recordar a los campos en Afganistán. Para mi buena o mala suerte pude identificar a Smith en medio de dos soldados esperándonos en la entrada, tendríamos a lo mucho uno o dos metros de distancia.

— Eleonor, Liam — Nos recibió el rumano sereno aunque en su mirada se le notara el disgusto — Me alegro que llegaran.

— Órdenes son órdenes.

        Ninguno de los presentes contestó, Kendall echó un vistazo rápido para indicarnos que lo siguiéramos. Muy a mi pesar los soldados se presentaron para luego hacer preguntas fuera de lugar mismas a las que no teníamos al obligación a responder, acción que les cayó como un balde de agua fría; nadie estaba de buen humor como para soportar rasos.

        La duda inundaba mi sistema operativo y Moore pareció notarlo, cubrió mi flanco izquierdo mientras Smith se mantenía unos pasos más adelante encabezando el recorrido. Siendo una simple caseta de guardia fronteriza era enredosa, doblamos alrededor de tres o cuatro pasillos, parecía ser más bien un laberinto de concreto con pintura blanca hueso, muchas miradas pesadas recaían sobre nuestros hombros juzgándonos e inspeccionando el uniforme.

Una diosa reencarnada | Saint Seiya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora