2| Azul mentiroso

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|A D R I E L|

Esperé encontrarme con unos ojos caramelo, que conocía a la perfección. Sin embargo, me vi adentrado por unos azules que escondían una terrible decepción, aquellos que me vieron con angustia.

La chica pelirroja con la cual casi había chocado esta mañana, se encontraba delante de mi, sin entender que estaba pasando y mi mente lamentablemente sonrió por ello.

—Cariño—su voz cargada de emoción venía de adentro del apartamento. Freya con aquel vestido rojo y corto deslumbraba a cualquier insignificante ser humano, ella es hermosa pero lamentablemente no lo sabe.

Freya me sonrió marcando sus pequeños hoyuelos, aquellos que daban un aspecto dulce e infantil que me atrajo desde el primer día.

—Soy Adriel—murmure para la pelirroja que aún seguía de pie observándome como si ocultara algo.

—Blair, la hermana menor de Freya. Pasa—dijo sin mirarme y por alguna estúpida razón sentí la desesperación al que me prohibiera encontrarme con aquellas orbes azules que me enfundaban en un secreto.

En cuanto entré al apartamento, sentí los brazos de Freya sobre mis hombros y me topé con sus suaves labios que provocaba aquella excitación en cada espacio de mi piel. Por un momento olvidé que estaba su hermana observándonos, pero en cuanto miré a mi costado derecho, ella ya había desaparecido por a través del pasillo que seguramente llevaba a alguna habitación.

—Te he extrañado como no tienes idea—el rostro de felicidad de Freya aun se encontraba a centímetros de mi cara. Sonreí en cuanto escuché sus palabras, aquello era lo me gustaba de ella, que sabía decir y hacer en el momento exacto.

—Jag också älskling—susurre contra sus tentadores labios.

—Amo cuando lo dices así—había conseguido que Freya aprendiera algunas palabras o frases en sueco, aunque sabía que le era difícil.

El único sonido que escuchaba era el de los cubiertos chocando, era bastante bueno, la verdad no era muy amigo del ruido, ya que ello me desesperaba. Aquella pelirroja que se encontraba sentada al frente mío, me observaba de vez en cuanto con cierta incomodidad y aunque quisiera ocultarlo, sus movimientos y aquellas mejillas sonrojada cubierta de pecas le delataban.

—¿Y qué edad tienes?—la dulce y ronca de voz de Blair llenó por completos mis oídos. Levanté mi vista de la mesa y le vi, con esa actitud de niña adorable, que solo resultaba ser una apariencia. Aquella máscara no me engañaba.

—Veintiséis—dije con simpleza.

Ella por su parte continuó preguntando por cada detalle de mi monótona vida.

—¿Y de qué parte de Suecia eres?

—Gotemburgo—respondí automáticamente, sabía que la gente suele ser curiosa cuando conoce a alguien y eso me llegaba a molestar de cierta manera pero con Blair era todo lo contrario, me entretenía su fuerzo por conocer cada cosa sobre mi.

—¿Y qué ha....

—Blair, basta. No seas pesada con Adriel ¿Crees que esto es un interrogatorio?—Freya interrumpió a su hermana con fastidio, sabía perfectamente que estaba molesta—. No entiendo por qué siempre te comportas de esta manera.

Blair le miró con enojo, pero solo se mantuvo callada y siguió comiendo cabizbaja. Quise que siguiera hablando, su voz me resultaba acogedora.

—Está bien, linda. No me molesta que tu hermana pregunté—acaricié la pequeña mano de Freya y está por su parte besó mi mejilla con afecto, acto que no pasó desapercibido por su hermana.

El resto de la cena continuó sin problemas, pude conocer un poco más de mi cuñada, eso sonaba bastante extraño, pero lo era. Alrededor de las once de la noche, Blair se disculpó mencionando que estaba cansada, por lo que sé retiró, de tal forma que nos quedamos solos.

—¿Cómo están las cosas con Astrid?¿Has sabido algo de ella? —preguntó con curiosidad mientras acariciaba mi cabello castaño que caía hecho un desastre sobre mis ojos.

Astrid es la única persona en el mundo que me tiene comiendo de la palma de su mano, una pequeña de trece años que se hace llamar mi hermana. Astrid siempre pregunta por Freya desde que comenzaron a realizar video llamadas, mi hermano solo quiere conocerla en persona.

—Me ha pedido a quedarse algunos días conmigo a Seattle pero mis padres no dejaran que falte a clases por tanto tiempo. Ella sabe que para vacaciones podrá venir, además ansia conocerte.

Cerré mis ojos disfrutando de las caricias que me regalaba, ésta por su parte comenzó a repartir innumerables besos sobre mis rostro y sonreí al sentir aquellas pequeñas cosquillas.

—Me gustaría que viniera acá, no es lo mismo verle a través de una pantalla.

—Lo sé, pero ya sabes que las vacaciones todavía no comienzan para ella.

—Lo sé, pero es demasiado adorable.

Sentí su risa sobre mi boca y no pude soportar tenerle lejos, acerqué sus labios a los míos, que esperaban ansiosos ser acompañados. Bajé mis manos por su espalda descubierta, por lo que en cuanto encontré el cierre del vestido que llevaba puesto, comencé a bajarlo sin dudarlo. Había anhelado tanto este momento de sentir su piel desnuda contra la mía después de tanto tiempo.

—Jag älskar dig—susurre extasiado al sentir los labios de Freya sobre mi cuello. Disfruté de cada beso que ella depositaba a lo largo de mi piel descubierta.

Quité con lentitud su vestido, viendo en la oscuridad de su habitación, el conjunto negro de encaje que utilizaba, sonreí por ello. Se dispuso a sentarse sobre mi regazo, con ambas piernas a cada lado de mi cuerpo que descansaba sobre unas almohadas que estaban esparcidas sobre la amplia cama.
Entre besos y caricias consiguió sacar mi camiseta que comenzaba a estorbar.

—Mi hermana esta al lado, va a escucharnos—susurro al ver que quitaba su brasier y entre tanto podía acariciar cada mínimo centímetro de su abdomen plano—. Y eso me resultaría vergonzoso.

Me gustaba lo tímida que es, sin embargo, a veces necesitaba que esa vergüenza que le inundaba desapareciera por completo.

—Que nos escuche, a mi no me importa y no tendría por qué darte vergüenza—murmure con una sonrisa cargada de adrenalina, aquella que poco duró ya que prácticamente me encargué de callar las protestas de mi novia. Mis manos acariciaron sus pequeños pechos que había dejado al descubierto, fue entonces cuando poco nos importó que su hermana estuviera durmiendo en la otra habitación.

Callé aquellos gemidos que se escapaban de su boca, cuando mis labios encontraron los de ella. Sus caderas se movían suavemente encima de mi regazo y mis manos se aferraban a estas sin dudar por un mínimo segundo, aquello era como el paraíso o tal vez estaba en el mismísimo infierno, pero no me importaba con tal de estar así, aquí y ahora.

Para cuando regrese al hotel en el cual me hospedaba simplemente caí rendido en la cama cubierta de sábanas blancas que estaban perfectamente estiradas. Freya me había pedido que me quedara, sin embargo, necesitaba descansar y sabía perfectamente que sí me quedaba con ella, no lo haría.

Quería conciliar aunque sea un poco de sueño, pero mi jodido cerebro se veía muy contento en seguir trabajando. Había algo que no cuadraba en mi cabeza en referencia a la hermana de Freya, su comportamiento era tan confuso, era como si quisiera ocultar aquella personalidad que ansiaba por salir o tal vez aquella apariencia de niña buena era solo una máscara ¿Pero de qué? . No era común que la gente llamará mi atención, pero si tenía la necesidad de ser observador, además de reservado y calculador.



Jag också älskling= Yo también cariño.

Jag älskar dig= Te quiero.



Un poco corto, perdón. Quiero que la historia se vaya desarrollando a su tiempo y que puedan conocer más de los personajes. No leemos a la próxima 💋🖤

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