Siempre Esperando

12

Era lunes 8 de abril, todo había quedado en ruinas dentro de mi, respirar era difícil, el vacío se acumulaba dentro de mi persona, los doctores no pudieron hacer nada más, estaban exaltados, nerviosos, me miraban con frialdad, su trabajo los habia hecho expertos en esas tecnicas, al escuchar la noticia, me rompí en mil pedazos, unos mas pequeños que otros lo cual complicaba su reparación posterior y lamentablemente el ser humano no puede recibir un repuesto, como si de un automóvil se tratará, bueno al menos no un repuesto de alma, moral o sentimientos, cada persona en el mundo lleva un ritmo, yo tenía el mío, y el mío era muy lento.

Lo digo porque Ian perdió a su madre años antes de conocerle y el era un hombre muy fuerte y vivía su recuerdo de forma gratificante, el decía que su madre era un tesoro mortal, como muchas personas que nos importan dentro del universo personal de cada quién.
Yo vivía con Milla y en ocasiones echaba de menos a Anastasia, pero ahora sería diferente en completa forma, extrañaba a Anastasia y lloraba amargamente por Milla, ella había abandonado la jugada, había caído cual soldado de esta guerra que llamamos vida.

Milla había muerto.

Antes de morir ella tomó mi mano, besó mi frente con sus últimas fuerzas y después me dijo.

-Te amo, te amo como a nadie, y quiero que sigas adelante, que busques la felicidad, que estés feliz, quiero que me recuerdes, y algún día nos veremos de nuevo, nuestra energía volverá a a estar cerca y pondremos vivir juntos en la eternidad.

Mi piel se erizó, la eternidad me parecía algo tan inmenso que me provocaba miedo. Ella lo noto y me miro.

-¿Porqué le temes a lo que no tiene fin?
-Simplemente porque no lo entiendo, porque tampoco se dónde hay un principio, porque me hace sentir perdido, insignificante
-Pierdes el miedo cuando no hay nada mas que perder, lo acabo de aprender, y ahora tu lo sabes, soy la voz de la experiencia, tarde o temprano llegaras a este punto, solo procura no estar listo, porque si tu te alistas para un momento como este habrás perdido el tiempo que pudiste disfrutar. Carpe diem Frank.
-No, no quiero este momento. No quiero vivirlo, no quiero guardarme esto, no quiero saber que no estarás. No sabria que hacer, hasta hace un poco recorde que la vida antes de ti era muy aburrida, no tenía mucho caso.
-Es gracioso que lo menciones, porque yo también me había olvidado de lo aburrida que era la vida antes de ti Francis.
-Te amo
-También te amo

Mis lágrimas caían por mis mejillas, mojaban su rostro y su pecho, quería dejar de pensar en ese momento, la presión en el pecho era muy fuerte y sólo podía sentir la respiración de Milla.
Ella tomo mi mano y dijo

-Tranquilo, estaré bien, lo que me interesa ahora es saber sí tú lo estarás.
-Yo estaré bien, estaré bien, y estaré viviendo feliz y cómo a ti te hubiera gustado -mentí, en el fondo sabia que no estaría bien
-Siempre te amare esperaré verte alguna vez más
Milla sonrió y después cerró los ojos para dormir.
-Descansa -susurre

Bese sus labios una última vez y me alejé, el vacío se hacia mas grande conforme me alejaba. Salí de la habitación y el mundo me parecía un lugar mas triste más tétrico y aburrído, como lo había mencionado antes a Milla.

¿Qué pasará ahora? me preguntaba, ¿cómo será está vida?

Había olvidado gran parte de todo por estar en eterno gozo, había dejado atrás miedo, preocupación, decepciones y mentiras, había aprendido a perdonar, a mirar a la vida con otros ojos y apreciar cada segundo de aliento, pero todo se detiene en un punto sin retorno entonces caes de nuevo al suelo frío y sólo, en el cual empiezas y terminas al final de todo.

Al cabo de unos minutos el doctor me miro con tristeza y me dijo sin rodeos.

-Su esposa ha muerto hacé unos minutos, lo lamento.

En ese momento la tristeza aumento e invadió mi espacio, yo pensaba que nadie podía llegar a este punto, la esperanza se cayo al suelo y la sorpresa se apodero de mis extremidades el temblor se manifesto en mi cuerpo y un nudo en la gargante se formaba, mis ojos enrojecieron por el llanto. El doctor dio media vuelta y se marchó. Esa acción del doctor me hizo pensar en otra cosa, yo estaba solo, en el fondo, siempre estaba con tanta gente y a la vez siempre estaba solo.
Salí del hospital aún con la mirada nublada, entré al auto y me dirigí a casa, al llegar entré, miré todo, una y otra vez, me acosté en el sofa y miré al techo, despues de unas horas mi mente estaba divagando en todo, y en ocasiones recordaba cosas que viví a lado de Milla, miraba con detalle el techo, cada punto extraño o cada linea de pintura la lampara y sus detalles, el teléfono sonaba y yo lo ignoraba, estaba agotado así que me quedé domido, al despertar estaba recibiendo una llamada de Helelna:

-Bueno
-Hola Frank, ¿Qué estás haciendo?, ¿estas ocupado?
-Mi esposa murio, estoy muy ocupado

Helena soltó un suspiro de sorpresa un poco exagerado.

-Lo siento tanto, quieres que vaya a verte
-No uno hace falta, estoy bien -conteste
-No lo creo, llegar en 15 minutos

Al llegar a casa Helena tocó y preguntó qué sucedía
le conté todo con detalles y ella sólo se limitó a abrazarme, me quedé dormido en sus brazos otra vez.
Al despertarse Helena se había ido y yo me quedé en el sofa, en la mesa una nota que decía

"Cada que nesecites de algo, llámame"

Me alivio un poco saber que cuento con alguien asi que llame a mi grupo de amigos, y anunciar la muerte de Milla, todos reaccionaron de la misma forma, con sorpresa y despues un claro sonido de llanto, pasaron tal vez 20 minutos y decidí llamar a Anastasia pero la llamada nunca se logro enlazar, y desistí al tercer intento.

Este era el parte aguas de mi vida completa, un recuerdo, un amor eterno y un luto interminable.