𝐼𝑡'𝑠 𝑓𝑢𝑛 𝑡𝑜 𝑙𝑜𝑠𝑒 𝑎𝑛𝑑 𝑡𝑜 𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑛𝑑
1994
El grunge se había apoderado de los walkmans, los teléfonos tenían cables y los celulares eran demasiado caros para tener uno, había revueltas en las calles por las crisis internacionales...
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𝖄𝖔𝖚 𝖘𝖆𝖞 𝕴 𝖔𝖓𝖑𝖞 𝖍𝖊𝖆𝖗 𝖜𝖍𝖆𝖙 𝕴 𝖜𝖆𝖓𝖙 𝖙𝖔
Nueva York, 1994
Sadie entra molesta a la habitación esa mañana, y Rowan y Millie quienes están ahí cada una en lo suyo saben que está que se la lleva el diablo debido a que azota la puerta al hacerlo. La cosa es que nadie entiende porqué y es difícil averiguar si en realidad es algo serio o no, ya que la pelirroja tiende a exagerar un poquito algunas cosas, como esa vez que Caleb canceló una cita porque estaba enfermo, en esa ocasión, ella no le habló por 4 días, y le gritó mucho, tanto que se quedó sin voz, así es como sus compañeras supieron que el muchacho la amaba porque no hizo más que pedirle perdón y darle la razón, nadie en su sano juicio haría eso, solo alguien que estuviera loco por ella, así como la de pecas lo estaba por el mundo en general.
Ese día ninguna se decidió inmutar o preguntarle que sucedía, pero claro, no necesitaba que lo hicieran ya que su presa estaba ahí, sentada en su cama leyendo un libro de Matisse.
—¿Cuál es tu problema? — cuestionó arrebatándole lo que leía a Brown — ¿Eres real? ¿En serio? — la aludida abrió los ojos como plato y tomó el libro de vuelta, no necesitaba una palabra más, ya sabía de qué se trataba.
— Sí, Sads, soy real, por mucho que no te gusten mis elecciones. — suspiró y decidió regresar a un tema que le interesaba más... el Fovismo, sí en definitiva eso era más entretenido que lo que le estaban apunto de reclamar.
— Un año completo, 365 días Millie, esa es la cantidad que pasaste llorando por Finn Wolfhard, en silencio, sin decirnos nada, sin más mientras solías pintar su rostro en retratos y verlo fijamente cuando él estaba distraído, pensaste que nadie se iba a dar cuenta, pero yo estaba ahí y lo notaba. — la pelirroja se señala frustrada — Luego vino la mierda con Rowan y pensé, es un imbécil, no se la merece, hasta que lo hizo. De todas las chicas en la escuela, el ser más libertino del mundo, decidió que te quería a ti. — señala a al aludida — Y que te quería de verdad, decidió derretir su escudo de cabrón con las señoritas y ser tierno contigo, insistir pese a la resistencia que diste, ser sincero, ir de verdad contigo, y tú lo mandaste a la verga ¡A la verga! tú no tienes corazón. — niega exasperada, pero a la castaña no le parecen ninguna de esas palabras.
