3: La peligrosa soledad.

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Pasó una semana desde que murió Alicia.

Una semana en la que me la pasé encerrada en mi departamento consumiéndome en mis pensamientos.

No podía hacer más nada que pensar en lo ocurrido y las últimas palabras de Alicia: "Once cuarenta y dos cero cinco".
¿Qué habrá querido decir con esto? ¿Era una especie de código? ¿Una contraseña para acceder a algo? ¿Simplemente eran números al azar?

¿Me estaba consumiendo de esta manera?: Sí, definitivamente sí.

Es sólo que seguía sintiéndome tan perdida. No podía evitarlo.

El timbre de mí departamento sonó. Giré la cabeza hacia la puerta. No quería ver ni hablar con nadie en este momento pero quizá era Jadz y traía noticias.
Me levanté con pereza del sillón y abrí la puerta.

Olivia estaba ahí. La miré con cierta confusión.

—¿Te quedarás toda la noche mirándome así o me invitarás a pasar?— Se cruzó de brazos.

Sacudí la cabeza— Sí, lo siento, pasa.

Olivia pasó y empezó a observar todo el departamento.

—¿Cómo sabes mi dirección?— Pregunté aún algo confundida por su presencia.

—Jadz— Respondió.

—Hm, claro— Chasqueé lengua.

—Sólo quería ver cómo estabas— Dijo— Llevas una semana sin ir al edificio y pues nadie sabe nada de ti, así que pensé en acercarme a... Saludar— Explicó.

—Muy amable de tu parte, supongo— Musité.

—Oye, lo siento por lo de...

—No es necesario, tranquila— Le interrumpí. Ahora mismo lo menos que necesitaba era tocar ese tema de nuevo.

—Bueno, cualquier cosa que necesites no será molestia para mí.

—Claro, gracias— Asentí.

El ambiente se estaba poniendo excesivamente incómodo. La verdad es que Olivia me agradaba bastante, me parecía muy interesante, atractiva y me gustaba su manera de expresarse; pero no era el momento, no era mi momento.

Pude ver que Olivia estaba saliendo a la terraza y se quedó ahí con la vista hacia el cielo. Me acerqué a ella y me senté a su lado.

—¿Qué es eso que llevas en tu cuello?—Preguntó sin desviar la vista de el cielo— No es cualquier collar.

—Es una reliquia familiar, nada importante— Mentí.

—¿Entonces por qué te persiguen por él?— Insistió.

—Porque... Es de mucho valor.

—Claro, claro.

Asentí.

— Tienes un lindo lugar aquí— Seguía con la mirada fija en el cielo.

—Supongo que sí— Suspiré— Aunque a veces la soledad es peligrosa.

—¿Por qué lo dices?— Preguntó.

—Se vuelve adictiva cuando te das cuenta de cuánta paz hay en ella.

— Viéndolo desde ese punto de vista, sí— Dedujo. — Creo que ya debo irme, pero antes... — Se levantó y buscó algo en su mochila.— Ten— Extendió su mano entregándome un sobre.

— ¿Qué es esto?— Pregunté mirando el sobre.

—Lo sabrás cuando lo abras— Tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.

—De acuerdo— Dije en un tono de duda.— Gracias por venir y preocuparte.

Olivia sonrió y negó con la cabeza— No tienes que agradecer. Sólo espero verte pronto en el edificio.

—Antes de que te vayas...— La tomé por el brazo deteniendo su paso.— ¿Conocías a Alicia desde antes?

Pude ver en su rostro que la pregunta no era la que esperaba. Se quedó un pequeño lapso de tiempo mirándome y luego respondió:

—Alicia me entrenó desde que tengo ocho años. Fue como mi tutora de estas cosas.
No supe nada de ella hasta que me contactó para que trabajara en el edificio con ella y su equipo; ustedes.

— Oh, vaya— Dije sorprendida por lo que acababa de contar.

— También la extraño, créeme, pero hay que dejarla ir en paz y recordar la maravillosa persona que fue— Puso su mano en mi hombro con una expresión de consuelo y luego se fue.

Y creo que tenía razón, tenía que ya dejarla ir.
Tomé el sobre y lo abrí sacando un papel de su interior, lo desdoblé y leí su contenido.

No podía creer lo que estaba leyendo. Era el testamento de Alicia en dónde me dejaba todo a mí y al final de éste había algo escrito con tinta roja y una letra perfectamente corrida:

Once, cuarenta y dos, cero cinco.

"Nehmen Sie den Weg des Lichts und stellen Sie sich der Dunkelheit¹''

Quedé desconcertada leyendo el documento una y otra vez. No eran ideas mías y el "Once cuarenta y dos cero cinco" sí significa algo. Debe ser una especie de código, pero, ¿Para qué? 

Las preguntas estaban inundando mi mente. Mil y un teorías iban y venían.
¿Qué demonios significa esa frase?

Revisé el sobre de nuevo por si había algo más de lo que no me había dado cuenta. Una pequeña nota estaba pegada en la esquina, la tomé con cuidado de no romperla y la leí.

"Tic toc, tic toc, pequeña Noah"

Y en ese momento sí pude sentir como en serio mi cabeza explotaba de tanta confusión.

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¹ Toma el camino de la luz y enfrenta la oscuridad.

N O A HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora