𝐼𝓃𝓉𝓇𝒶𝓈𝒸𝑒𝓃𝒹𝑒𝓃𝓉𝑒

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Meses después


—¡¿CÓMO SE TE PUDO OLVIDAR?! ¡ TE LO DIJE HACE UNA SEMANA! ¡UNA SEMANA! —El enojo de Tatsumaki estaba en la cúspide, faltaba poco para que las paredes comenzaras a agrietarse y poner el edificio entero de cabeza

      Saitama sabía que era capaz de ello sin ningún esfuerzo y estaba buscando las mil y un maneras de calmarla...por haber sido un sinvergüenza y no acordarse (ni anotarlo en un lugar visible puesto que es consciente de que es olvidadizo) de una cita que tendrían ese día, y al ver que éste no llegó al sitio indicado, preocupada, se dirigió a su departamento para conseguirlo tirado viendo la pared.

—¡CABEZA DE RODILLA TE VOY A...! 

—¡Shh! Basta Tatsu, te prometo que lo recompensaré, aunque no tenga que comer por seis meses —imploró en voz baja al tiempo que hacía una lista mental de los regalos costosos que debía comprarle.

       Luego de un debate mental, ésta concluyó que no tenía caso, aunque destruyera su patético hogar no resolvería nada, sin más,cruzándose de brazos, dijo: – ¡Tienes 30 minutos! ¡Apúrate y vístete! —exigió señalando al calvo

—Pero no tengo las mínimas ganas de salir —contestó desanimado, dirigió una rápida mirada a su desordenado departamento buscando algún indicio para formular una idea improvisada, y la halló.

—¿Qué te parece si vemos películas toda la noche? —expuso mientras recogía apresuradamente los diversos desperdicios de snacks y latas de refresco.

     La esper estaba roja del coraje, pero prefirió tragarse su cúmulo de insultos y comentarios sarcásticos mientras se sentaba cerca de una pequeña mesa, ciertamente, se había dado cuenta que el amor es ciego al ver el estilo de vida tan simple y carente de hábitos de limpieza de aquel calvito que la volvía loca. Por si fuera poco,ella no era de las que les gustara estar todo el día viendo películas, pero con tal de compartir un tiempo con él, estaba dispuesta a soportar las estupideces grabadas en esos CD's

—Sensei, traje lo necesario —habló el cyborg mientras bajaba varios dulces y refrescos por montón.

—¡Wow! ¡Gracias Genos! ....¿Cuando dije que estabas invitado? —Terminó la frase con un tono confuso llevando su mano a su infinita calva.

—No importa, me conformo con ver la película, prometo que no molestaré, además, yo también vivo aquí —respondió el rubio, mientras descaradamente llevaba el teléfono a su oído.

—¿He? ¡¿GENOS A QUIÉN LLAMAS!?—

« Esto es una disparate de mal gusto » Pensó la psíquica


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—Saitama, tengo sed —replicó ésta.

—¿Mm? Pero tienes el refresco a un lado 

—No quiero refresco, exijo agua —respondió cortante.

—Genos, hazme el favor ... ¿Genos?...¡NO TE HAGAS EL DORMIDO, HOMBRE! Que digo, ¡CYBORG! —

—Olvídalo, iré yo —dicho esto se levantó y se dirigió a la cocina.

Tornado de ConfusiónWhere stories live. Discover now