IX. BUENA CAZA

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Me baje y camine victoriosa hasta el ascensor sin decir nada ni mirar a nadie, espere por él, cuando llego junto al hombre de la recepción subimos hasta el último piso, estaba muy ansiosa por ver en que quedaban los juegos tan crueles con un hombre tan peligroso e impredecible como Guillermo, si bien me hacía una idea de lo que era capaz, la incertidumbre me calentaba con rapidez, no íbamos ni por el piso 14 y mi entrepierna ya estaba tan húmeda que apenas si podía contenerme. Finalmente, llegamos. El hombre del ascensor abrió las puertas y volvimos al inicio, pero ahora las luces de la ciudad decoraban magníficamente el lugar.

Salimos del ascensor y una vez se cerró lo vi quitándose la corbata roja, yo me saqué los zapatos con calma y me quite todas mis joyas, me miro por un par de segundos.

-¿Quieres jugar algo?-.

-¿Qué sería?-

-Simple, si logro darte una nalgada serás mía toda esta noche y el fin de semana-.

-Eso suena fácil-.

-Tendrás que hacer todo lo que te ordene, y conociéndote, te será imposible obedecer todo el tiempo-.

-¿Si podemos jugar aquí?-

-Es lo suficientemente grande, así que te daré 10 segundos para que hagas lo que quieras, esconderte, revisar el lugar, buscar con que defenderte, lo que quieras. Usa esto para tapar mis ojos-. Me paso la corbata roja para taparle los ojos, y eso hice. Lo vendé y lo senté en una silla en medio de la gran sala, baje un poco la luz para que se hiciera romántica.

-¿Y yo cómo gano?-.

-Si no consigo darte una nalgada en los próximos 30 minutos tú ganas-.

-Bien, porque deseo lo mismo que tú, que seas mío toda esta noche y el fin de semana-.

-Perfecto-.

-Listo, estás justo donde te quiero-.

-Bien, tienes diez segundos... a partir de ahora-.

Finalizada la frase comenzó a contar, yo tomé mi collar y mis pendientes y salí corriendo, no conozco el lugar, no sé exactamente cuántas habitaciones hay, no sé cuántos baños hay, no sé qué hay aquí, tengo una gran desventaja, pero lo conozco a él, se cómo se mueve y como piensa, ya debió haber pensado en todo lo que me hará, pero como cedió a la provocación tengo la idea de que realmente no preparó un terreno de juego apropiado para que gane... siete segundos... buscar un lugar estrecho puede que me de ventaja si debo pelear, no sabe hasta qué punto exacto mejore mi habilidad física, sin importar los mil informes que le pudo enviar Gabriel... cinco segundos... por otro lado la falta de espacio para movilidad puede jugarme en contra, supongo que mientras más lejos mejor... tres segundos... no me voy a ocultar, en menos de media hora podría encontrarme, a menos que me mueva constantemente, debo ser muy sigilosa. Sí, eso haré, todo este tiempo mientras pensaba encendí ciertas luces de ciertas habitaciones mientras otras se quedaban apagadas, podre confundirlo un rato, sin duda vendrá a revisarlas todas con sed de caza, siempre me sentí perseguida por él pero esto es otro nivel.

-Lista o no, voy por ti caramelo-.

Lo que traigo no me ayudaba a moverme así que comencé quitándome todo, estaba en una habitación con una cama enorme y un gran closet, decidí meterme al closet y quitarme la ropa, tengo tres disparos exactos que me proporcionan lo que traigo en mis manos, no quiero involucrar armas porque de preferencia evitar un combate directo me resultara mas ventajoso así que será mejor aprovecharlos. Me quede en silencio mientras escuchaba el reloj de la habitación dar el golpe por segundo, mis ojos se acostumbraban a la oscuridad, por otro lado esperaba despistarlo un poco con las demás luces, sé que si me voy de frente a él me ganara, es más grande y más habilidoso que yo físicamente, mi estrategia era cobarde pero plausible, hacerlo perder el tiempo hasta que el reloj diera a las 12:30 am en punto. 

Diario de una sociópata (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora