Victoria. ◜(g) i-dle, Shuhua x Soojin.◞

06; Equipaje.

El día va trayendo hojas del recuerdo y es hora de olvidar y ver. 

•| ⊱♡⊰ |•

Shuhua y Soojin habían llegado más tarde de lo acordado, ambas chicas se habían dejado distraer por la música y la embriagante felicidad que sentían por la confesión de sus sentimientos. El efecto del alcohol ya se había ido, ya que no habían vuelto a beber, habían preferido seguir bailando mientras intercambiaban algún que otro beso.

Entraron al hogar siendo bastante sigilosas, aunque la alegría en su pecho quería exteriorizarse en risas, se las arreglaron para mantenerse en silencio. Iban a subiendo las escaleras con el mismo cuidado, como si de dos intrusos se tratase, pero una voz masculina las hizo detenerse.

"Shuhua, ven aquí", oyó decir a su padre. "Deja que Soojin vaya a dormir".

La mayor miró a la mencionada con preocupación, pero esta no mostraba emoción alguna. Conocía demasiado bien a su padre, sabía que no debía asustarse aunque era obvio que le esperaba un sermón.

Se despidieron con un pequeño beso, un inocente roce entre sus labios, antes de que Shuhua bajara los pocos escalones que habían subido.

La mayor se dirigió hacia la habitación de su amiga, ya que habían acordado que dormirían juntas. Shuhua por otra parte fue hasta el comedor, lugar donde provenía la voz que la había llamado.

La luz estaba encendida, su padre estaba sentado. Se lo veía cansado, con unas pequeñas sombras debajo de sus ojos, las cuales revelaban que no había dormido. La menor ahora sí se sintió mal, su padre la había estado esperando, ella lo obligó a mantenerse despierto dos horas más de lo acordado.

"Papá...", pronunció en un tono bajo, dando aviso a su llegada.

La reacción del adulto no era nada a lo que se esperaba, éste le sonrió con ganas mientras estiraba sus brazos, quedando a la espera de su hija para poder abrazarla. La menor fue hasta su lugar, abrazó al mayor rodeando su cuello con sus brazos, mientras él pasaba los suyos por su espalda.

"Feliz cumpleaños, pequeña". Y ahí entendió. A su padre no le importaba el límite de horario que él mismo había impuesto, no se había quedado esperándola para renegarla. Solo quería saludar a su, ya no tan, pequeña.

"Gracias, papá", respondió la menor. Sintiéndose libre de cualquier sentimiento de culpa. Su pecho otra vez solo volvía a estar cálido.

Cuando el mayor la soltó, tomó asiento a su lado. Las grandes manos tomaron la diestra de la pelinegra, dándole suaves caricias de vez en cuando.

"Cuéntame. ¿Qué tal estuvo? Fue tu primer fiesta", el mayor rió con un ligero sentimiento agridulce que Shuhua no reconoció. Era difícil, después de todo lo que habían vivido juntos, ver como su hija crecía tan rápido.

"Quiero pedirte algo primero, como regalo de cumpleaños", el mayor la miraba con curiosidad a la esperaba de su pedido. "Quiero que me cuentes cómo fue tu primer beso con mamá".

(...)

En alguna universidad de Seúl, un joven de veintitrés años se sentía particularmente atraído por la biblioteca de esa institución. Aunque sus amigos le insistieran para pasar el receso con ellos, Yeh Sying prefería pasar esos minutos libres entre el silencio y los libros.