En cuanto desperté nuevamente, me sentía mucho mejor. La doctora dijo que podía irme, pero que tuviera cuidado de ahora en adelante, que no precipitara mi final. No hace falta decir que me disculpé por mi comportamiento brusco, pero decidí ignorar su charla motivacional para evitar que mi buen humor cayera. Zachary fue amable en todo momento y me pidió múltiples disculpas, alegando que era su culpa por no recordar que cargo con sólo un riñón. Por más que traté de convencerlo de lo contrario, no paró hasta que acepté los chocolates que me ofreció como tregua.
Mientras yo dormía, se ocupó de buscar un hotel lo más cercano posible a los lugares donde quiere llevarme, sin importar el costo. Así terminamos en una habitación de lujo, en un hotel de cuatro estrellas y con una piscina en nuestro balcón. Es hermosamente caro y lujoso, lo que me llevó a quejarme sobre el costo y decirle que podríamos ir a otro lugar más sencillo. Pero seguimos aquí, disfrutando de la suavidad de las almohadas y lo acolchada que es la cama para dos personas.
-Quiero llevarte a un lugar por la tarde. -Zachary habla bajo, casi adormilado-. Tal vez te guste, tal vez no, pero creo que es lo que necesitas.
-Entonces llévame, confío en ti. -Volteo a verlo, encontrando su rostro adormilado-. No me digas nada y sólo llévame, así la sorpresa se mantiene y, tal vez, el lugar me enamora aún más.
Me quito los zapatos con los pies y me arrastro hasta acurrucarme en la cama, observando sus facciones. No había notado el lunar que descansa sobre su ceja derecha o la pequeña cicatriz que adorna su labio inferior. Tampoco la rojez a un lado de ésta, así que llevo mi mano hasta el lugar y acaricio esa pequeña herida. Mi ceño se frunce cuando relamo mis labios y noto una leve hinchazón en el superior.
-¿Qué nos ocurrió? -pregunto con curiosidad, lo que hace que él ría sonoramente antes de acomodarse a mi altura.
-Bueno, te desmayaste y traté de ayudarte. -Él rasca su cabeza con nerviosismo, enterrando su rostro en una almohada y riendo contra ella antes de hablarme desde esa misma posición-. Quise sujetarte antes de que cayeras, así que me acerqué rápidamente hacia ti y tú te me viniste encima. Chocaste conmigo y nos besamos por accidente.
-¿Llamas a un choque besarse? Me suena más a que casi te parto el labio de un golpe. -Él vuelve a reír y gira un poco su rostro, exponiendo una mejilla sonrojada.
-Bueno, no sabía cómo llamarlo, así que dije que nos besamos, aunque sólo hubiera sentido como casi me rompes un diente. -Yo lo golpeo en la espalda, sacándole otro par de risas que hacen vibrar a todo su cuerpo.
Me recuesto de nuevo, observando el techo y lamiendo la pequeña zona irritada. Se siente extraña, más inflamada y sensible que el resto, así que no puedo parar de frotarla con la punta de mi lengua. No sé por cuánto tiempo lo hago antes de que el dedo índice de Zachary me pique la zona afectada. Lo observo, notando que trae la cabeza apoyada en su mano y en una altura elevada gracias a su codo flexionado. Me observa, volviendo a picarme la lengua con su dedo en cuanto relamo mis labios.
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Mi último deseo
Teen FictionZachary Hoffman ha tenido un deseo desde hace mucho tiempo: ayudar a cumplir los sueños de otras personas. Su padre le ha dicho que eso no es posible, su madre le confesó que no sería nada fácil y el resto de las personas se burlaron de su "falta de...