V. INTERCAMBIO

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Apague mi celular y me dirigí a la universidad para pagar mi semestre, primero me di un par de vueltas por el campus y me tome la libertad de fumarme un cigarrillo en la zona F, la nicotina llenándome los pulmones era sin duda uno de los placeres que más me hizo falta en todo este tiempo, camine sin rumbo fijo alrededor de una hora, hasta que por casualidad llegue a registro y control así que decidí hacer el pago de mi semestre de una vez, estaba en la sala de espera únicamente con un pañuelo en la boca, la ropa que traía puesta, mi billetera y las llaves de mi apartamento, mi turno estaba próximo hasta que vi el cartel del intercambio, mis ojos se iluminaron; y ahí, sentada en medio de la sala de espera me puse a llorar, mi corazón se ablando al ver lo que tanto anhelaba, aventura y fascinación por lo nuevo, llore mucho, no sé si era la idea de irme de intercambio a Sonora, México, si era por haber sido humillada por la mujer del profesor, o si fue el hecho de recordar que el único hombre de mi vida tenía una mujer importante en su vida y claramente no era yo, o quizá lo era todo, como fuese quería largarme bien lejos. Y así lo hice, realice el trámite y pague todo lo que tenía que pagar con el fondo de estudio que tenía cupo de hasta 14 millones de pesos para mi universidad.

-Así que quieres conocer México, Mile-.

-Así es Sandrita, creo que aires nuevos me harán muy bien-.

-Bien, solo debes ir a llevarle esto al coordinador Alberto para que lo firme, como ya eres mayor no necesitamos permisos de nadie, así que ve a que lo firme él y que lo firme el decano y estará todo listo para los preparativos-.

-Bien, gracias Sandrita-.

Me seque las lágrimas y entre al baño, me lave la cara, tome mi maquillaje, me maquille, me peine, acomode mi ropa y me mire al espejo, no permitiré que Alberto me vea destrozada. Salí y me dirigí a su oficina, mi puta sorpresa; Guillermo estaba ahí, me echó una mirada y se detuvo en la herida de mis labios, torcí y me dirigí directamente a Alberto.

-Necesito que firmes esto papi-. Alberto se estremeció al escucharme hablarle así, como le gusta al cerdo ese.

-¿Y qué será?-.

-Los papeles para el intercambio-.

-¿Intercambio?- Dijeron ambos al unísono.

-Así es, intercambio a Sonora, México-.

Alberto y Guillermo se miraron, como han sido viejos amigos desde hace mucho ellos se hablan con las miradas, Alberto deja el documento sobre su escritorio en una pila de otros muchos documentos

-Yo luego lo reviso nena, no te preocupes-.

-Tranquilo, mientras voy con el decano- Le digo mientras tomo mi documento de vuelta y me dirijo a las escaleras que dan a la oficina del decano.

-No, espera-.

-Para nada, la burocracia es para el gobierno, yo agilizo mis tramites no se preocupe-.

Salí caminando a toda marcha y sentí como Guillermo salió tras de mí, camine y subí las escaleras tan rápido como pude, sin tocar entre a la oficina del decano y deje a Guillermo por fuera, el decano era un hombre bajo, cabello color plata y en sus ojos se notaba el principio de ceguera, sin embargo siempre usaba perfumes de madera y era un hombre muy vanidoso, me miro de pies a cabeza de forma despectiva, me ha entregado un par de veces conmemoraciones por buenas notas, pero dudo que se acuerde de mí, pensé que si me veía vulnerable entraría más afablemente a una conversación con él... después de todo, todos los hombres aman a una mujer linda que se avergüenza de todo, así que lo hice, me petrifique en la puerta sin decir nada y después de un incomodo silencio él rompe el hielo.

-Bueno... me vas a decir ¿Qué haces aquí?-.

-Sí claro, emmm, vera usted, quiero hacer mi último semestre de intercambio, tengo el documento listo, el coordinador Alberto está ocupado así que supuse que usted podría firmarme esto mientras lo espero-. Hacia como que se me trababa la lengua y que me temblaba la mano pero le acerque el documento con disposición, el decano lo tomo, me lanzo una última mirada para luego echarle un vistazo al documento, tras un silencio sepulcral levanto la cara hacia el monitor de su computador, tecleo un par de cosas y luego me miro.

Diario de una sociópata (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora