𝐼𝑡'𝑠 𝑓𝑢𝑛 𝑡𝑜 𝑙𝑜𝑠𝑒 𝑎𝑛𝑑 𝑡𝑜 𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑛𝑑
1994
El grunge se había apoderado de los walkmans, los teléfonos tenían cables y los celulares eran demasiado caros para tener uno, había revueltas en las calles por las crisis internacionales...
Esa noche la barra estaba puesta bien alta. Toda la semana sus amigas le habían estado hablando de los posibles locos escenarios en los que terminaría la dichosa fiesta, y todos significaban desastre, desde jalar a alguien inconsciente calle a bajo casi occiso sin que la policía los viera, hasta sujetarle el cabello a alguna de sus dos compañeras si terminaban vomitando, y su favorita era esa opción en la que nadie se moría y finalizaban la noche en el bajón de McDonald's.
Eran tantas las expectativas que Sadie solo llevaba unos dólares escondidos en la tenis ya que le daba miedo su cartera favorita y perderla por tan ebria que planeaba quedar, en parte eso le daba miedo, si las cosas se descontrolaban y quería irse, se suponía que la pelirroja la iba a llevar, pero al escucharla hablar de sus planes esa noche empezó a sospechas que nadie la acompañaría a casa si de pronto quería irse, al menos no vivo.
Sin embargo, se tranquilizó, era una experiencia nueva y su plan seguía siendo pasarla bien con sus amigos quienes parecían emocionados de que los acompañara para variar. Con anterioridad siempre escuchaba el desastre que las otras dos hacían al llegar con el amanecer después de una noche en vela, siempre parecían contentas, así que lo mínimo que pedía era llegar a su dormitorio muerta de la risa y con excelentes recuerdos.
Ese día se sentía joven, fresca y libre.
Desde que salió de clases la habían estado preparando para la gran noche, empezando porque Rowan la obligó a tomar una larga siesta para que no estuviera agotada en la madrugada, luego cenaron lo suficiente de modo que no terminaran descompuestas en algún baño y pudieran dejar de preocuparse por esas cosas.
