Escuchando a niños llorando

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Noté como si alguien o algo me rascara la espalda, abrí los ojos y tenía las manos atadas a una carroza, me estaban arrastrando por todo el desierto, lo bueno es que las rocas eran muy pequeñas y no notaba nada, a pesar de aquello extraño de el humo. Empecé a gritar: Cabrones, soltadme. Después de eso escuché unas voces diciéndome: Joder macho, pensábamos que habías muerto.

Tenía toda la ropa rasgada y destrozada. Me llevaron a un lugar el cual no conocía, paramos y por fin me dejaron ponerme en pie y así mi espalda podría descansar. Me levanté, después de todo ese tramo sufriendo y haciéndome heridas, me levanté como si me acabara de levantar de la cama de un profundo sueño. Me ataron las manos detrás de mi espalda y con una cuerda en la cintura me llevaron al centro de una pequeña ciudad la cual nunca había visto ni oído hablar. Me empezaron a tratar como una camisa sucia y rota que tiras a la basura, como un perro vagabundo que se cuela en tu casa, como un hombre malo que había matado a muchas buenas personas. Me llevaron como a un tipo de ayuntamiento y me sentaron en una oficina, la oficina del alcalde de esa ciudad. Me dejaron atado a la silla solo, esperando a que alguien viniera y me dijera que está pasando o que querían de mi. Después de unos 10 minutos de espera, vino un hombre, un hombre bien vestido, con una chapa de oro en el pecho y un bigote negro, bastante feo la verdad. Se sentó en la silla y dejó su sombrero de copa y su pistola encima de la enorme y larga mesa. Hizo un suspiro y apoyo sus brazos en la mesa, me miró a los ojos y me dijo: Oye, cabrón, pensaba que serías mas difícil de encontrar, pero ahí estabas, tumbado en mitad de la nada, sin caballo, sin compañía, sin vergüenza. Al escuchar eso dije: Perdón señor, pero... Y de repente, se levantó de la silla, golpeó la mesa y me señalo con un dedo y dijo(gritando): Calla la puta boca y no hables hasta que te lo diga pedazo de mierda. Llevas aterrando a nuestras familias, nuestros amigos y hijos durante meses y bua, no sabes lo que te vamos a hacer. No sabía a que se refería pero después de eso me dio el turno de palabra: Perdón señor, no se de que me hablas, yo solo viajo por allí por allá sin hacer daño a nadie. El hombre se acercó a mi, me dio una bofetada muy fuerte y me cogió de las mejillas y empezó a decirme a pocos centímetros de mi: Escúchame trozo de escoria, después de lo que has hecho no te vas a ir por las tuyas Ghost. así que vas a pagar por lo que has hecho, y no a ser a las buenas. Me cogió de la cabeza y me lanzó al suelo. Sinceramente no sentí nada, empecé a buscar algo para poder soltarme pero nada, la habitación estaba vacía, solo la mesa y estas dos sillas. De repente alguien abrió la puerta, me cogió del suelo y me susurro al oído: No sabes lo que te vamos a hacer pedazo de mierda. Me taparon la cabeza con una bolsa y no pude ver nada, solo notaba como me llevaban a algún lugar al aire libre y me ataban de brazos y piernas a un poste de madera. Intentaba soltarme, me movía de un lado a otro pero no hacía nada, estaba perdiendo el tiempo. Me costaba respirar con esa bolsa encima, pero de repente, empecé a escuchar cientos de voces de gente acercándose a mi, mujeres, niñas, niños, hombres y incluso perros ladrando. Después de estar un rato escuchando a la gente chillando y lanzándome cosas, me quitaron la bolsa de encima, no podía hablar porque me taparon la boca con cuerda. Vi a mi alrededor y ahí estaban, todas esas personas, algunas con cara de rabia, otras con cara de tristeza, pero todas me miraban a mi. Vi que debajo mía había un grapado de paja y un poco de carbón, ya me esperaba que iban a hacer. Al entender lo que me iban a hacer, volví a intentar escaparme mientras venía el hombre de antes con una antorcha para encender la paja. Antes de encenderla, dijo unas palabras: Hoy población, tendremos nuestra venganza, venganza por todos aquellos que este sin vergüenza llamado Ghost que nos arrebató a familiares y amigos, hoy, recibirá lo que se merece. Antes de encender la paja, el hombre se me acercó y me susurró al oído: Adiós, mamón. Encendió la paja, poco a poco el fuego me iba quemándome los pies descalzos y el fuego se fue cogiendo y no tardo nada en que me empezara a arder todo el cuerpo. Las llamas me tapaban entero, empecé a gritar, otra vez las venas se me marcaron en la piel, grité y grité, cada vez mas fuerte, como si mi voz se fuera a salir por mi boca hasta que de repente, el fuego empezó a dejarme de arder y una gran explosión salió de el fuego, como una ola de mar que tapara toda la ciudad. Las cuerdas se quemaron y me caí al suelo, pocos pedazos de mi ropa quedaban en buen estado, me levanté, mi cuerpo estaría a unos 100ºC mínimo, la cabeza me empezaba a doler, pero podía correr. Puse mi vista al alrededor y todo había quedado destrozado por la explosión, las casas, caballos y desgraciadamente algunas personas. Escuché gritos y llantos de mujeres, niños, niñas y hombres, vi que un niño se había quedado atrapado en los escombros y fui a ayudarlo, a parte de aplastarlo, los escombros le estaban quemando. Cogí el barrote que le estaba pisando la barriga, quemaba, pero seguí haciendo fuerza para sacarlo. Lo conseguí sacar y le dije: Ve a algún sitio con agua y métete dentro. Después vi un hotel en llamas lleno de gente, fui corriendo pero al llegar ya estaban todos muertos o quemados. Una lagrima salió de mis ojos, pero rápidamente se evaporó por la calentura de mi cuerpo. Entonces, escuché a unos hombres gritando: Esta ahí, a por él. Al escuchar eso empecé a correr fuera del pueblo hasta llegar a un acantilado, no tenía escapatoria, pero debajo del todo había un río, me paré a pensar a ver si era buena idea, pero alguien me disparó por la espalda y me tiró.


Continuará... 

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