capitulo 22.

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Hoy es el día, no puedo creer que la ansiedad se apodere de mi a estas alturas, me parece ridículo, pero aquí estoy frente al espejo, respirando hondo y mirando la imagen que me parece oscura y vacía, se refleja una bestia. Sé que con esto no redimo mis acciones, pero al menos hare algo bueno aunque sea una vez en mi vida.

No negaré que siento miedo, más del que creí, más del que sentí aquella vez cuando aun siendo niño y teniendo algo de luz en mi ser corrí a proteger a mi madre, ganándome un duro golpe y un recuerdo amargo. Pero esta es mi última oportunidad, si tantos años me encerré bloqueándome por ese miedo y liberando mi ira hacia quien no la merecía, este es mi momento de liberarme… liberarme de esos fantasmas. No quiero ser como él, no quiero convertirme en un ser idéntico a él, no lo permitiré.

El celular en mi mesita de noche empezó a sonar, lo tomé y tras ver de quien se trataba contesté.

—Debes pasar por Hinata, Hiashi y Fugaku. Quieren hablar con ustedes antes que la fiesta comience.

— ¿Y ahora que quieren?

—Deben tratar de actuar como antes, o mejor, no levanten sospechas.

—Entendido.

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Y ahí estábamos, después de pelear con Naruto pues no la quería soltar; es tan infantil con sus estúpidas amenazas de muerte. ¿Quién podría tenerle miedo con esa cara de tarado que se carga? Bueno ahí estábamos, en el despacho del padre de Hinata, con una tensión tan espesa que podía cortarse con una katana.

—Me alegro que hayan recapacitado— y fue el señor Hiashi quien rompió el silencio—. Espero que cosas como estas no se vuelvan a repetir y que sean capaces de solucionar sus problemas maritales como una pareja madura, sin recurrir a terceros — indicó con sarna— y sin huir de casa— y esto lo pronunció mirando de manera acusadora a la pobre de Hinata que parecía hacerse pequeña ante aquella mirada.

"—Tú y yo somos iguales Sasuke…"

Ahora creo esas palabras que ella me dijo antes de marcharse de casa, ambos les tenemos un terror a esos hombres que están del otro lado del escritorio que nos hace cortar nuestra propia voluntad.

A mí me hizo aceptar esta farsa y obligarla a ella a seguir a mi lado, por miedo a que él tomara represarías… recuerdo sus palabras claras.

"Debes hacer que ella te ame, ¿o es que ni eso eres capaz de hacer?"

Eso me enfurecía tanto, juré hacer que me amara, que estuviera conmigo y así callarle la boca a mi padre… si soy capaz de hacer que ella me ame, me respete.

Pero tras un largo año de matrimonio no conseguí eso, y el respeto no me lo gane como se debía, al sentirla tan lejos la obligue a acercarse de la peor forma, y como fui incapaz de hacer que estuviera conmigo por amor use la forma que él me enseño… retener por temor.

"— Aunque no lo admitas sabes que así es… ambos, sumidos bajo la sombra de una familia a la cual no somos dignos, siendo comparados constantemente, y a pesar de los esfuerzos que hagamos jamás, jamás vamos a llenar las expectativas de esas personas. "

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