Roy Harper siempre fue un chico demasiado difícil y más para su padre adoptivo, Oliver Queen. El cual a pesar de ser joven en ésa época se sintió con el estómago suficiente como para poder cuidar de ese niño que encontró sólo y en las calles.
La adolescencia no le sentó nada bien al chico que en vez de libertad se fue por el libertinaje. Las drogas y demás. Era un Beta con una vida sin límites hasta que casi se muere por una sobredosis, sin más en una plática con uno de sus amigos de la universidad; Bruce Wayne, salió lo del servicio militar de uno de sus hijos el que más o menos tenía la edad de Roy.
Bruce no deseaba a su hijo en la línea del peligro, pero al final pensó que eso le ayudaría en su temperamento. Queen sin pensarlo más metió al pelirrojo.
Curiosamente allí se conocieron ambos menores, que formaron una amistad inquebrantable hasta la fecha.
Ahora mientras Jason se dedicaba a entrenar a nuevos reclutas, el ayudaba en eso y hasta en servicio.
Sin embargo, si alguien se fijaba bien notaría las miradas fugaces que el arquero, aka que le fue otorgado al Roy Harpe; le da a Pistolero, aka de Jason Peter Wayne Todd.
El Beta estaba prendado del otro que en sí no estaba interesado en relaciones sino eran para toda la vida. Porque en sí el joven era un Alfa a la antigua.
Y allí estaban ambos mirando a uno de sus aprendices, el cual desaparición que no una misión y hasta ahora daba indicios de vida.
— … Es una broma, verdad? - Soltó el pelinegro al menor que le miraba con orgullo.
— No. En la misión quede varado en la nada, al final me ayude a sobrevivir con mis medios; pero me encontré con un pueblo de guerreros… y me casé con una de ellas, una Omega; la cual ahora es la madre mi hija, Martha Kent.
Harper tosió ante la nueva información.
— Supongo que no había forma de que te comunicaras antes. No? - Cuestionó Jason molesto porque pareciera que el joven Conner se hubiera ido de viaje. Si supiera como sus padres casi vuelcan el cuartel ante su desaparición.
— No, el pueblo es muy… rural. Sus mejores armas son espadas y lanzas. - Respondió sin premura.
— Ok. Arma tu reporte y… Harper toma agua.
Ambos fueron a hacer lo dicho, dejándole sólo. Lo había escuchado de los demás controles; pero saber que era real. Vaya su hermanito seguramente por algo seguía en depresión. Eso no era agradable para los Alfas de la casa que hacían lo que podían para confortar al único Omega de la casa. A veces agradecía vivir a parte. — Bueno. - Empezó al ver regresar a su compañero de equipo. - Nuestros mocosos sin lugar a dudas no pierden el tiempo.
— Calla, que no solo tú te haces viejo. - Respondió el Beta sin ganas, pero se relajo al ver esa sonrisa contraria.
Sí, sin lugar a dudas el pelirrojo estaba enamorado del avecilla.
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— PUEDO PERFECTAMENTE USAR LA TINA, RICHARD! -Grito un menor ante la estoica figura de su hermano mayor, que negaba ante una nueva petición de este.
— Es muy ancha, te ayudaré y…
— NO! - Contestó el niño de ojos verdes, odiaba que lo tratarán cual niño indefenso!
Ante el escándalo él pobre mayordomo fue a ser de referí y el fue el que ayudó a bañar a un señorito Damián.
— No debe molestarse con su hermano, el solo quiere protegerlo. Amo Damián. -El niño hizo un puchero.
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Travesía
RandomEl mundo de las castas había cambiado completamente, gracias al pasar de los años. Aunque no todas las cosas por muy doloroso que fuesen. Eso lo sabían un grupo de Omegas que viven la vida, sus prioridades pueden ser diferentes para cada uno, pero a...