Una rosa para un difunto

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Poco a poco mi vista se iba desnublando, la silueta negra iba cogiendo color. Cuando ya recupere la vista del completo, vi que era una mujer, con pelo marrón y dos coletas, era una solitaria, lo sabía por el sombrero que llevaba puesto ya que yo tenía el mismo.
Le cogí la mano y me ayudo a levantarme, me subí a su caballo y cabalgamos hacia un lugar seguro. Ella se encargaba de cabalgar con el caballo y yo que de que llegáramos a salvo.
Nos alejamos de El Menguante, después de muchos disparos y de una media hora a caballo, llegamos a salvo a una cabaña, seguramente sería de ella. Al bajar del caballo le di las gracias y le pregunte por su nombre. Brigitte me dijo, parecía el nombre de una mujer tranquila y segura y así era. Le pregunté que que hacía tan cerca de El Menguante y me dijo que había escuchado hablar de 3 nuevas especies, lo cual me sorprendió ya que solo había escuchado de una. También me dijo que nunca había visto pelear al gran y famoso Ghost y que ahora que lo había visto, estaba mas motivada. Hice una pequeña sonrisa.
Brigitte puso su mano en mi frente, decía que estaba muy frío, que debería irme a dormir, aunque fueran las 8 de la tarde, el cansancio hizo que nada mas sentarme en una silla me pusiera a dormir.

Al día siguiente

Me levanté, me despertó el sonido de algo de vidrio rompiéndose, venia del salón. Cogí mi arma y fui hacia allí. Era Brigitte, estaba de cuclillas en mitad de el salón, toda la habitación estaba manchada de ese líquido morado, incluso ella. Me fui acercando a ella poco a poco para ver que le pasaba, delante suya había un cuerpo de un Bocazas. Llantos era lo único que se escuchaba en ese momento, llantos de Brigitte, le toqué el hombro y ella rápidamente me cogió de la mano, giró la cabeza y me mordió la mano. Retrocedí para alejarme de ella, pero se levantó, no era la misma, tenía los ojos morados y su boca era muy grande, de oreja a oreja, también su lengua era larga y asquerosa. 

Al ver eso, me preparé, no llevaba muchas balas encima. Me paré a pensar pero no era ningún bicho que antes hubiera visto. Me intentó golpear con su lengua, pero lo esquivé. Le disparé un golpe limpio en la cabeza y le hice un agujero, pero poco a poco su carne y piel iba tapando el agujero hecho. Menos mal que siempre llevaba encima mi cuchillo de bota, volvió a lanzarme su lengua y la pude atrapar, lo primero que pensé fue en cortarla y ya que no tenía mucho tiempo que perder lo hice. Al cortarle la lengua, soltó un grito de dolor pero con rabia, se dirigió hacia mi corriendo, me cogió y me tumbo al suelo, la force para que me soltara, pero no pude. Vi mi cuchillo a pocos centímetros míos, lo conseguí coger y se lo clave en la espalda. Extrañamente me dejó, se puso delante mía y yo me levanté rápidamente y la apunté. Empezó a hacer movimientos extraños, empezó a olerme y después de eso, poco a poco se fue derritiendo como una vela hasta convertirse en una serpiente, se acercó a mi reptando, la disparé pero no le afectaban las balas, me mordió la pierna y se fue reptando rapidísimo de la casa. La mordedura era muy pequeña como el mordisco de un mosquito, así que no era nada. 

Fui a ver a Brigitte, estaba en la cama, pero tenía un agujero en el pecho, esa serpiente le había quitado el corazón. No la conocía lo suficiente, pero ella me salvo la vida, algo que no le pude devolver. Una lagrima iba cayendo poco a poco mientras cogía una rosa que había en la mesita de noche y se la puse en el pecho y añadí Allá donde estés, espérame, no tardaré en ir. Pensé en dirigirme hacia la ciudad para advertir de esta nueva especie. Le robé el caballo a Brigitte y me dirigí hacia allí. Era de noche, así que debía ir con cuidado.

Mientras cabalgaba hacía la ciudad lo único que se me pasaba por la cabeza era la silueta de Brigitte y también en porque ese bicho al olerme se fue. De repente, el caballo se asustó y me tiro al suelo y seguidamente todo mi cuerpo empezó a arder, como si me estuvieran quemando toda la piel con un mechero o en una hoguera. Mientras cada vez mi cuerpo me ardía más y más vi que mis venas fueron cogiendo un tono morado, empecé a gritar de dolor, estaba en mitad de la nada, así que nadie podía escucharme, todas mis venas empezaron a notar mas en mi piel con ese tono morado. De un segundo a otro esa ardor se paró y empecé a sentirme como si estuviera en una bañera llena de hielos. También me entro un cosquilleo en la barriga y empecé a vomitar, vómito morado. Me estaba pasando algo extraño, ya me sentía mejor después de estar vomitando durante 15 minutos. No sabía que coño había pasado, mis venas seguían moradas, lo cual no era nada normal. Quería ver si mi sangre también se había convertido en morado, así que cogí mi cuchillo y me hice un pequeño corte en el brazo, extrañamente no sentí apenas dolor y exactamente, mi sangre era morada. Al quitar el cuchillo de la herida empezó a salir un pequeño y muy trasparente humo y rápidamente la herida se fue cerrando. Estaba alucinando, pero de repente alguien me dio un golpe en la cabeza el cual me hizo desmayarme.  

Continuará...

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