Capitulo.3☘️

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Todos comían tranquilamente la merienda mientras Dazai llegaba. Por su mala suerte tuvo que llevar en brazos a Akutagawa, quien se aferraba a él y no quería separarse. Dazai suspiró pesadamente y se sentó en una de las mesitas donde estaban Oda y Ango, no sin antes arrimar una silla de bebé y su lonchera. Mori le trajo a Dazai la comida de Akutagawa para que le diese él de comer. Dazai suspiró pesadamente, comenzando a alimentarlo.

—Al menos ya serás más responsable, Dazai —dijo Ango.

—Ni crean que me haré cargo de este niño.

—Bueno, estaba contigo así que es lo normal. —Dijo Oda mientras limpiaba la carita de Akutagawa.

—No mientras, me sigue viendo con esa cara que me da asco...

—Deja de molestarlo.

—Te confundes, eso es al revés. Él me molesta.

—Ese bebe parece que quiere sacarle el alma a todo mundo menos a ti, así que no puedes molestarte por eso —aclara Ango acomodando los lentes.

—No sabes de lo que estás hablando —observo nuevamente al niño con disgusto.

Los ojitos de Akutagawa brillaban; esperaba que él le diera más comida; con resignación continuaba dándole de comer. Akutagawa estaba feliz, Ango y Oda no podían aguantar la risa de la situación; Dazai estaba realmente incomodo. Miró a sus lados y notó a Chuya alimentando a Atsushi. Este estaba riendo y comiendo; eso le molestaba. Él era el encargado de cuidar del pequeño tigre y que se lo arrebataran de la nada y se lo cambiaran por Akutagawa era jugar sucio.

Cuando terminó de darle la comida al pequeño con menos disgusto, empezó a darle golpecitos en su espalda para sacarle el aire, cosa que consiguió sin trabajo alguno. Miro nuevamente a Chuya; este jugueteaba con Atsushi; se sentía celoso; se supone que Atsushi solo debería comportarse así con él; es más, Chuya no debería estar con el pequeño. Eran de diferentes bandos y estaba dispuesto a demostrarlo, pero sintió como alguien le tomaba del hombro al mirar quién era. Suspiro, Oda le había detenido ya sabiendo lo que haría.

—No causas problemas cuando está demaciado tranquilo aquí.

—No iba a hacer nada

—Conozco esa mirada y estás mintiendo, déjame llevar a Akutagawa a la siesta; Ango ya está tomandola, le dejaré con él y volveré contigo —el castaño asintió—. No cause alboroto.

Mientras tanto, los adultos salieron un momento al jardín; a decir verdad, solo estaban Fukuzawa y Mori, puesto que Kouyou y Hirotsu fueron a mudar las cosas de la otra aula a la que estaban, aunque siendo realistas, solo estaban en tregua los niños; eso no significaba que quisieran estar en el mismo salón, pero bueno, los adultos no entendían ese hecho.

Por su parte, Dazai se levantó, alejándose del lugar. Llegó a una estantería y trató de bajar una pequeña caja. Al lograrlo se dio cuenta por un momento que un broche calló. Al tomarlo miró una inscripción, que por suerte sabía leer.

—¿Dimensión Bungou Stray Dogs? ¿Qué es eso?

—Dazai, ven, necesitamos tu opinión.

—Ya voy, Ango, ¿no se supone que te estabas preparando para la siesta?

—De eso queremos hablar, por Akutagawa.

—No es mío, ¿por qué yo debo de ver por él?

Dijo para después lanzar aquel broche al suelo. Este emitió un brillo que llamó la atención a todos los pequeños y un gran círculo se abrió en el suelo; de este salieron varias personas, siendo arrojada una enzima de otra. Eran personas adultas. Los niños se acercaron, claramente unos asustados, poniéndose al frente de sus líderes de aula, Chuya y Dazai, que tenía en brazos a los pequeños Atsushi y Akutagawa; este último despertó por el ruido. Al ver cómo el círculo desapareció y ver a las personas levantarse, se pusieron firmes. Aquellas personas hablaron.

—Maldito bastardo, quítate de enzima.

—No es como si pudiera, todos están encima de mí.

—Me importa una mierda, quítate.

—Ya te dije que si pudiera lo haría.

—¿Donde mierda estamos y por qué estás tú aquí? ¿Qué hiciste?

—Me alaga que pienses que todo tu sufrimiento es por mi causa, pero no toda mi vida ronda entre percheros.

—Maldito imbecil

—Pueden callarse y moverse de una buena vez —dijo una mujer de cabello negro y broche de mariposa.

Delante de los adultos, un pequeño pelinaranja se paró enfrente de ellos; por su parte, los adultos habían comenzado a separse de los demás y al ver al pequeño se sorprendieron. Con algo de nerviosismo de su voz, el pequeño decidió hablar.

—¡¿Quienes son ustedes?!

Un silencio inundó la habitación; aquellas personas se acomodaron mejor y los pequeños al ver que eran mucho más altos que ellos se intimidaron, más no retrocedieron. De nuevo decidieron hablar aquellas personas.

—Me llamo Nakahara Chuya...

—Dazai Osamu...

Guarderia Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora