009 | Orden dorada.

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— ASÍ QUE... ¿ES UN COLISEO? — PREGUNTÉ EN UN MURMULLO. A la distancia se veía bastante pequeño, nunca me esperé que fuera del tamaño de una casa para gigantes. Analicé con cuidado mi entorno encontrando algunos hombres en lo que parecía ser la entrada del Coliseo, éstos portaban la misma vestimenta que traían los dos azulados que se hacían pasar por mis guardaespaldas — Oigan... ¿Por qué ellos cargan un casco y armas y ustedes no? ¿No se supone que también son soldados?

La mirada sorprendida de ambos me aviso que quizás no fue muy buena idea hacer saber mi duda — ¡Ni se le ocurra volver a decir eso! — Habló Saga ofendido — ¡Somos muy superiores a ellos para que nos esté comparando!

— Solo fue una pregunta, no era para que te esponjaras.

— Todavía que me confunde con Kanon nos dice que somos iguales a esos... — Refunfuñó cual niño pequeño.

Antes de que siguiera diciendo idioteces lo interrumpí — En primer lugar no los comparé solamente pregunté el porqué ellos cargaban el casco y ustedes no. En segunda, no te confundí, Kanon tiene el cabello mas claro que tú y algunos gestos mas sueltos, tu mi querido amigo, eres mas rígido.

— Uhh, te calló — Se burló el gemelo — Dame esos cinco Eleonor.

— ¿Cómo lo supo? — Interrogó el mayor con sorpresa dejando de lado la burla de caballero menor de Géminis, solamente sus compañeros de orden y su Ilustrísima podían diferenciarlos con facilidad.

A excepción de Milo y Máscara de muerte.

— Cuando estuve de misión en el exterior mi equipo consistía en un par de gemelos, con el tiempo aprendí a diferenciarlos por los pequeños detalles — Contesté sin mayor importancia pero, estos parecían haber quedado más confundidos que antes, incluyendo a Kanon — ¿Qué?

— ¿Misión en el exterior?

— ¿Equipo?

      Incómoda, rasqué mi nuca y estuve a punto de contestar sino fuera por la aparición de un tercero en mi campo de visión. La descomunal altura del hombre me hizo estremecerme sin embargo, su rostro formaba una sonrisa inocente, su larga cabellera marrón estaba suelta y levantaba la mano en forma de saludo hacia los peliazules, quienes dejaron de mirarme para corresponderle.

      De inmediato se reunieron los tres en un pequeño circulo a conversar, se veía a leguas que se conocían desde hace bastante por la soltura en la que se encontraban, aún, cuando el nuevo integrante sobrepasaba los dos metros con facilidad. Su aspecto físico intimidaba a cualquier luchador de la MMA.

— Te quedarás con Aldebarán — Dictaminó Saga volviendo junto a los demás a donde me encontraba.

Si antes quedaba como un duende al lado de las personas, estando frente a frente con Aldebarán me sentí un átomo.

Una diosa reencarnada | Saint Seiya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora