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Su respiración era acelerada como si se le agotara el oxígeno, sentía que se sofocaba mientras aquella rara extremidad oscura ascendía por sus piernas como si se tratara de una serpiente venenosa que acababa de elegir a su presa, enroscándose en ellas y seguía ascendiendo, haciéndole sentir que pretendía devorarlo en medio de la oscuridad de la habitación, sus ojos observaban esa cosa con absoluto terror, congelados, más era incapaz de mover su cuerpo o de gritar para pedir ayuda, pedir que lo salvaran de ese monstruo.
Una especie de gruñido gutural se oyó en la habitación.
La desesperación comenzaba a expandirse por todo su ser pero a pesar de sus esfuerzos era incapaz de mover un solo dedo, su piel se erizaba a medida que veía como esa serpiente que ascendía envolviendo su piernas era en realidad alguna especie de tentáculo, de apariencia viscosa y asquerosa, olía extraño además, parecía como si el monstruo estuviera hecho de alquitrán negruzco.
-Salem... -
Un susurro similar a un siseó viajó a través del aire pesado de la habitación hasta él, casi como si acariciara sus oídos, sus orbes oscuros se fijaron en la esquina de la habitación viendo como de allí parecía emerger aquella criatura sin forma ni rostro, hecha de alquitrán.
-Salem...
El monstruo nuevamente susurró su nombre, era un llamado, extendía más de sus deformes extremidades viscosas hacia él buscando alcanzarlo, como si ansiara hundirlo en aquella oscuridad de la que estaba hecho.
-No puedes huir de lo que eres...
El niño ya sentía que las lágrimas bajaban de sus ojos al hacerse a la idea de que sería sumergido en esa oscuridad y jamás volverían a saber de él, jamás volvería a ver a sus tíos o a su mami. ¿Dónde estaba su mami? Sentía que estaba a punto de orinarse en los pantalones a pesar de que ya no era un bebé.
El sonido de la puerta abriéndose le distrajo de su martirio, guiando su mirada hacia allá como podía notando que era su madre la que entraba en la habitación tan silenciosa como siempre se acercaba a él con expresión preocupada al verlo en tal estado de terror.
Cuando ella abrió la puerta, vio al monstruo retroceder, alejando sus extremidades de aquella presa indefensa, al momento en que la luz se encendió este desapareció como si se tratara de humo confundiendo al pobre niño. La muchacha, ya casi mujer, se acercó a su niño y le tomó el rostro viendo las lágrimas en este antes de ayudarlo a levantarse para envolverlo en sus brazos con una calidez maternal que pareció derretir ese hielo en que su cuerpo parecía haber estado sumergido, Salem al fin fue capaz de despegar su cuerpo de la cama y se aferró a su progenitora llorando en busca de consuelo.
-¡Mami! -Exclamó con un hilo de voz, aún estaba aterrado.
Parecía que su madre había alejado a la oscuridad esta vez pero... ¿Que pasaría si ella se iba y el monstruo volvía? ¿Que pasaría si no hubiera quién lo salvara la próxima ocasión? Porque había una extraña sensación en él, en su interior, que le decía que esa cosa volvería y no iba a dejarlo en paz hasta haberlo hundido en esa oscuridad, devorando cada parte de él.
O así era como su mente aterrada e infante procesaba lo que había pasado.
Ella lo meció suavemente entre sus brazos, acariciándole el pelo y dejándole algunos besos por la cabeza en un intento por calmar a su pequeño hijo, sin embargo, surtía efecto lentamente y lo sabía, ella se sentía un tanto impotente a veces por no poder tranquilizarle con palabras pero se esforzaba en que el niño le entendiera.
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Hopeless: Solo un poco rotos [TERMINADA]
Mystery / Thriller#3 Saga "Los Malditos" En el psiquiátrico de la desesperanza, encontraras casos particulares y otros no tanto, pacientes que tal vez queden marcados en ti, como la pirómana Annabelle o tal vez el esquizofrénico Nathan. Pero ten cuidado, porque tambi...