2° L I B R O | | S A G A S E A S O N S
2° Temporada de Winter
Él volvió a ver su pelo blanco como la nieve y sus ojos azules como el topacio, sí, sin duda la había vuelto a ver. Y esta vez no dejaría que se fuese a ningún lado. No dejaría que le aba...
Sasuke estaba caminando con Sarada por unos puestecillos en la calle principal de Konoha. Trataba de ser un buen padre para su hija, pero se le hacía tremendamente complicado. De repente, su hija paró en seco y se quedó mirando una joyería.
—Mira, papá. —La pelinegra señaló un cartel pegado en la entrada.
"La ninja del cristal creará las mejores piezas para ti". Sasuke tragó en seco, ella era la única persona que conocía con esa habilidad, pero si lo había conseguido dominar, ¿por qué no debería haber más gente pudiendo controlar el cristal?
—¿Qué pasa? —preguntó Sasuke sin prestar mucha atención.
—Quiero un collar, ¿podríamos entrar? —El pelinegro asintió y ambos entraron en la tienda.
Todo era blanco y negro, lo que hacía que los colores brillantes de las gemas resplandeciesen aun más. En un segundo, una chica de cabellos color cobre salió a recibirlos.
—¡Hola! Soy Maya, encantada de conoceros, ¿qué deseáis? —preguntó amablemente la chica.
—Me gustaría que "la ninja de cristal" me hiciese un collar, por favor —dijo Sarada sonriendo, Maya puso mala cara.
—Lo siento, pero Miyuki no se encuentra ahora mismo —explicó la mujer. El nombre que había dicho resonaba en la cabeza de Sasuke como mil espadas chocando entre sí.
Era imposible, no podía estar viva, solo había una persona en el mundo que pudiera salvarla, y desde la guarida a Konoha había un buen trecho andando. Miyuki no habría podido alcanzar a Tsunade a tiempo.
—Papá, ve tú a comprar, yo me quedo a esperarla, no tengo mucho que hacer —habló la niña sentándose en el sofá de la entrada. Sasuke asintió y Maya se apresuró a servir un té de cortesía a la chica que estaba a punto de perder un riñón por un collar.
El Uchiha se acercó a la de cabellos cobrizos y comenzó a hablar. Si había una mínima posibilidad de que ella estuviera viva, debía comprobarlo.
—Disculpa, ¿podría decirme dónde puedo encontrar a esa tal Miyuki? —preguntó Sasuke seriamente.
—Creo que está comprando en la frutería de aquí al lado, la de Sura. —Sasuke asintió y salió corriendo de la tienda bajo la atenta mirada de su hija. Quería verla, necesitaba verla, quizá, aquel día que se encontró con alguien de cabello blanco era ella. Qué estúpido había sido no siguiéndola.
—Sí, póngame tres manzanas y una pera, por favor —dijo una chica de ojos azules cargando una bolsa con verduras en ella. Era su voz. —Muchas gracias. —Sasuke agarró del hombro a la chica e hizo que diera la vuelta. Ambos se miraron cara a cara. Sasuke no cabía en sí de la alegría al ver a su primer y único amor, sin embargo, en los ojos de Miyuki solo se podía apreciar miedo.
—Miyuki... ¿eres tú de verdad? —preguntó el Uchiha sonriendo ampliamente.
—S-sí, ¿y tú eres...? —dijo la chica desconcertada, Sasuke hizo una carcajada y la sonrió amablemente.
—No sabía que había cambiado tanto, soy Sasuke Uchiha —Miyuki abrió los ojos sorprendida e hizo una reverencia.
—Perdóneme por no haberlo reconocido señor, usted es el gran Sasuke Uchiha, uno de los que acabó con Kaguya —explicó para sí la peliblanca, sin saber muy bien por qué, el mundo de Sasuke se cayó delante de él, sin poder hacer nada para evitarlo.
—¿No me recuerdas? Soy yo, de cuando estabas en Taka, éramos amigos —habló el Uchiha borrando su sonrisa.
—Disculpa, pero yo llevo aquí desde mi adolescencia... no recuerdo nada más antes de mis 17 años, discúlpeme —se excusó la de ojos azules. Sasuke no sabía qué era mejor, si pensar que estaba muerta o que no lo recordase.
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