El viento helado de la guerra había comenzado a soplar en Konoha. El ejército de la aldea de Cristal estaba al llegar, y, todos los ninjas, conocedores de su fuerza, se reunieron para proteger Konoha.
Miyuki lucharía en primera línea junto con Naruto y los Hyuga. Había entrenado sin descanso para matar a su padre, obviamente no estaba a su nivel, pero había acordado con el Uzumaki que ella asestaría el golpe final.
De un momento a otro, se abrió una enorme brecha en el cielo y, de ella, comenzaron a salir miles de kunais hechos de vidrio, detrás, se encontraba el temible ejército de cristal.
—¡A mi señal quiero que todos estéis en las posiciones indicadas! —exclamó Naruto, varios ninjas crearon una barrera de chakra para detener a las armas—. ¡Ya!
La crueldad de la guerra se había llevado por delante a muchos ninjas y civiles, aun así, Konoha llevaba una clara ventaja en la batalla.
—¡Miyuki! ¡A tu izquierda! —gritó Makoto luchando contra un hombre que hombre.
—¡Sí! —De la mano de la peliblanca salió una estaca de cristal que se clavó en el corazón del ninja.
Miyuki corrió hacia donde estaba Naruto, sin duda estaba ocupado luchando contra su padre, pero ella no se quedaría atrás. Saltó y, en el aire, creo miles de lanzas de cristal que lanzó hacia su padre. Él las detuvo sin inmutarse.
—Miyuki, me alegra ver que has podido soportar la pérdida de ese Uchiha —comentó él con sorna. El Uzumaki creó un Rasenshuriken y se lo lanzó—. ¿Qué piensas hacer?
—Matarte —respondió ella poniéndose al lado de Naruto.
El hombre ya estaba muy debilitado como para seguir luchando, Naruto y Miyuki lo sabían.
—Si tengo que morir, deja que sea en tus manos, Miyuki —susurró él.
—He tenido que masacrar a mi gente, has destruido la aldea, has matado a la persona que más amaba en el mundo... Concederé tu capricho porque también es el mío. —Miyuki creó una espada de cristal y rebanó la cabeza de su padre. La levantó del pelo y la mostró hacia el cielo. —Sasuke, hemos ganado... —Miyuki cayó al suelo.
—¡¿Miyuki?! ¿Qué pasa? —preguntó Naruto.
—Necesito descansar, unos minutos o unas horas. Gracias por dejar que cumpla mi sueño. Quizá es la hora de que me reúna con Sasuke, qué pronto. He usado mucho chakra... —Miyuki sonrió.
—Miyuki, no esperaba verte tan pronto aquí —dijo una voz grave y rasposa, ella la reconoció al momento.
—¡Sasuke! —Miyuki corrió a abrazarle. —Lo hemos conseguido, hemos matado a mi padre.
—Lo sé, te he visto.
—¿Cómo es el cielo? Ahora que me voy a quedar aquí algún tiempo, debería saber sobre él... —Miyuki sonrió.
—No... Este es mi último deseo, es más, aunque hubieses muerto, no creo que fuéramos al mismo sitio. —El Uchiha sonrió.
—Oh... Entonces, déjame decirte te quiero por última vez. —La peliblanca le abrazó.
—Espero que seas feliz, Miyuki, sin importar nada ni nadie, lucha por lo que creas y deja que viva en tu corazón por más tiempo. —Sasuke correspondió el abrazo.
—Te quiero mucho, por favor, vuelve —susurró ella al borde de las lágrimas.
—Ojalá nunca me hubiese ido, pero este es mi último mensaje para ti.
—¿Por qué? ¿Por qué te has tenido que ir tú? —Miyuki golpeó el pecho del hombre débilmente.
—Digamos que eras tú o yo, y siempre te elegiría por delante de todo. —Miyuki comenzó a desvanecerse.
—Te quiero. —Miyuki abrazó una última vez a Sasuke y él, otra vez, le correspondió.
—Yo lo hago mucho más, hasta siempre, Miyuki.
—Te veré en mis sueños. —La peliblanca desapareció al igual que el Uchiha.
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Spring | Sasuke Uchiha
Hayran Kurgu2° L I B R O | | S A G A S E A S O N S 2° Temporada de Winter Él volvió a ver su pelo blanco como la nieve y sus ojos azules como el topacio, sí, sin duda la había vuelto a ver. Y esta vez no dejaría que se fuese a ningún lado. No dejaría que le aba...