Algunos de los presentes subieron al escenario y entre abrazos y apretones de mano comenzaron a elogiar a Milla, algunos hablaban entre ellos y otros solo la reconocían. Pasó un rato cuando un hombre alto de cabello negro canoso y complexión delgada subió al escenario.
—Señorita Moore, pase mañana a mi oficina para hablar un poco —dijo.
El hombre dio la mano a Milla, sonrió y se retiró. Subí al escenario tomé a Milla del hombro y dije:
—Lo hiciste de maravilla.
—Gracias —contestó con una sonrisa que no le cabía en la cara.
Salimos del teatro media hora después y me dijo en voz calmada.
—¿Sabes? a veces es complejo sentirte diferente, es complejo tener salidas de la zona de confort, es complejo ser guay y caerle bien a los demás, es complejo levantarte cada mañana y pensar que debes trabajar, que debes estudiar, que debes vivir de la forma agitada que te exige la civilización, y pienso que esto a veces es una mierda, pienso que es estúpido, pienso que seguir el patrón es lo peor que puedes hacer, pienso que no me gusta sentirme como los demás, me gusta sentirme como yo, distinta y distante, por eso te pediré algo. ¡Llévame a un sitio que no tenga civilización!
Estaba perplejo, mi mente salió corriendo, dejo todo revuelto, ¿Será que yo estaba perdido dentro de ese ciclo monótono de miseria maquillada? o simplemente era la intensidad del momento, el comentario preciso, dentro del momento correcto o la frase motivadora y la realidad acogedora tal vez era la misma mierda que te siembran en las novelas de amor o la misma mierda de las novelas de tristeza y suicidio. ¿La vida es una jodida novela? ¿Qué género? ¿Quién es el autor? ¿Qué sigue?
Sucedió tan rápido, fue tan complejo el pensamiento en ese momento, que sentí conexión, no con ella, conexión conmigo, con el Frank que vivió dentro de mí, el sujeto de cara pálida y sonrisa inexistente, el que pensó todo esto en solo unos.
No llevaba auto, íbamos a pie, así que solo la lleve caminando hasta las afueras de la ciudad, caminamos por el centro de la carretera charlando y riendo, los árboles empezaban a apoderarse de la orilla de la carretera, el sonido de los autos se volvió lejano, los pájaros cantaban sin cesar, incluso los mosquitos comenzaron a rondar buscándonos la sangre. Más y más se encerraba el ambiente en árboles y hojas. Las líneas de la carretera se borraban entre las hojas que caían de los árboles, había mucha sombra y pequeños destellos de luz del sol que pasaba por los huecos de las ramas. Al llegar a un punto en el camino topamos una desviación entre árboles y al cruzar una llanura verdaderamente verde sin flores, solo pasto que pareciera estaba podado pues su tamaño era corto y muy parejo, al fondo del paisaje: el lago y después más árboles con aún más sombra que los anteriores porque eran más tupidos.
Caminamos hacia el lago, a medida que avanzábamos la tierra iba perdiendo verdor y se volvía más húmeda, un fuerte olor a madera mojada rondaba el ambiente, un olor añejo pero agradable.
A la orilla un muelle de madera vieja que parecería a punto de colapsar en cualquier instante, estaba lleno de mosquitos, se escuchaban algunos grillos y el agua brillaba con los destellos del sol de la tarde noche que caía detrás del bosque. La oscuridad se abrió paso por el otro extremo del cielo.
Milla caminaba suavemente hacia el extremo del muelle, sacó de su estuche el violín y comenzó a tocar. Me senté y recargue la espalda en un tronco que sostenía y sobresalía del muelle, incline la cabeza atrás y cerré los ojos, cada agudo del arco frotando la cuerda me sacaba una sonrisa la melodía era espléndida. Nunca había escuchado algo como eso.
Se levantó, guardó el violín, comenzó a quitarse la ropa y saltó al agua.
—Entra el agua sigue tibia por el calor del sol y está muy limpia.
ESTÁS LEYENDO
Siempre Esperando
RomansEsta es la historia de Frank, un hombre común, con una vida, común, sin embargo el paso del tiempo le permite conocer personas, relacionarse y tener la oportunidad de ser feliz, pero el mismo destino o oa misma causalidad lo hace alejarse, aislarse...