Sir》SaintPerth AU《

26

Y ahí estaba. En silencio. Sentado en su sofá blanco con una hoja entre sus brazos. "Carta de Renuncia" se podía leer en la parte posterior de ésta. Llevaba varios minutos ahí, sin moverse, leyendo una y otra vez aquel título. ¿Enserio lo haría? No estaba seguro. ¿Dejaría todo sólo por un muchacho? Todo a pintaba a que si lo haría. ¿A Perth le importaría su repentina renuncia? Obviamente que no. ¿Lloraría? No.

-Al demonio- el reloj marcó las 8 de la mañana en punto y Saint se levantó. Decidido. Salió de su departamento vestido con lo que habitualmente se ponía para ir al campus, su portafolio en un costado de su cuerpo y la hoja de renuncia siendo cargada en la otra mano. Subió a su auto. Condujo en completo silencio hasta el estacionamiento del campus y bajó del coche para dirigirse a la dirección.

Y dio tres toques.

-Adelante- la habitación estaba en completo silencio, lo máximo que se podía oír es el movimiento del pequeño ventilador que God tenía en su escritorio-. ¡Oh, Saint! Que bueno es verte. ¿No tienes clases recientemente?

-Si... Sobre eso, yo...- sin decir mucho, el pelinegro levantó la mano donde tenía la carta y la extendió hasta que quedó frente a God.

-¿Qué es esto?- el castaño leyó lentamente el título resaltado de la hoja y después soltó un suspiro-. ¿Estás seguro?

-Si- respondió seco.

-Yo... Escucha, Saint... Eres mi mejor maestro, creo que nunca habían aprendido tanto los alumnos como lo hacen contigo. Sus notas han subido muy notablemente. Sería realmente un desperdicio perder a un maestro como tú...- la voz de God era seria. Cada palabra que salía de su boca no se referían a Saint como un amigo, ni siquiera como un conocido, más bien como un desconocido que era el mejor en su trabajo. El pelinegro no supo en que momento, el castaño, se levantó de su silla de cuero y se colocó justo frente a él-. De verdad, no puedo permitir dejarte ir así. Te daré unos días. Relájate. Arregla todo... Yo... Yo inventare algo. Pero enserio. Todos te necesitan aquí... Incluso aquel chico.

-Me reconfortas tanto- algo de ironía se lograba percibir en esas palabras-. Entienda, por favor. Yo ya no puedo estar aquí.

-Bien...- God volvió a sentarse, derrotado suspiró y con su más sentido pésame, firmó la hoja y se la devolvió a Saint-. Espero verte pronto.

-Yo igual, amigo...- sin más, salió de la oficina.

Vio como muchos adolescentes caminaban en diferentes direcciones, haciendo distintas cosas, algunos hablando, otros con su vista en el teléfono y unos cuantos con audífonos en sus oídos. El pelinegro se dirigió a paso lento hasta el estacionamiento, viendo todo a su alrededor, escuchando cómo sonaba la campaña, veía a algunos jugadores de fútbol, entrenando. Parecía que todos tenían una vida feliz. Menos él.

-¡Hey, Saint!- y antes de poder subir a su auto, escuchó como lo llamaban. Volteó al frente y se encontró con un particular chico de cabellera rebelde y un narcisismo extremo-. ¿A dónde vas?

-Hola, Sood. Bueno, saldré un momento...- mintió. No quería que nadie supiera de su repentina renuncia pero aquel chico no era tonto, no por nada le llamaban "el rey del chisme". Disimuladamente vio la hoja que cargaba en su mano y apenas y pudo leer "carta de..."

-¿Qué es esa hoja?- preguntó curioso.

-Oh, nada- y antes de poder leer más, Saint arrugó la hoja y la aventó al interior de su auto-. Deberías entrar a clase, se te hará tarde.

-Tienes razón... ¡Nos vemos!

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Era la hora del almuerzo y todos los chicos salían en manadas rumbo a cualquier puesto ambulante o a la cafetería que estaba dentro del campus. Como era de costumbre, el cuarteto de jóvenes se dirigía a un puesto de brochetas, tres de ellos iban tonteando, como siempre, y solamente uno iba en su mundo.

-¡Oye, Perth! ¿Por qué tan decaído, amigo?- Sood se acercó al susodicho y lo abrazó por los hombros-. Hoy vi a tu novio, en el estacionamiento.

-El ya no es mi novio...- susurró sólo para él y Sood.

-¡oh, vamos! ¿Qué pasa? ¿Problemas de pareja? ¡Todo el mundo los tiene!- Sood era fan de hacer sentir mejor a la gente, era de esas personas que sí tú tenías un día gris, él llegaba y te pintaba un bello arcoíris-. Por cierto, lo vi con una hoja que tenía el título de una carta. Pero no pude leer lo demás.

-No me importa.

-Bueno, yo sólo decía...- murmuró Sood, derrotado, para después alejarse y volver a hablar con James y Sammy.

Pero en la mente de Perth comenzaron a divagar muchas ideas. ¿Carta de qué? ¿Para quién? ¿Qué estaba pasando? Sin ser tan indiscreto, comenzó a alentar el paso y dejó que sus amigos se adelantarán, dejándolo solo y así poder ir a investigar. Todo era muy extraño. No había visto en todo el día a Saint. No quería admitirlo pero sentía, muy en el fondo de su corazón, algo de preocupación.

Llegó a los salones más alejados del campus -donde estudiaban los de primer año- y buscó entre las aulas a Mean. Con la esperanza de que él le puede se explicar la ausencia del mayor. Casi cuando ya se iba a dar por vencido ya que los salones se terminaban, del último salió un hombre vestido con pantalón negro, camisa blanca y sandalias cafés cargando un portafolio y detrás de él, al menos una docena de chicas comiéndoselo con la mirada.

-Hagan su tarea, niñas- como todo un don Juan, soltó un niño al tumulto de adolescentes y estas suspiraron. El mayor volteo en dirección al chico y sonrío-. ¡Hola, Perth! ¿Qué pasa?

-¿S-sabes por qué Saint no vino hoy?

-Yo... Bueno... Te lo diré pero de mí no lo escuchaste...- Mean bajó el volumen de su voz y arrastró al chico hacia un pasillo solo-. Él renunció.

-¿¡Qué dices?!

-¡Shh! Está mañana llegó con la carta de renuncia y se la dio a God.

-Con que es así...- susurró Perth, algo triste. Tenía que hablar con él. Debía hablar con él-. Muchas gracias, Mean.

-De qué, pequeño.
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Chales. Va de mal en peor está cosa xc drama is drama. Pero ya se viene lo bueno x3
No sé cuántas veces he dicho esa frase en todo el fic JAJAJAJ es que amo es meme.
Well.
Me despido.
Voten y comenten ❤️
P.D. Antepenúltimo capítulo 😭💔

-Jjk_Kyg18.