13| Me tienes

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| A D R I E L|

Los labios gruesos, rosados y entreabiertos de la pequeña pelirroja temblaban con nerviosismo, sin pensarlo cogí su cara caliente entre mis grandes manos. Me miró por un par de segundos y antes de que mis labios impactaran contra los suyos se levantó de un salto del sillón.

-Estas confundiendo todo-susurro con una pizca de miedo en su voz. Se paseó por la habitación que era cubierta por las luces nocturnas de la ciudad-. Sinceramente creo que en estos momentos no estas pensando razonablemente.

Me miró detenidamente y cogió su móvil que descansaba a mi lado y en ese instante conseguí atrapar su delgado brazo entre mis dedos, con delicadeza, sin intenciones de ser brusco con la chica que llenaba por completo mis pensamientos en este momento.

-Lo siento, no... no se en qué estaba pensando, yo... lo lamento mucho-ni siquiera mis palabras salían con fluidez de mis labios.

Los ojos azules claros de Blair se encontraron con los míos como si quisiera averiguar que se cruzaba por mi cabeza en estos momentos, pero lo cierto es que, por mi cabeza se cruzaban un millón de pensamientos, como las ganas incontrolables que tenía de probar los labios rojizos de la pequeña pelirroja o también lo bien que me hacia sentir en su compañía, el hecho de que solo me basto con decirle que le necesitaba como para que se apareciera en mi puerta, sin embargo, la culpa me carcomía por pensar tales cosas sobre la hermana de mi novia, me sentía como la mierda mas grande del mundo por poner en esta situación a Blair.

-Que no vuelva a ocurrir-su voz se oyó lo bastante demandante dura como para comprender que la había jodido-. Lo dejo pasar solamente porque sé que estas mal, pero en otras circunstancias, por supuesto que no.

Se soltó de mi agarre y salió sin voltear. Me quedé estático en medio de la habitación, en aquella penumbra que inundó por completo mi ser.

En qué carajos estaba pensando, no podía pensar en querer besar a la hermana de mi novia, eso no era moralmente correcto por respeto a ella, por lo que tenemos y por el cariño que le tengo, simplemente iba a cometer un error del cual después me arrepentiría. Carajo.

Los días transcurrían y no volví a tocar el tema con Blair, últimamente estaba enfocado en la mudanza y en todo el trabajo que tenía pendiente. Aún debía desembalar algunas cosas que se mantenían intactas en sus respectivas cajas, cosa que me costaba darme el tiempo como para terminar de ordenar el apartamento.

Las cosas con Freya eran complicadas, habían días buenos pero muchos días malos y aunque ella que pasaba la mayoría del tiempo acá, casi ni cruzábamos palabras porque siempre ocurrían malos entendidos cuando me atrasaba un poco en salir del edificio de la revista. Los celos y discusiones con Freya prefería evitarlos a toda costa pero a veces me era imposible meterme en su mente como para intentar calmarla y hacerle entrar en razón, y es que siempre supe que sería complicada nuestra relación porque lo que manteníamos era todo a larga distancia pero ahora las cosas habían cambiado por completo.

-Estaba pensando que podríamos hacer algo estos días, no lo sé, creo que quizás necesitas un descanso-dejó el tenedor sobre su plato casi vacío. Me miró esperando alguna respuesta de mi parte pero continúe comiendo.-Solo es una sugerencia.

-Estoy un poco atrasado en mi trabajo pero si podríamos salir un día, creo que quizás también podríamos invitar a Blair-sugerí pensando en la pelirroja de ojos azules intensos, extrañaba verle en las mañanas con su humeante taza de café, dispuesta a responder cualquier burla que yo hubiese conseguido hacer, era divertido ver sus expresiones de frustración.

-Me refería a una salida solamente tú y yo, sin nadie más-me miró con cierto recelo al escuchar el nombre de su hermana.

-Solo pensé que querrías que tu hermana fuera con nosotros....

-Obviamente no, quiero tiempo a solas contigo, no con mi hermana.

Tomó su plato vacío y sin levantó de sopetón, vi la furia en su rostro y despareció por la puerta de la cocina. Me quedé mirando los cubiertos que descansaban en mi plato y mi apetito se esfumo por completo.

Últimamente hablar con Freya siempre me ponía de mal humor porque absolutamente todo le molestaba, todo lo que yo hiciera o dijera lo usaba en mi contra, resultaba agotador hasta tal punto que deseaba dejar lo nuestro por cierto tiempo, el que fuera necesario para que ella comprendiera que no había absolutamente nadie más en mi vida.

Quité la camisa blanca que cubría mi torso para dejarla a un lado de la silla del escritorio y me senté con pesadez sobre la espaciosa cama, estaba tan cansado que mis ojos se cerraban solos, con suerte conseguí quitar mis tenis negros y mis pantalones. Sentí unas delicadas y pequeñas manos acariciar mi abdomen, miré las yemas de aquellos dedos que conocía perfectamente y sus besos no se hicieron esperar.

-Que ganas de quedarme así contigo para siempre, cariño-el susurro meloso llegó hasta mis oídos.

Tomé sus manos entre las mías y las besé alejándolas de mi cuerpo, me gire por completo hasta ver cada curva expuesta ante mis ojos, el cabello húmedo y los labios hinchados y rojizos. Esos ojos caramelo que me veían con excitación y ni siquiera lo pensé dos veces cuando cogí su rostro entre mis manos, deseando besar cada centímetro de su cuerpo, recorrer mis labios sobre su aún húmeda piel después de esa ducha.

Freya llamó mi atención desde el primer minuto en que la vi, con su cabellera casi platinada, menuda, risueña e inocente. Nos conocimos por medio de Ellie, la cual es la novia de un compañero de trabajo que tenía en Seattle, Demian, agradezco completamente el día en que fui a la casa de mi compañero a buscar unos archivos para la revista y le vi, tan hermosa que incluso me sentía nervioso cuando murmuró un simple saludo con las mejillas sonrojadas.

-Me tienes-susurre enredando mi mano izquierda en sus cabellos rubios-Me tienes completamente, totalmente tuyo.

-Te amo-le sonreí casi instantáneamente al escucharle. Callé aquellos susurros que se escapaban de sus labios cada vez que mis manos curiosas recorrían esa pálida piel.

El mordisqueo desesperado en mis labios me hacía entrar en un completo delirio. Agarré sus pequeñas caderas al tiempo que deslizaba dentro de ella y el compás de su cuerpo y el mío eran perfectos, sentirle cerca era como estar ardiendo en el infierno, quemaba, pero de una forma placentera y entonces abrí mis ojos, viendo por primera vez unos ojos azules mirándome con picardia y burla en contraste de ese rojo, furioso y largo cabello.

Mi aliento se estancó en mi garganta y nervioso quité el cuerpo de mi acompañante, me senté hecho un manojo de ansiedad en la cama, Freya estaba hecha una furia cuando le escuché insultarme por lo brusco que fui al quitarle de encima mio, pero mierda, no podía estar teniendo sexo con mi novia y estar pensando en su hermana, ¿Qué carajos me pasaba últimamente?

-¡Está es la última mierda que te aguanto!

Ni siquiera supe cuando Freya se había vestido y había tomado su bolso para salir de mi apartamento, dejándome totalmente desnudo en mi espaciosa y vacía cama.

Blair, simplemente desaparece de mi cabeza.

Ha pasado ya un buen tiempo desde que no actualizo nada, pero si resulta un poco aburrido no ver comentarios en esta historia aunque aún tenga muchas ideas para escribir por aquí en mis tiempos libres, en fin, espero que alguien aún la siga leyendo y yo espero actualizar más seguido si veo más interacción por acá, saludos! 🤗❤️

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