| B L A I R |
Una semana más en donde la rutina había vuelto, me había despedido de Kai por el móvil ya que estaba de turno en el hospital, lo cual no tenía previsto.
A pesar de que conocimos bastante poco, debo admitir que resulta ser una persona sin ataduras, que te entrega esa seguridad y libertad que en ocasiones busco desesperadamente.
Miré aquellas casi inexistentes arrugas en la frente de Grace, mi mamá. Ella es demasiado hippie, siempre buscando el positivo a las cosas, aunque el mundo se esté cayendo y esté todo al revés, encuentra la manera de calmar esa tempestad que nos puede inundar.
—¿Cómo te ha ido en el trabajo cariño?—el cabello rojizo, igual al mío, se encontraba recogido en un adorable moño.
—Bien, bastante trabajo. Ya sabes como es—me dedicó una sonrisa alentadora, de esas que solo ella sabe entregar. La extrañaba en ocasiones.
—No debes descuidar tu salud, Blair. Siempre es importante tu bienestar emocional.
Para mi madre lo primero es nuestra salud mental, que estemos bien con nosotros mismos. Tomé un sorbo de mi té caliente que ella había preparado para nuestra visita.
—Lo sé, lo hago.
Nuestra antigua casa queda a las fueras de la ciudad, donde solo podemos encontrar árboles y más árboles a nuestro alrededor, así lo decidieron mis padres, no querían que estuviéramos rodeadas que tanta tecnología y cosas que nos hagan alejarnos de nuestra familia.
—¿Quieres que te lea las hojas del té? —escuché susurrarme por encima de las voces que provenían de la sala de estar. Donde se encontraba mi papá con Freya y Adriel.
Cuando era pequeña amaba que lo hiciera pero a medida que iba creciendo, la magia se iba perdiendo, mi mente infantil había dejado de imaginar todo lo que ella me leía o que veía venir. Debo admitir que en reiteradas ocasiones conseguía enlazar situaciones que he vivido con lo que mi madre mencionaba.
—Mamá, sabes que no creo en esas cosas.
El rostro pacifico de ella no había cambiado aunque haya admitido aquello. Tomó la taza vacía que anteriormente estaba llena de aquel líquido caliente, miró con detenimiento y concentración.
—Sabes yo veo a alguien que ha aparecido en tu vida y será muy importante—me sonrió cómplice, como dándome a entender que yo sabía de lo que hablaba pero lo cierto es que no lo sabía.
—¿Quién es importante?—escuché la voz de Freya a mis espaldas, por lo que vi como tomaba asiento a mi lado y detrás de ella con una sonrisa atractiva apareció Adriel, quien se apoyó en la encimera de la cocina.
—Nadie—dije tratando de no seguir con esta absurda conversación.
—Tu hermana encontrará a su alma gemela—sonrió mi madre con emoción.
—¡Oh yo sabía que lo harías!—la voz chillona de mi hermana interrumpió a mi madre. Parecían como si la conversación fuera lo mejor del mundo. Era ridículo.
—Eso es estúpido. No existen las almas gemelas, el amor es una completa mierda que sólo puede herirte.
Mis palabras salieron de mi boca como serpientes venenosas.
—Si existen—la ronca voz de Adriel me hizo recordar que él también estaba aquí—. Y él amor no es estúpido, no lo sabes porque nunca has estado enamorada.
Volteé a mirarle molesta, era mi opinión, y sabía que él tenía la suya pero no tenía el derecho de hablar así de mi, como si fuera una perra sin sentimientos.
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A D R I E L ©
Roman pour AdolescentsAdriel sería su perdición. Aquello que Blair intentó repudiar y alejar de su vida, había aparecido como un estúpido deseo que nunca pidió. ¿Qué tan malo podría ser el enamorarse de la persona equivocada? El amor que él le entregó solo consiguió de...