01; Victoria.

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Y gritó sin saber "probemos el agua con ambos pies, solo el mar sabe ser eterno".

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Había salido a dar un paseo por la zona, sabía que quizás estaba mal teniendo en cuenta que no le había avisado a su padre y ya era de noche, pero el dolor le calaba hasta los huesos y el lugar era demasiado seguro, confiaba en que nada malo le pasaría. Y de pasarle, no le importaba en realidad.

Cuando se cansó de caminar tomó asiento en el suelo, ignorando que la arena ensuciaría su vestido de estación.

Se abrazó a sus piernas, estaba cerca de la orilla por lo que el agua mojaba sus descalzos pies cuando alcanzaban estos.


Algunas lágrimas brotaron en sus ojos, cuando su padre le ofreció volver a vacacionar en la cabaña de Jeju tras haber pasado un año de la muerte de su madre ella aceptó creyendo que no se vería afectada. Pero sólo tenía ocho años, y la nostalgia que sentía estando allí era demasiada tratándose de una niña.

Sin darse cuenta había comenzado a soltar sollozos audibles, llamando la atención de las personas, sobretodo la de una niña.

Hey", dijo con su voz suave, esperando que la escuchara. “¿Estás pérdida?

Shuhua dejó de llorar, levantó su mirada con timidez, encontrándose con una pequeña dos años mayor a ella.

Negó con su cabeza, recordando lo que le había preguntado.

¿Y por qué lloras?”, preguntó mientras se sentaba a su lado.

Le iba a responder, pero cuando intentó hablar su llanto salió más fuerte que antes, inquietando a la mayor que intentaba ayudarla.

Ella se consideraba muy mala consolando, en sus diez años había visto a muy pocas personas llorar, y es que tratándose de alguien tan joven los demás no querían mostrarse vulnerables con ella, al menos no sus mayores.

Por inercia llevó su mano hasta la espalda de la menor, acarició esta con suavidad, descendiendo hasta su cintura y ascendiendo hasta la altura de sus hombros. Poco a poco la menor se fue calmando, hasta que al fin dejó de llorar.

Extraño a mi mami”, dijo al fin. “La extraño mucho".

¿Dónde está ella?”, preguntó con inocencia.

Está muerta".

Miró a la pequeña con asombro, había pasado de un llanto desgarrador lleno de tristeza a dar esa información con frialdad absoluta.

Dejó de acariciar su espalda para abrazarla con fuerza, intentando contagiarle la calidez de su cuerpo. Shuhua creía que ese gesto le molestaría, teniendo en cuenta que se trataba de una noche bastante calurosa. Pero no, se sentía extrañamente a gusto estando entre los brazos de aquella desconocida, así que correspondió su abrazo sin decir nada.

Algo dudosa fue deshaciendo su abrazo, desconcertando a la menor. Se puso de pie, Shuhua la miraba suplicante, creía que debía irse pero no quería que la dejara. Sin embargo, la mayor le ofreció su mano.

Ven, voy a mostrarte algo". Shuhua asintió mientras se ponía de pie con su ayuda.

Sin soltar sus manitos, ambas niñas caminaron unos pocos pasos, adentrándose al mar.

¿Puedes decirme dónde termina el mar?”, le pidió a la menor, esta negó. “Eso es porque el mar es eterno, es lo único eterno", explico. “Las personas van a irse con el tiempo, pero está bien. Tú tienes que ser feliz y fuerte por tu madre".

Shuhua la miraba con curiosas y asombro, cuando intentaron explicarle sobre la partida de su madre nadie le dijo algo tan lindo como eso.

¿Puedes hacerlo?”. La menor asintió, pasando a secar sus lágrimas con su mano libre.

¿Cómo te llamas?”, le preguntó a la mayor.

Soojin”, respondió enseñándole una amigable sonrisa.

Ambas niñas se quedaron mirando, aún sostenían sus manos. La mayor ya no veía el dolor en los ojos de Shuhua, era claro que la había reconfortado con su inocente explicación de la muerte.

¡Shuhua!”, llamó su padre algo alterado, mas no se oía molesto. Las dos infantes voltearon a ver de quién provenía esa voz.

El mayor se acercó a su hija, ignorando que el agua le llegaba a las rodillas de la infante. “¿Estás bien, pequeña?”, la menor asintió.

El varón la abrazó con fuerza, suspiró aliviado cuando al fin la tuvo entre sus brazos. Shuhua lo miraba extrañada, no sabía que llevaba varios minutos buscándola.

Soojin se vio obligada a soltarla cuando él se puso de pie, cargando a su hija.

Saluda a tu amiga, pequeña. Ya es tarde”. Le indicó su progenitor cuando notó la presencia de la otra niña.

¡Adiós Soojin!”, gritó alegremente mientras agitaba su mano en modo de despedida. La mayor imitó su acción mientras los veía alejarse.


Soojin. Ese era un nombre que no olvidaría.

Victoria.           ◜(g) i-dle, Shuhua x Soojin.◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora