𝐼𝑡'𝑠 𝑓𝑢𝑛 𝑡𝑜 𝑙𝑜𝑠𝑒 𝑎𝑛𝑑 𝑡𝑜 𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑛𝑑
1994
El grunge se había apoderado de los walkmans, los teléfonos tenían cables y los celulares eran demasiado caros para tener uno, había revueltas en las calles por las crisis internacionales...
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𝖂𝖊 𝖋𝖊𝖊𝖑 𝖙𝖍𝖊 𝖕𝖚𝖑𝖑 𝖎𝖓 𝖙𝖍𝖊 𝖑𝖆𝖓𝖉 𝖔𝖋 𝖆 𝖙𝖍𝖔𝖚𝖘𝖆𝖓𝖉 𝖌𝖚𝖎𝖑𝖙𝖘
Nueva York, 1994
Esa semana en Ohio fue rejuvenecedora, como ninguna, apenas llegó se sentó en el regazo de su abuelo y lloró por un buen rato, le dolía el corazón y solo conocía esa forma de descargarse, lejos de la ciudad y sin que nadie la juzgara o se diera cuenta. No solo por el hecho de que estaba colgada por un patán, eso iba más allá, era sentir que pese a que le había contado a Rowan sus sentimientos a ella no le importaban, tanto que corrió a besar al chico apenas tuvo la oportunidad, además aún resentía el reciente abandono de su padre que ni siquiera la contactó al llegar, y fuera como fuera, las clases del Castella eran duras, la hacían sentirse presionada si no daba la talla y sacaba buenas notas, digamos que fue mucho lo que se guardó antes de explotar, no era culpa de un factor, eran demasiados.
La abrumaban y era una persona sensible, delicada, no era buena lidiando con ello, así que no le quedó de otra que llorar, por suerte sus abuelos la hicieron sentir mejor por el resto de los siete días que se quedó. Le hablaron de sus aventuras en el campo, de sus nuevas vacas, puercos, pollos, la llevaron a cosechar zanahorias, hicieron pie, se sentaron a mirar el atardecer en el pórtico de la casa, y disfrutaron de la sinfonía nocturna que hacían los grillos cada que el sol se escondía.
Cosas que no tenia en Nueva York, pero la hacían feliz, tan simples y hogareñas, completamente encantadoras. Con un pesar intenso la joven el domingo antes de entrar a clases puso sus cosas en su bolso y partió hacia la gran manzana de nuevo, sin un poco de ganas de volver, durante el camino de vuelta no se encontró con Zumann pero no le molestó, prefería aferrarse a sus últimos silencios rurales sola, tenía mucho que pensar antes de llegar. Dejar de ver a todos por una semana completa había sido como una pausa, un retiro espiritual o lo que fuera, el punto era que se sentía tranquila al estar alejada de los problemas, de la gente que la había herido y sabía que ahora las cosas iban a tomar dos cursos, o seguirían como siempre pero en silencio ella guardaría distancia para conservar un poco de su salud mental, o todo iba a cambiar y su grupo de amigos se partiría en dos.
