14: Yo recuerdo.

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Noram White se encontraba en su habitación, sentado en la silla de ruedas

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Noram White se encontraba en su habitación, sentado en la silla de ruedas. Observaba una pequeña araña que pendía de su telaraña desde el techo. El animal se balanceaba con una delicadeza salvaje.

Tenía frío, Noram solo vestía unos jeans negros y una camiseta amarilla Urban Outfitters de la que se había enamorado en el centro comercial. Estaba inquieto por la actitud imponente del arácnido. Frució el ceño y resopló con inquietud sin apartar la vista de la araña.

Decidió entonces levantarse de la silla de ruedas, caminar hacia su escritorio para coger un libro y levantar los brazos por encima de su cabeza, preparado para golpear a la pequeña araña.

Entonces escuchó que alguien intentó girar el pomo de su puerta y se apresuró a sentarse en la silla de ruedas con sutil rapidez.

-¡Buenos días! ¡¿Estás bien?! -dijo la voz de Valeria desde el pasillo.

-¡Si! -respondió él-. Espera un momento.

Noram hizo rodar las ruedas de la silla y se apresuró para abrir la puerta. El olor a perfume barato inundó sus fosas nasales cuando Valeria entró en su habitación. Ella llevaba el pelo rojo suelto y sedoso y una larga y blanca bata de dormir.

-Solo venía a avisarte que el desayuno está listo -dijo ella. Achicó los ojos y se dió vuelta para mirar a Noram-. ¿Por qué tenías la puerta asegurada?

Noram se encogió de hombros y salió de su habitación.

-Asuntos de adolescentes -dijo.

Valeria se sonrojó enseguida. Cerró la puerta de la habitación de Noram y lo siguió hasta la cocina.

-¿Como dormiste anoche? -quiso saber, mientras tomaba asiento frente a la mesa del comedor-. ¿Mas pesadillas con tus padres?

-No -dijo Noram, acercando su silla a la mesa- Se detuvieron de repente -miró hacia la nada aclarando su garganta-. Es raro.

Valeria sonrió con incomodidad.

-Pero es bueno, ¿no? -dijo-. Lo mejor es que estés tranquilo. Algo como lo que te pasó es difícil de superar... Pero el cuerpo está hecho para sanar -frunció los labios en una pequeña sonrisa poco convincente-. También la mente.

Noram observó los panqueques en su plato y se mordió la parte interna del labio.

-Si -asintió.

Era sábado por la mañana, así que se alistaron para ir a la terapia de Noram. Para él era cada vez más fácil caminar, pero también era cada vez más difícil ocultárselo a Valeria y a su terapeuta. En algún momento tenía que revelar sus avances, pero no tenía la confianza. Algo en su cabeza le decía que mantuviera el secreto. Él tenía la sospecha de que ese algo estaba relacionado con un suceso perdido entre sus recuerdos, y no podía quitarse de encima la sensación de que se trataba de algo importante.

GEMELOS MALVADOS© [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora