2° L I B R O | | S A G A S E A S O N S
2° Temporada de Winter
Él volvió a ver su pelo blanco como la nieve y sus ojos azules como el topacio, sí, sin duda la había vuelto a ver. Y esta vez no dejaría que se fuese a ningún lado. No dejaría que le aba...
Habían pasado un par de meses, Sasuke había encontrado una casa donde vivir cómodamente y estaba oficialmente divorciado. Aunque no todo eran risas, Sakura y Sarada le habían retirado la palabra. Miyuki y Sasuke se veían muy seguido, tanto que las revistas del corazón como Konoha Beats, habían escrito varios artículos sobre ellos, tales como La amante secreta de Sasuke Uchiha.
Miyuki estaba trabajando como joyera todavía, era algo que le fascinaba. De repente, la puerta del establecimiento sonó, justo cuando su compañera —que se encargaba de la parte cara al público— no estaba, así que le tocó salir a recepción ella misma.
—Hola, ¿Sakura? —saludó Miyuki bastante desconcertada—. ¿Necesitas algo?
—No seas tan formal, nos conocemos bien —dijo la de ojos verdes. —He venido a decirte que las chicas y yo vamos a comer, puedes venir si quieres.
—Será un placer, gracias —respondió la peliblanca sonriendo.
—Por cierto, he visto los periódicos sobre ti, es asqueroso. Bueno, ya sabes, la prensa es así —habló Sakura, la de ojos azules asintió—. Si Sasuke quiere estar contigo, debes ser alguien muy importante para él. Te deseo mucha suerte, en serio la vas a necesitar. —Rió.
—Pero no trato de ser su novia ni nada así, de verdad, solo lo considero alguien agradable —explicó Miyuki.
—¿Sabes? La última palabra que se me viene a la cabeza para describir a Sasuke, es agradable —comentó la Haruno—. Te ha debido mostrar una faceta suya fascinante. En cierta forma, te envidio.
—No debería... —susurró la peliblanca.
—Tranquila, ahora entiendo a Naruto... él me quería por su rivalidad con Sasuke, creo que me pasó lo mismo pero con Ino, quería parecerme a ella e incluso adopté su interés amoroso. Es gracioso si lo piensas —explicó Sakura.
—Seguro que encuentras a alguien, es decir, ¿quién no querría estar contigo? —dijo Miyuki.
—Me halagas, cariño. Pero creo que eso debería ir dirigido a ti —contestó Sakura mirando a la mujer de delante, que parecía esculpida por los dioses.
—No me refería solo al físico, sino a la inteligencia, se ha convertido en un gran ninja médico, eso es increíble. —Miyuki sonrió.
—Vas a hacer que me sonroje. —Sakura miró la hora. —¡Mira qué tarde es! Te espero a la una en Ichiraku. —Se dirigió a la puerta. —¡Y deja de ser tan formal! —exclamó saliendo de la tienda. Miyuki suspiró aliviada de que Sakura no la odiase, en el fondo. La Haruno había cambiado tras la marcha del Uchiha, y era para bien.
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Quedaban diez minutos para la comida, Miyuki agarró su abrigo y bufanda y salió de su tienda. Caminó cinco minutos hasta el restaurante y se sentó al lado de Hinata, la única que había llegado.
—Buenas, Hinata —saludó la peliblanca.
—Hola, Miyuki, me alegra que hayas podido venir —dijo la Uzumaki sonriendo—. Ino, Tenten, Sakura y Temari deben estar al llegar.
—Todas debéis estar muy ocupadas... —susurró Miyuki.
—Eso te incluye a ti, tu tienda cada vez tiene más éxito. Hace un momento que he acabado de entrenar a Himawari y a Boruto, ahora están con su abuelo, he pasado por delante de la tienda y estaba a rebosar —explicó la de ojos perla. Por la puerta entraron Ino y Sakura charlando entre sí.
—Hola, chicas —saludó Ino, Sakura movió su mano sonriendo.
—Buenas —dijeron Hinata y Miyuki a la vez.
—Oh, ¿Temari no ha llegado aún? —preguntó Sakura extrañada.
—No, debe estar al llegar —respondió la Uzumaki. Temari entró por la puerta.
—Veo que estabais esperándome. —Rió la Nara.
—¿Cómo era eso de no invocar al diablo? —comentó Ino satíricamente.
—Venga, chicas, tenemos una reserva —dijo Sakura sentándose en una mesa con sus nombres.
—Tú debes ser Miyuki, ¿verdad? —preguntó Temari, la nombrada asintió—. No había tenido el placer de conocerte antes, soy Temari Nara.
—Bueno, yo soy Miyuki, un placer —habló la peliblanca sonriendo y sentándose entre Hinata e Ino.
—¿Y tu apellido? —preguntó Temari.
—Ah, claro, creo que nunca he dicho que no tengo un apellido —contestó Miyuki.
—¿Es eso posible? —cuestionó Sakura.
—A ver, padres debo tener pero no sé mis apellidos —respondió la peliblanca de nuevo.
—Oh, ¿ese no es Kakashi? —preguntó Hinata.
—Sí, pensaba que estaba fuera... Esa es su esposa, Makoto —explicó la Yamanaka.
—Podríamos invitarla. —sugirió Sakura, todas asintieron—. ¡Makoto-sensei! —exclamó, la mencionada se giró—. ¡Venga! —Makoto caminó hacia ellas.
—¿No me puedo librar de vosotras ni retirada? —preguntó la Hatake riendo.
—Coma con nosotras, como en los viejos tiempos —dijo Hinata refiriéndose a cuando eran pequeñas.
—Está bien, está bien. —Makoto miró a Kakashi, perecía que se entendían a través de sus ojos, pues él se retiró.
—¡Genial, comida de chicas! —exclamó Ino sonriendo, todas asintieron felices.
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