Cap. 4

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Holaaa amixes, de verdad me siento mal por apenas traerles esta actualización, pero por otro lado estoy muy contenta al ver los comentarios y las estrellitas a esta historia!!! muchas gracias a todos!!!!! y reitero mi inexperiencia que ni siquiera se como contestar a sus comentarios jijiji, espero que disfruten esta cap.

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-Ochako cielo, alguna vez te he dicho que tu madre es una excelente bailarina- un hombre de cabello castaño obscuro le sonreía a una pequeña Ochako.

-Enserio mami- la niña se le iluminaron sus ojitos mirando a una mujer rubia con ojos chocolate.

-Eso fue hace mucho cariño- le acaricio su cabello -no le hagas caso a tu padre-

-Pero que modesta amor, hasta tenía su academia de danza- le dijo a la pequeña Ochako, quien no cabía de asombro

-¡Yo quiero aprender al igual que mama! Por favor mami, enséñame todo lo que puedas- al ver el fuego en la mirada de su pequeña hija Yumeko Uraraka, sonrió

-Bien mi pequeña hija, te enseñare todo lo que se- el mismo fuego apareció en aquella mujer

Se removió inquieta despertando por fin, paso un brazo por sus ojos para posteriormente mirar sus tenis ¿hace cuánto no salía a trotar? Era hora de dar un paseo.

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Ochako no sabía porque la vida se enfrascaba tanto en reírse en su cara, pero ahí estaba ella dispuesta a divertirla a costa de su sufrimiento. Había decidido salir a trotar, como ya no lo hacía desde que empezó a trabajar tanto, y como de costumbre no conto con una vez terminando de trotar algo, o más bien unos niños, hicieron que se tropezada causando que callera en una pendiente y ocasionando que se cubriera de lodo y se torciera el tobillo levemente, el único consuelo que tenía era que al menos no se rompió nada.

-¡¡Deberían tener más cuidado!!- grito Ochako a los niños que de seguro ya estaban lejos.

Se paró con cuidado de ver si otra parte de su cuerpo no le dolía, nada al parecer. Miro si había algunas escaleras cerca, pero al parecer debía pasar por debajo de un puente primero.

Miau

Se paró en seco al escuchar un pequeño quejido, miro para todos lados y a unos pasos de distancia había algo, camino un poco más, encontrándose con una bolita de pelos blancos.

-No Ochako, NOOOOO, sigue caminando vamos sigue caminado de seguro no es un gatito abandonado a su suerte... ¡por supuesto que no! Quien seria capaz de abandonar a alguien a su suerte... vamos... ¡si mira! ahí está su mama con él, todo está bien... Espero ella esta...-

Miau

-Demonios- susurro derrotada.

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Shouto se encontraba ahí, como si esperara a que un amigo de toda la vida le abriera la puerta de su hogar y lo invitara a pasar, con una familiaridad que solo los años de amistad forjaban. Solo que no eran años, si no días, no era amistad, si no negociaciones. Definitivamente Shouto jamás será un genio en relaciones personales, porque para él; negociar y entablar una amistad, era prácticamente lo mismo (o será que cierta chica con las mejillas sonrojadas siempre se esmeraba en que su negociación pasara por una amistad), en fin esa era una pregunta que luego se tomaría su tiempo para esclarecerla.

La Ley de la Atracción || Todochako||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora