Sentía que algo mojaba mi cara, abrí mis ojos lentamente y veo que Yolo estaba a mi lado mirándome con esos ojitos que mataban.
- ¿Que haces yolo? - Me senté en la cama.
Yolo se corrió unos pasos para atrás
- Mira mi cara - la comenze a secar con las sabanas - aish
Me puse de pie y alguien entra a mi habitación
- ¿que quieres? - Dije mirando a Francisco con una cara de pocos amigos
- Hola hermanita, ¿como amaneciste? - Dice él con ironía - yo muy bien
- Me alegro - dije rodando los ojos - ¿te aplaudo? O ¿mejor te hago una fiesta?
- ¿y si mejor me das un beso? - Dice el sonriendo pícaro
- Ni en tus sueños - Levante el dedo índice- ahora te puedes ir, si eso era lo que querías
- No, quería saber si estabas viva - hace una pausa - y veo que si, además de estar viva, Estás mucho más guapa cada día. - Me mira de pie a cabeza.
- ¡Ya! Deja de coquetear conmigo - me puse un poco roja, na a quien miento harto roja
- Uy te has puesto roja - me tira un beso y se aleja - y tu eres la que coquetea conmigo
- ¡Mentira! - Le grite a todo pulmón
Yolo se asustó y corrió atrás del él
- ¡Yolo ven acá! - Grite
Pero fue imposible, no me pesco, ni siquiera se giró a verme
¡Estúpido yolo!
-
-
-
Luego de bañarme, vestirme, arreglarme un poco baje al living.
- Hola hija mía - Dice mi madre tocándose su barriguita
- Hola Mamá - sonreí
Sonó el timbre y supuse que era Ale.
- Hola loca - Dice Francisco
- ¿como has dicho? - Dice ella gritando
- ¿Hola? - Dice Francisco como si fuera obvio
- ¡no! Lo otro - lo fulmina con la mirada
Yo sólo sonreía, Ale estaba a punto de golpearlo y eso iba a ser genial.
- Aah... ¿Loca? - Dice Francisco en un susurro
- ¡No me vuelvas a decir así! - Dice ella tirándose contra el - ¡yo no estoy loca!
- Ya, Ya, ya, ya - decía Francisco tratando de alejarla- nunca más
- Más te vale - le dio un pequeño golpe en su estómago
Yo y mi madre sólo sonreiamos hasta que nos acordamos
-¡El bebé! - Gritamos a coro
Corrí para sacarla de ahí.
- tranquila - se sentó en el sillón
- No me vuelvas a decir loca - le decía a Francisco que el estaba sentado en el otro sillón
- Bueno - dijo en un susurro sobandose la cabeza
- Ya, tranquila - me senté a su lado, ahora cuéntame
- Bueno, ¿te acuerdas cuando nos cambiamos de habitación?
- ¿Perdón? - Dice mi madre
Cresta, Ale la cagaste