¿Cómo se supone que debo empezar? ¿Acaso debo saludarlo formalmente, como si ya nos conociéramos, o tratarlo como al chico que trae los delivery? ¿Será alguien joven o un adulto? ¿Hombre o mujer? Comienzo a sentirme inquieta y nerviosa, como si fuera a ver al chico que me gusta en nuestra primera cita. No es que haya pasado por esa situación, sino que así lo describen en muchas partes. Manos sudorosas, múltiples pensamientos sobre esa persona, retorcijones estomacales de los nervios y la sensación de estar ligeramente fuera de lugar. Incluso pareciera que todos en el lugar te observan a ti, la solitaria jovencita que no deja de morderse el labio inferior y mirar para todos lados.
Mi problema es que no sé cómo es la persona asignada como mi soñador, puesto que me saltee el informe que me enviaron. Quiero decir, no es una imprudencia de la aplicación, sino un inconveniente producto de mi impaciencia. Lo único que tomé en cuenta fue el lugar y la hora del encuentro, ya que estaba desesperada por comenzar esta aventura; por suerte fue relativamente corto el tiempo de espera.
Volviendo a lo importante ahora, creo que debería haber revisado el informe; es decir, cualquier persona del parque podría acercarse, decirme que es a quien estoy esperando y yo me iría como tonta detrás de sus pasos. Quién sabe, tal vez y me mate para vender mis órganos al mercado negro. Lo bueno es que tienen cáncer y no le pagarían nada por ellos.
Busco mi teléfono celular, vuelvo a cambiar de posición en el banco de madera y abro la app de Mi Deseo. En cuanto aceptaron mi solicitud, se abrió una sección donde recibía toda la información que requería sobre mi soñador, desde una foto actual de su rostro hasta las colaboraciones anteriores que ha realizado. Pero, como dije anteriormente, sólo me interesó la parte de la cita donde concretábamos el primer encuentro. Ahora que lo reviso con paciencia y tranquilidad, puedo decir que es un chico de unos veintitantos años, de rostro bonito y apariencia inocente. ¡Ah, mira! Aquí debajo dice que se llama Zachary, que le gustan los animales, la naturaleza y el color verde.
-Abigail. -Una voz desconocida pronuncia mi nombre frente a mí, por lo que levanto la mirada totalmente perdida en mis pensamientos-. Un gusto, soy Zachary, pero puedes decirme Zach .-Y me extiende su mano.
-Ah, hola. -Me levanto con rapidez y estrecho su mano, devolviéndole la sonrisa que me brinda-. El gusto es mío, Zach. Justamente estaba leyendo un poco sobre tu expediente para saber quién sería mi soñador.
-Bueno, los expedientes son por formalidad y para crear un poco de confianza al principio, pero no dice lo suficiente como para que me conozcas. Aun así, no debes preocuparte, no haré nada ilegal contigo ni nos meteré en problemas. -Suelta una pequeña carcajada y vuelve a sonreír. Tiene una bonita sonrisa, a decir verdad.
-Bueno, mis órganos tampoco valdrían algo, así que no podrás drogarme y venderlos.
Por un momento olvido que no todo el mundo toma a la ligera el cáncer y puede resultarle ofensivo que haga un chiste así, pero él termina riendo con soltura.
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Mi último deseo
TeenfikceZachary Hoffman ha tenido un deseo desde hace mucho tiempo: ayudar a cumplir los sueños de otras personas. Su padre le ha dicho que eso no es posible, su madre le confesó que no sería nada fácil y el resto de las personas se burlaron de su "falta de...