capítulo 9.

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Que frio siento…

¡OH! Ya veo, olvide cerrar las ventanas. Qué raro Juraría que las había cerrado antes de acostarme.

Me levanto, dirigiendo mis pasos hasta el ventanal que yacía abierto, permitiéndole al viento colarse hasta el interior de la habitación.

Me costó un poco cerrarlas, pues las corrientes de aire eran muy fuertes.

Al fin pude colocar el seguro a las ventanas para que no pudieran abrirse nuevamente, pero antes de que pueda girar y dirigirme hacia la cama nuevamente…

Siento unos brazos fuertes rodear mi cintura… ¿un hombre?

…. Acomoda su rostro en el hueco de mi hombro… muy cerca de mi oído.

Su respiración es irregular, sacando bocanadas de aire caliente que rozan con mi cuello… provocando que una corriente eléctrica baje por mi espina dorsal.

Su mano se desliza con lentitud por debajo de mi camisa… pasando por mi vientre, subiendo más mas, las yemas de sus dedos rozando con mi piel nívea provocando que los bellos de todo mi cuerpo se encrespen… saca su mano de mi camisa y voltea mi cuerpo, quedando frente a frente.

Sus orbes azules están dilatadas y se ven más oscuras… ¿deseo? Acaso eso es lo que veo.

Sus manos están posadas en mi cintura, trasmitiéndome el calor que ellas desprendían. Aumentando así la temperatura en mi propio cuerpo.

Acerca sus labios hasta mi oído izquierdo… Joder su aliento es tan tibio que siento que me enciende la sangre.

-Hinata, déjate llevar-

Sentí su aliento sobre mi lóbulo y el frio de su lengua húmeda rozar con él… un leve mordisco fue el detonante de aquella ráfaga de fuego que bajo hasta mi vientre, consumiendo mi raciocinio y activando cada milímetro de mi cuerpo.

Sus labios besaron mi cuello, y su lengua me humedecía la piel, sus caricias eran tan excitantes y embriagadoras… sin poder contenerme pequeños gemidos salían de mi boca al sentirlo en aquella zona que jamás pensé fuera tan sensible a las caricias.

Mis piernas tiemblan, juro que caería al suelo de no ser porque él me sostiene…

Detiene sus besos sobre mi cuello y coloca su rostros frente al mío posando su frente sobre la mía… y nuestros ojos se ven fijos… lo sabía, este hombre descontrola mis sentidos… sé que no debo, sé que esto no es correcto… pero, pero lo deseo, lo deseo con todas las fibras y moléculas de mi ser.

Sus ojos parecen tener una especie de magia que me vuelve adicta a ellos, sus labios se encorvan en una minúscula sonrisa… acto seguido desliza su lengua sobre su labio inferior. MIERDA que sexy se ve haciendo eso, trato de evitar su mirada, pero me es imposible.

–te deseo Hinata, no sabes cuánto-

Sus labios se posan en los míos, cuanto había anhelado este beso, sus labios tan cálidos y carnosos, tan dulces y húmedos se entrelazan con los míos en una danza armónica y apasionada.

Mis manos se aferran a sus anchos hombros. El beso se hace más exigente, más apasionado, nuestras lenguas se encuentran, saboreando con desesperación, deseando más… más… más.

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