Se en que juego me metí y acepté las reglas del juego

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Dos semanas después

-Buen día bella durmiente- le hablo una voz en el oído que le dio tranquilidad

-Buen día- hablo abriendo sus ojos para encontrarse a Sam junto a una bandeja- tomaré sólo el café- pidió sentándose, apoyando su espalda en la cabecera

-No. Ayer y antes de ayer tomaste sólo café así que hoy comerás todo lo que yo te diga- ordenó gentilmente

Así, comenzó un desayuno entre risas y comida la cual se basaba en frutas y tostadas con mantequilla

Después de esa charla en la que terminó con esa palabra que a Lia todavía le retumbaba en la cabeza, sólo se dedicaron a pasar el tiempo que no habían estado juntos.

Teniendo a Sam mimandola y estando siempre atenta a ella, Lia sintió que su bebé también sintió todo eso haciéndola poner de un humor mejor a los otros días, todo marchaba tan bien que hasta le daba miedo el sentirse así

-Desde mañana no quiero volverte a ver por un tiempo Sam- soltó mirando hacia la ventana sin pestañar. Sam supo el porque de esa petición, desconfiaba de el y no le sorprendió

-Bien, pero déjame cuidarte hasta que se acabe este día- pidió con miedo a que le diga que no y el sólo pueda resignarse. No le iba a poner presión, ni tampoco pedirle explicaciones que el ya las tenía más que claras y las entendia. Cumpliría con la palabra que le dijo hace dos semanas "te esperaré, y completa o rota te aceptaré".

-Creo que es justo- soltó con su sonrisa que tanto la caracterizaba y en el pasado logró enamorar a dos amigos que hasta que Llego ella eran inseparables- hoy tengo revisión con el doctor en la tarde y tengo que ir a dejar unos informes a la oficina. Después de eso estoy libre- le informó sus que haceres antes de darle el último sorbo a la taza de café- esperame abajo en 20 minutos bajo y lista- terminó la conversación mientras entraba en el baño para una buena ducha y valla que la necesitaba.

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-Oye no me podes decir que no- reprochó por quinta vez en el camino a la empresa- soy parte de ella ¡porfavor!...- pidió con un puchero adornando su cara viéndose nítidamente tierno, cosa que a Lia le molesto saberlo

- ¡Bien!, bien serás el padrino- hablo entrando por la puerta de cristal mientras rodaba los ojos. Tanto que se había hecho rogar para terminar dándole el "si", se pegó una bofetada mentalmente mientras caminaba al ascensor dándole un saludo con la mano al recepcionista Carlos, un chico morocho de cabello negro enrulado

-Seré el padrino más consentido del planeta- hablaba feliz dentro del ascensor, mientras Lia se miraba la panza en el espejo, poniendo un puchero que Sam no pasó desapercibido.- Te ves hermosa Tanto antes como ahora y en el futuro- alahago mientras la rodeaba con ambos brazos por los hombros apoyando su mentón en el mismo

-Mentiroso, el doctor me dijo que engorde seis kilos en sólo dos semanas...

- Y también dijo que te felicitaba por estar saludable y que el bebé está creciendo perfectamente- aclaró mirándola por el espejo. "Nos vemos como pareja, como una familia" pensó soltando una sonrisa de felicidad por dicho pensamiento- y también Me felicito por mimarlas a ambas eso suma puntos- hablo guiñandole el ojo cuando salió del ascensor.

Dejando a una Lia con los ojos abiertos de sorpresa y con un color rojizo apoderándose de sus mejillas.

Le tardo segundos para regresar al mundo real y con un suspiro se dirigió al escritorio de su compañera Carla

-Buen día, te traigo los informes del último proyecto que se hablo en la reunión del miércoles- hablo captando la atención de la chica rubia de ojos profundamente celestes- y también el calendario con el croonograma de trabajo

-Oh es un buen trabajo- hablo relojeando la carpeta que le entregó Lia- es un gusto trabajar con gente como usted señorita Lia

-Gracias- sonrió cortésmente sintiendo a Sam tras ella y viendo como la rubia le dirigía una sonrisa que no supo desifrar en ese momento-si eso es todo, me retiro

-Oh claro- soltó volviendo sus ojos a Lia, la cual ahora si la miraba seriamente y ni ella sabía el porque de su mirada- buenas tardes y callan con cuidado- saludo en modo de despedida

- Eso fue más rápido de lo que imaginé- hablo Sam ya en el ascensor

-¿te gustó ella? - preguntó sin rodeos. Le estaba jodiendo el no estar tranquila por la mirada de la rubia a Sam y al no saber si el le devolvió la mirada le inquietaba- se sincero

-Es linda- hablo Sam con un tono serio mirándola a los ojos desde el espejo, ya que por alguna razón "desconocida" Lia no podía mirarlo a la cara literalmente- hablo de que es atractiva, pero para mi buena suerte mis ojos sólo se pueden fijar en vos, y para mi mala suerte tus ojos no se fijan sólo en mi- soltó con una risa sarcastica, haciéndole saber a Lia que le había dolido soltar esas palabras.

-Yo...- no sabía que decir, que responder. Lo estaba cenando indirectamente cuando ella no sabía ni siquiera como estaban sus senimientos y pensamientos, era torpe muy torpe lo que había hecho. Lo había hecho sentir mal y el algo en su interior latía rápidamente por las palabras que seguían rebotando en su cabeza "para mi buena suerte mis ojos sólo se puedes fijar en vos..." ¡Carajo!

-Tranquila, no es necesario que lo digas Lia- hablo cruzandose de brazos- se en que juego me metí y acepté las reglas del juego

Las puertas del ascensor se abrieron y junto a ellas dejaron a la vista a Leo, el cuál estaba hablando con el recepcionista pero cuando escucho el ascensor sus ojos se cruzaron los los de Lia.

Pero no sólo fue eso. Al conectar sus miradas algo se abrió en Lia, sus ojos.
De un segundo a otro supo que el amor que le había tenido a Leo ahora sólo eran recuerdos, si lo seguía queriendo, pero mientras daba Lia pasos para acercarse a el supo que su amor sólo estaba en el pasado y que su bebé era lo único que lo conectaba a ese hombre y que libre de sintió con eso.

-Leo, que gusto verte- saludo Sam a su amigo.

-Hola, no sabía que habías vuelto- hablo mirando a Lia tratando de que sus ojos se encontrasen pero cuando pasó nuevamente supo que la había perdido en todos los sentidos del amor posibles- Hola Lia, te estaba buscando

-Hola Leo- saludo con una sonrisa gentil- hay un café en la esquina, con Sam nos dirigimos ahí ¿vienes?

Es que ahora el juego cambio de reglas y lo peor era que ninguno de los dos chicos sabría quien iba a ganar y quien perder... Pero en los juegos de la vida no hay ganadores y perdedores sólo un contrato en donde beneficie a ambos bandos y Lia sabia a la perfección eso.

se que te vasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora