Un corte en el brazo

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Me choqué con el precipicio haciéndome una enorme herida en la barriga, me tropecé con un árbol, pero finalmente llegué al río, aunque no sano y salvo. Mi cuerpo caliente al tocar el agua fría del río fue una sensación maravillosa, un monto de humo de agua evaporándose salía del río mientras mi cuerpo muerto era empujado por la corriente del río. Seguía chocando con todo tipo de cosas, piedras, arboles y más. Mi cuerpo estaba hecho basura, cincuenta o más heridas estaban en mi cuerpo y para rematar, poco a poco me iba acercando a una cascada, una cascada enorme. Intenté hacer lo que pude para cambiar de rumbo, pero no pude, para mover un brazo una decena de heridas se me habrían. Pero, sin darme cuenta, llegué a la cascada, unos segundos de caída, unos metros de altura.

La caída fue muy dolorosa, pero un poco de esperanza se despertó en mi al ver que llegaba a la orilla, una orilla un poco rocosa. No me podía mover, la cantidad de heridas y quemaduras me hacían imposible la existencia. La corriente del mar tardó en llevarme a la orilla, pero llegué. Parecía una serpiente, solo podía arrastrarme por el suelo, las piernas no me funcionaban y los brazos me dolían mucho. Me arrastré hasta la planta de un árbol para refugiarme en su sombra. Me tumbé boca arriba y intente cerrar los ojos  para dormir y descansar pero el dolor me lo impedía. Estuve todo el día tumbado en el suelo viendo como de las heridas salía el extraño humo de la otra vez. Ya que tenía tiempo para pensar, pensé: Porque la gente de ese pueblo me odia tanto? No encontraba ningún motivo, me querían matar, así que algo me olía mal por ahí.

Poco a poco las heridas se iban cerrando, más rápido de lo normal, seguramente mañana por la mañana ya estaría como nuevo. Ya había llegado la noche, se escuchaban rugidos de bichos de fondo, pero parecían que estaban bastante lejos. Ya no notaba casi dolor así que decidí dormir. 

Cerró los ojos y se puso a dormir. Unas 4 horas después:

Abrí los ojos, me despertó un Bocazas que estaba arañando el árbol de mi lado, me vio con los ojos abiertos y se fue corriendo. No le hice caso ya que estaba muy cansado y me volví a dormir.

A la mañana siguiente: 

Me desperté, ya estaba como nuevo, todo mi cuerpo estaba lleno de pequeñas cicatrices, pero ya no notaba ningún dolor. Me diriji hacía el tronco del árbol, había una pistola y un vaso lleno de líquido morado. En el tronco había algo escrito, parecía que lo habían hecho con un cuchillo: Toma, vi que no tenías esto y te pertenecía a ti. Pd: El vaso, bébelo para sentirte mejor. Era algo muy extraño, pero la pistola era la de mi padre, pensaba que no volvería a verla. En ella había un papel que decía: Esta cargada ;). También, estaba mi bolsa con todas mis cosas. Me vestí con ropa que había en la mochila, iba a salir y  iba a dejar el vaso, pero por probar, me lo bebí, no pasó nada, pero extrañamente me sentí mejor. 

Empecé a andar, estaba en mitad de un bosque o algo parecido, lo que si sabía seguro es que estaba perdido. Mire al cielo y vi humo, a lo mejor cerca había alguna ciudad, así que me puse rumbo hacia el pueblo. Por el camino empecé a pegar un vistazo ya que llevaba mucho tiempo viviendo en el desierto y pocas veces he estado en el bosque. 

Poco a poco me fui acercando más y más al humo. Cuando estuve ya a pocos metros vi una especie de cabañas, cabañas de Indios. Los Indios, nunca les tuve odio pero muchos de nosotros los odian, no se el porque. Entré al pueblo y todos me miraron asustados, al ver eso lo primero que hice fue tirar todas mis cosas al suelo y levantar las manos para que supieran que venía en son de paz. De detrás de unas cabañas salieron 4 Indios apuntándome con arcos y en medio suya, como si le estuvieran haciendo un pasillo, salió otro Indio, pero desarmado, parecía viejo. Todos los otros Indios se arrodillaron ante él, seguramente por respeto. El Viejo Indio se acercaba a mí poco a poco, cuando estaba delante mía dijo: Ghost? Al escuchar eso dije que sí con la cabeza y dijo: Entonces, sígueme, te estaba esperando. Seguí al Viejo Indio hasta una cabaña, estaba en medio de la ciudad y había una hoguera delante suya. Entramos en la cabaña, me ofreció sentarme en un cojín que había en el suelo, me senté a la par que él. 

El Viejo Indio nada más sentarnos cerró los ojos y empezó a decir palabras las cuales no podía entender por la rapidez que las decía. Después de un par de minutos volvió a abrir los ojos y me dijo: Es un placer tenerte aquí, sabría que vendrías, pero no tan pronto. Le pregunté que como sabía que iba a venir y contestó que se lo dijeron los dioses. No entendía nada de lo que esta pasando, pero el Viejo Indio me preguntó si podía hacerme un pequeño corte en el brazo y le dije que si, que sin problema. Siempre decían que los Indios eran muy religiosos, así que mejor por ahora hacerles caso. Me hizo un corte en el brazo, se mojo su dedo en mi sangre morada y lo chupo, después de esa acción tan extraña dijo: Exacto, lo que esperaba. 


Continuará...

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