Capitulo 51

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Sentía que algo mojaba mi cara,  abrí mis ojos lentamente y veo que Yolo estaba a mi lado mirándome con esos ojitos que mataban.

- ¿Que haces yolo? - Me senté en la cama.

Yolo se corrió unos pasos para atrás

- Mira mi cara - la comenze a secar con las sabanas - aish

Me puse de pie y alguien entra a mi habitación

- ¿que quieres? - Dije mirando a Francisco con una cara de pocos amigos

- Hola hermanita,  ¿como amaneciste? - Dice él con ironía - yo muy bien

- Me alegro - dije rodando los ojos - ¿te aplaudo?  O ¿mejor te hago una fiesta?

- ¿y si mejor me das un beso? - Dice el sonriendo pícaro

- Ni en tus sueños - Levante el dedo índice- ahora te puedes ir,  si eso era lo que querías

- No,  quería saber si estabas viva - hace una pausa - y veo que si,  además de estar viva,  Estás mucho más guapa cada día. - Me mira de pie a cabeza.

- ¡Ya!  Deja de coquetear conmigo - me puse un poco roja,  na a quien miento harto roja

- Uy te has puesto roja - me tira un beso y se aleja - y tu eres la que coquetea conmigo

- ¡Mentira! - Le grite a todo pulmón

Yolo se asustó y corrió atrás del él

- ¡Yolo ven acá! - Grite

Pero fue imposible,  no me pesco,  ni siquiera se giró a verme

¡Estúpido yolo! 

-

-

-

Luego de bañarme,  vestirme,  arreglarme un poco baje al living.

- Hola hija mía - Dice mi madre tocándose su barriguita

- Hola Mamá - sonreí

Sonó el timbre y supuse que era Ale.

- Hola loca - Dice Francisco

- ¿como has dicho? - Dice ella gritando

- ¿Hola? - Dice Francisco como si fuera obvio

- ¡no!  Lo otro - lo fulmina con la mirada

Yo sólo sonreía,  Ale estaba a punto de golpearlo y eso iba a ser genial.

- Aah...  ¿Loca? - Dice Francisco en un susurro

- ¡No me vuelvas a decir así! - Dice ella tirándose contra el - ¡yo no estoy loca!

- Ya,  Ya,  ya,  ya - decía Francisco tratando de alejarla- nunca más

- Más te vale - le dio un pequeño golpe en su estómago

Yo y mi madre sólo sonreiamos hasta que nos acordamos

-¡El bebé! - Gritamos a coro

Corrí para sacarla de ahí.

- tranquila - se sentó en el sillón

- No me vuelvas a decir loca - le decía a Francisco que el estaba sentado en el otro sillón

- Bueno - dijo en un susurro sobandose la cabeza

- Ya,  tranquila - me senté a su lado,  ahora cuéntame

- Bueno, ¿te acuerdas cuando nos cambiamos de habitación?

- ¿Perdón? - Dice mi madre

Cresta,  Ale la cagaste

Viviendo con el chico que me gustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora