Las Chicas Sólo Quieren Divertirse (250Kg//551Lb)

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   La camioneta de Rebeca iba a una velocidad promedio. No podíamos darnos el lujo de ir tan rápido cuando traíamos el cuerpo de un hombre obeso en la cajuela. La noche estaba cayendo, y sabía que Pukú en algún punto llegaría a la casa. El celular de Alán sonaba todo el tiempo y eran llamadas de ella. Ninguna de nosotras se atrevió a contestar, más que nada porque no queríamos que supiera lo que había pasado con su novio. Rebeca miraba al camino, y de vez en cuando desviaba su mirada para mirar mi panza y mis piernas. Yo me encontraba en una camisa blanca apretada y en un pants que ya no dejaba que mi panza se ocultará. Mi panza ya salía por debajo de la camisa, haciendo visibles mis lonjas y mis estrías. Rebeca se notaba algo feliz, lo que me confundió ya que estábamos por votar el cuerpo de alguien que habíamos asesinado a la mitad de la nada. La carretera estaba completamente desierta, por lo que sería imposible que alguien nos encontrará haciendo lo que queríamos hacer. En la radio sonaba "Girls Just Wanna Have Fun" de Cyndi Lauper. Me pareció algo gracioso, ya que nos encontrábamos dos mujeres en un auto a punto de tirar el cuerpo de un hombre en un agujero que desconocíamos tuviera fondo.

   - Me gusta esa canción - dijo Rebeca sonriendo - Me recuerda a la preparatoria - le regrese la sonrisa. Ambas eramos algo competitivas en aquella época, por lo que me resultaba raro encontrarme con ella en una camioneta, cometiendo un delito muy grave - ¿Aún tienes contacto con Daniel? - con tristeza moví mi cabeza para indicarle que no. Ella me miró en el retrovisor. Su mirada era diferente. Era cómo si quisiera tomarme. No podía negar que había comenzado a sentir una extraña atracción hacía ella, pero no quería aceptar que posiblemente eran pensamientos lesbicos - Yo también lo siento... - dijo mientras veía al camino - Me gustas - no supe que hacer, y sólo la miré con ojos de confusión. Parecía segura, y me hizo sentirme segura. Obviamente ella igual me gustaba, pero no sabía si ella también lo sentía. Agaché ligeramente mi cabeza, y ella aceleró para estacionarse a un lado del camino. Noté que no estábamos donde debíamos de estar, y la miré algo alarmada - ¡Dobu...! No se cómo decirte esto, pero quiero escapar contigo de toda esta mierda - mis pezones se levantaron y comencé a sudar - No quiero seguir siendo una celebridad, quiero ser normal, quiero estar lejos. Eres la única persona que quiero cerca de mi - no era el momento, pero sentí que esa atracción hacía ella comenzaba a incrementarse. Me encantaba su rostro. Me encantaba su cuerpo. Era hermosa - Escapemos. Escondamos este cuerpo, y larguémonos de este maldito país - la miré. Sonaba perfecto, pero no quería todo atrás.

   Lentamente Rebeca se acercó a mi, y cuando menos lo note, tenía sus labios en mi boca. Me deje llevar. Sus manos comenzaron a recorrer mis piernas, mientras su boca se desviaba y comenzaba a besar mi papada. Me tome del asiento y este tronó, Rebeca lanzó una pequeña risa ahogada y comenzó a acariciar mi entrepierna. Me sentía excitada y emocionada, así que tome mis manos y comencé a bajarme el pants lentamente. Ambas nos toqueteamos lentamente, hasta que los dedos de Rebeca llegaron a mi vagina. Comenzó a frotar lentamente lo que había dentro de mi, y yo comencé a tomarla del cuello y a besárselo. Era delgada, y aún conservaba su cuello. Rebeca me comenzó a quitar la camisa y pronto beso mis gordos y grandes senos. Le encantaban. Sus senos igual eran jugosos y lindos, pero eran los de una chica delgada. A pesar de ello les acaricie y bese su cuello de maneras repetidas.  Ella no paraba, y pronto se agachó para besar mi panza. Su otra mano aún estaba ocupada con mi vagina, por lo que sólo una de sus manos conservaba su presencia en mi panza. Sobo lentamente mis lonjas, las cuales se reproducían más y se movían con cada movimiento. Me besaba y lentamente se susurraba al oído; "Eres lo que quería. Me encantas". No supe que más hacer, y sólo me deje llevar por lo que ella parecía entender. Ambas nos cambiamos al asiento de atrás, ya que ahí era donde mi gordo cuerpo cabía mejor y en donde las cosas podrían ser más divertidas. Acostadas Rebeca comenzó a masturbarme aún más. Seguíamos besándonos y ella seguía sobando mi panza, pero esta vez encima de mí. No pude contenerme y comencé a gritar cosas, de las cuales no tengo memoria. Rebeca asentía, y pronto me encontré masturbandole. Era extraño. Una obesa mórbida y una supermodelo masturbándose en medio de la nada. Definitivamente este era el verdadero tipo de vida que yo estaba buscando. Pronto ella se vino. Por mi sobrepeso me era muy difícil poder venirme, pero ella continuo masturbándome incluso después de haberse venido. No dejaba de sobar mi panza. Pronto uso ambas manos para sobarme, mientras lentamente me decía cosas respecto a quererme ver más gorda. Nunca lo había visto así. Mi gordura me excitaba. Eso era la respuesta a todo... Fue ahí donde me vine. No fue necesaria la masturbación. El sobar mi panza era suficiente, y yo lo sabía, sólo que aún no llegaba a darme cuenta de esto por completo. 

   Terminamos, y ambas nos levantamos. Eramos personas diferentes, y nos habíamos dado cuenta de lo que queríamos ahora. La camioneta avanzó, y pronto llegamos a una fosa en medio de la nada. Rebeca conocía este lugar por mitos urbanos que le rodeaban. Se decía que el lugar no tenía fondo, y a diferencia del océano, era un lugar donde no se sospechaba encontrarán cuerpos de gente desaparecida. Una vez que logramos cargar el cuerpo y desecharlo, nos miramos a los ojos;

   - ¿Quieres venir conmigo? - dijo ella. Su mirada era hermosa, y me sentía preparada para ser parte de su vida. Ambas perderíamos todo, pero yo sabía que ella sería mi respaldo. Le dije que lo haría, pero que aún no. El trato era esperar un día más, ya que quería despedirme de Pukú y de todas las personas que yo amaba. Rebeca aceptó, y pronto me beso en los labios una vez más. Era mi única manera de escapar, y estaba feliz por ello. Era momento de verdaderamente dejar atrás el pasado... 

La Atleta (Un Relato Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora