Victoria. ◜(g) i-dle, Shuhua x Soojin.◞

08; Chanson.

Ça c'est une chanson
pour les arbres
qui regrettent las caresse
du vent sur les feuilles.
Ça c'est une chanson
pour les arbres
qui regrettent las caresse
du l'air sur les feuilles.

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La noche ya había caído y con su llegada la Torre Eiffel encendió sus luces. Ahí, ese cielo azulado y lleno de estrellas, Soojin entendió por qué esa ciudad era proclamada como la ciudad del amor; sólo podía pensar en Shuhua y en cuanto le encantaría compartir la magia de esa vista con ella.

Mientras sus amigas hablaban para que la espera en la fila pasará más rápida, Soojin se concentraba en la hipnotizante melodía que les regalaban unos artistas callejeros. La mayor se lamentó por no haber aprendido francés, la canción que cantaban tenía una melodía lenta y suave, no tenía demasiada información musical y podía apreciarse bien la voz varonil del cantante. La canción resultaba relajante, la típica que pondrías en una playlist para dormir.

Soojin, sin saber si hablaba de un triste desamor o si se trataba de una balada romántica, se vio a sí misma bailando dicha canción con Shuhua.

"¿Por qué sonríes?", Miyeon la sacó de sus tiernos pensamientos. Picó una de sus mejillas, como si aún necesitara llamar su atención.

"Me gusta la música", se encogió de hombros, tratando de restarle importancia. Le gustaba reservar su romanticismo con la menor.

Las 2yeon la miraron confundidas por un momento, pero rápidamente se encontraron con ese grupo masculino que tocaban a una escasa distancia de ellas.

"Es linda, pero parece triste", dijo Soyeon, quien tampoco entendía el francés.

"No es triste, creo", esta vez habló Miyeon, ella tenía un conocimiento básico del idioma pero, claramente, era de las tres la que mejor se manejaba con el francés.

"¿De qué habla?", preguntó la pelinegra, intentando no sonar muy interesada.

"Entiendo lo que dice, pero es muy metafórico", explica Miyeon. "Dice que le canta a las personas que tienen arrepentimiento".

"¿Eso es todo?", esta vez Soojin no pudo disimular sus emociones, era demasiado fácil de ver su decepción.

"Sí, pero no deja de ser linda", sonrió la castaña. Dejó de ver a los músicos para ver a su amiga, a quien le ofreció su mano. "¿Bailamos?"

Soyeon no pudo evitar ruborizarse ante la repentina propuesta, rió algo forzosa para distraerlas de su reacción, para después aceptar tomando la mano de la más alta.

Ambas bailaban con torpeza, sólo se balanceaban de un lado a otro de manera exagerada. Sin embargo las dos Yeon se permitían sonreír, la castaña mientras cerraba sus ojos y la rubia con más amplitud, enseñando sus dientes.

Soojin empezaba a sospechar que no era la única que estaba enamorada y sanamente envidio a sus amigas por tener la suerte de compartir un momento como ese.