♥ 𝔼 𝕤 𝕡 𝕖 𝕔 𝕚 𝕒 𝕝 ♥

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   Era un día soleado, varias personas transitaban las calles aquella mañana, incluyendo la inusual pareja que a la vez no lo era. Había pasado media hora y la chica se había hartado de caminar sin rumbo fijo.

—Espero sugerencias —anunció con pesadez, mirando de reojo al pálido que estaba su lado.

—Con estar a su lado me basta —respondió al cabo de unos segundos—, pero no pensé que estabas impaciente por mis órdenes. —Mostró una sonrisa socarrona mientras veía a la esper.

   Al caer en cuenta de la mal interpretación de sus palabras, la de ojos esmeralda se sonrojó de la vergüenza.

—¡No me refería a eso! ¡Dije sugerencia, SU-GE-REN-CIA! —chilló, al punto de que varios transeúntes taparon sus oídos para evitar que bajara sangre de ellos.

   El azabache miró a su alrededor para improvisar un plan, —¿Qué tal un café? —propuso mientras señalaba un local cercano.


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   Al ver lo que habían servido, la psíquica habló, —¿Entramos a un café y pedimos un helado? —frunció el ceño dirigiendo una mirada despectiva al postre.

—No lo pienses mucho Tatsumaki, solo disfruta —aconsejó el de ojos rubí mientras se preparaba para dar el primer bocado, por error, la apetitosa cereza cayó al suelo, fue allí cuando la heroína decidió actuar.

   Indeciso, el azabache observó la pequeña fruta levitando cerca de su boca.

—¿Acaso temes morir? —cuestionó dirigiéndole una sonrisa burlona—Solo come — ordenó, y el zombie como todo buen futuro novio, obedeció.

Y sobrevivió.

—Buen chico —señaló está mientras se cruzaba de brazos.


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   Ahora la pareja se encontraba caminando por un extenso parque, la psíquica no entendía la meta de aquel recorrido pero antes de que pudiera diferir palabra alguna un anciano sentado en un pequeña banca y un caballete en mano llamó la atención de ambos.

   «Es solo un dibujo, no tienes que ponerte nerviosa» Reflexionó la esper que le había dado la espalda a los dos hombres. En pocos segundos una mano se posó en su hombro y ésta dijo:

—¿Él nos va a... —Bajó su mirada—, dibujar... —Su mirada se enfrascó en el papel y el lápiz que el pálido le había facilitado.

   El sonido del grafito contra el papel predominó ante la falta de palabras, los dos se hallaban concentrados en una banca dibujándose uno al otro.

   Era algo nuevo para ambos, mas la psíquica no sentía molestia alguna; se divertía al experimentar algo nuevo, pero tenía cuidado de no exteriorizarlo.

   A pesar de ello, el pálido pudo apreciar una fugaz sonrisa en su compañera; eso era más que suficiente para él.

—¿Todo listo? —preguntó al cabo de unos minutos.

—¿eh? Sí, yo tenía todo listo, solo que fingía seguir dibujando para no presionarte —mintió mientras se cruzaba de brazos.

—Entonces hagamos el intercambio

—¡No me des órdenes! —chilló —¡Toma! —Le extendió la hoja enrollada cual pergamino.

   El contrario simplemente aceptó y le extendió su trabajo.

—...¿Tatsumaki que es esto?

—Una lápida —respondió con desdén, sin quitar sus ojos de la hoja que tenía en mano.

—Lo sé, pero ¿dónde estoy yo?

—Debajo.

—...

   «Hora de un cigarrillo» Se dijo a sí mismo. No obstante, mientras buscaba en sus bolsillos el chillido de la esper lo distrajo de su tarea.

—¡¿Por qué me dibujaste sonriendo!? ¡En ningún momento mostré esa patética mueca! — vociferó mostrándole la hoja y apuntando con el índice aquella curvatura

—¿Patética? Te ves hermosa cuando sonríes, deberías hacerlo más a menudo —bromeó mientras prendía su cigarro

   La heroína hizo un puchero mientras un ligero sonrojo se apoderaba de sus mejillas.


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—Neh, ¿qué quieres lograr con esto? —preguntó la esper.

—No entiendo a que te refieres —respondió confundido por el repentino comentario

—Es obvio que quieres algo a cambio, solo habla.

—...Sigo sin entender. —mintió

—Han pasado tres meses, ¿acaso todavía sigues... —aclaró su garganta, le era incómodo el rumbo que estaba llevando la conversación.

—Así es, todavía te sigo amando Tatsumaki. —aclaró, tomando de las manos a la psíquica, acto que hizo que se sonrojara.

—¡No me tomes de las manos! —chilló ante los nervios —,pero ya que insistes...no te negaré ese privilegio.

   El contrario observaba mostrando una media sonrisa, le era cómico presenciar los nervios de la psíquica, pero esa mueca fue reemplazada por una de sorpresa, los labios de la heroína estaban sobre los suyos, fue un beso rápido, pero lo suficiente para dejarlo sin palabras por unos segundos.

—¡N-no te engañes, fue solo una prueba! —anunció la de ojos esmeralda

   Al ver que esta vez era el hombre el que se había quedado mudo, prosiguió.

—Y-ya que lo pides tanto, a-aceptaré ser tu novia para que me dejes de molestar con eso, ¡V-vámonos! —chilló mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar, el pálido la siguió unos pasos atrás, sin dar crédito a lo que había pasado; no obstante, ahora tenía derecho de pedir una segunda vez.



~Fin~

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Ahora sí lectores, este es el mero mero final  xd

Gracias por leer :) ¡Nos vemos en otro proyecto! :D 

Tornado de ConfusiónWhere stories live. Discover now