6| Eres un rompecorazones

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| B L A I R |

La brisa nocturna revoloteaba por completo mis cabellos rojizos, pudiendo producir un pequeño escalofrío que recorrió mi espina dorsal, aún así no me importó, puesto que a cobije mi cuerpo en la suave y caliente chaqueta.

Miré hipnotizada el centellar de estrellas que se repartían libremente y sin un orden por todo el cielo completamente oscuro, era tan potente es todos los ámbitos que mirarle me hacia sentir como una pequeña e insignificante humana.

—Siempre veníamos con Freya aquí la primera vez que nos mudamos—rompí el silencio que nos inundaba.

—Me gusta, no imaginé que sería tan atrayente—murmuró deslizando el cigarrillo hasta sus labios, por lo que a través de aquella capa de humo que le inundó, vi como su cabello rubio se opacaba—. Dijiste "veníamos" ¿Por qué ya no lo hacen?

Me quedé por un instante analizando sus palabras o quizás buscando las palabras adecuadas para responder. Últimamente con mi hermana mayor las cosas ya no eran como antes, digo ella sigue preocupándose de mi y yo de ella, pero era distinto, ya no sentía esa confianza que teníamos desde niñas.

—No lo se, supongo que crecimos y nos distanciamos—susurre mirándole a través de mis pestañas y tomé el cigarrillo que me extendía—. Lo sé suena estúpido, considerando que vivimos juntas pero mi hermana vive su mundo y yo el mío.

El humo del tabaco llenó mis pulmones de aquella hierba tóxica, sabía que era malo para la salud, lo dice alguien que trabaja de ello pero en estos momentos estaba tan tranquila y relajada que un cigarrillo no me vendría mal.

—No me resulta estúpido, hay veces que ciertas cosas o circunstancias hacen que no todo sea como uno recuerda—volteó a mirarme con una sonrisa llena de melancolía—. Con mi hermano éramos así. Dejamos de hablar hace mucho tiempo.

Pestañee mirándole de soslayo, esperando que siguiera hablando.

—Él se caso, yo no, él formó una familia y yo ni siquiera puedo tener un compromiso con alguien—inhalo girando su cuerpo por completo en mi dirección—. Mi madre dice que soy como la oveja negra de la familia, pero intento que eso no afecte el como soy.

—No deberías, es tu esencia y no tienes que cambiarla.

Comenté balanceando mi cuerpo mientras aferraba mis manos al barandal, sintiendo la adrenalina de que en cual momento pudiera perder el equilibrio.

—A ti te molesta que sea demasiado egocéntrico—me sonrió cogiendo un mechón que se enredó en mis pestañas como un intruso.

—Un poco si, es solo que me parece que eres el tipo de persona que es todo un rompecorazones.

Rió por lo que había dicho, mis palabras le hacían gracia y lo cierto es que a mi también—. Nunca me he enamorado así que es fácil para mí ser así.

—No te preocupes, yo tampoco me he enamorado nunca y cada cumpleaños que pasa dudo que eso suceda algún día.

Dije con total sinceridad, ya no esperaba nada, ni nadie, simplemente dejaba que las cosas pasaran. Por ahora solo me importaba vivir mi vida y mi juventud al máximo porque esto algún día, tarde o temprano se iba a terminar y me plantearía el por qué no viví más experiencias cuando pude hacerlo.

Sentí los dedos delicados de mi acompañante sobre mi mandíbula, con la intención de poseer mi atención. Sus labios delicados y tibios se posaron sobre los míos, me giré por completo para estar más cómoda sobre su pecho, Kai me comprendía y quizás solo quizás no éramos tan diferentes como yo pensaba.

—Eres un misterio Blair—murmuró depositando pequeños besos sobre aquellas casi inexistentes pecas que se repartían por mí cuello.

Sus manos recorrieron con calma mi espalda, la cual mantuvo sus dedos presionados sobre mis omóplatos. Me sentí a gusto con aquel chico que me hacía vivir un momento de diversión ante mi rutinaria vida. Solo quería olvidarme por un segundo de todo y todos, y eso era lo que me daba Kai.

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