Olivia.
—Las cosas no han cambiado nada por acá, — le cuento a su recuerdo mientras me dedico a cambiar las flores ya marchitas por el paso de los días con unas nuevas llenas de color. No evito pensar que nadie lo viene a visitar, y eso me causa un tanto de nostalgia. —Ojalá lo hubiéramos logrado —me lamento, otra vez. —y lo lamento tanto, lo lamento por ti y por ella.
Me siento frente a su tumba y me quedo viendo su nombre, el día es especialmente triste, tal y como si reflejara mi estado de ánimo. El viento mueve mi cabello y me hace temblar un poco.
—Desearía saber dónde está, así quizás no me sentiría tan mal— sonrió al recordar su sonrisa, la sonrisa de ambos, el cómo se miraban, tan enamorados, y la manera en que los tres nos convertimos en una familia. —así quizás tendría donde llorarle.
Me levanto y respiro profundo tratando de contener las lágrimas. Vuelvo a sonreír a su tumba y me siento una tonta al darme cuenta de lo que hago, porque es sola una tumba, jamás será Natán y mucho menos, Luciana.
*********
Neill.
Despertar a su lado, jamás imagine que tendría ese privilegio otra vez.
Los recuerdos se amontonan en mi mente, es su aroma, su respiración, su piel y él.
Me levanto ante tal recuerdo, de pronto me siento tan enojado, tan frustrado
¿Será que ella me amará alguna vez?
Recorro el largo pasillo hasta dar con la puerta de mi habitación.
Me adentro al confort de esta, y con un sentimiento extraño aun en mi doy un par de vueltas por está intentando calmar mis sentimientos.
—Ay amor ¿para qué la has traído? — acaso es ella, o solo su recuerdo.
—¡Maldita sea! — grito demasiado fuerte sin la preocupación de que alguien me escuche, al fin y al cabo, las paredes son demasiado gruesas. —¡No eres real!
Se burla de mí, — Pero mi amor, soy mucho más real de lo que crees— Recorre mi torso con sus manos— Aun no me dejas ir, y yo no lo quiero hacer.
—¿Por qué? — la miro a esos atractivos ojos oscuros.
—Hasta que la muerte nos separe amor— se acerca a mi oído y me susurra— hasta el final Neill.
—Adele— susurro antes de que ella se esfume como un fantasma.
¡Qué demonios!
*********
Amber
Intento una y otra vez concentrarme en el libro que tengo entre manos, pero no importa cuanto lo intente mis pensamientos me traicionan y vuelven a viajar a la nada. Es como si el día trajera consigo algo, un recuerdo descifrado, un sentimiento de nostalgia, no logro saber que es.
Supongo que no solo me sucede a mí, a través de la ventana veo caminar a Neill muy deprisa, pero puedo percibir en sus facciones que algo le incomoda, se detiene a mitad del camino, por un segundo creo que volteara a ver hacia donde me encuentro, pero no, dirige su mirada un tanto a la derecha.
Sigo su mirada y entonces veo a Jaida, de rodillas frente a unas rosas de color amarillo muy bonitas, pero eso no es lo que me causa desconcierto, es más bien que como dos imanes que se atraen ambas miradas entre los mellizos se encuentran y entonces veo como Jaida limpia unas lágrimas de su rostro.
Neill, solo se queda allí viéndola y pasados unos segundos solo continua con su camino.
Todo es muy raro.
Entre más intento entender lo que acaba de ocurrir mi cabeza comienza a palpitar en dolor, el dolor se intensifica más y más hasta que mi vista se nubla y la oscuridad me envuelve.
Me mira unos segundos antes de darse la vuelta y caminar hacia su auto.
—Te amo— le digo con suficiente fuerza para que me escuche.
—Te amo— dice en respuesta.
Sube a su auto y lo enciende, tarda unos minutos en ponerlo en marcha. Me quedo ahí parada en la acera viendo cómo se aleja, me convenzo a mí misma de que todo estará bien.
Y entonces de pronto ocurre, todo sucede tan rápido que no lo comprendo al principio, no hasta que de un momento a otro me encuentro corriendo a la dirección por la que se acaba de ir, a la misma dirección en la que el choque se produjo.
No logro llegar hasta el lugar por qué unos brazos me rodean y sujetan demasiado fuerte, sin embargo, desde el lugar en que me encuentro veo cómo se produce una explosión.
No me doy cuenta que estoy gritando hasta que mi garganta duele y arde demasiado, intento zafarme del agarre de la persona, pero no lo logro.
Mi cerebro no procesa bien lo que me ocurre, nada tiene sentido.
De pronto aprietan contra mi boca y nariz una tela, mis instintos hacen que entre en pánico, pero ya es demasiado tarde.
—Prometiste no dejarme— es lo único que escucho antes de dejar que la oscuridad se apodere de mí.
De a poco la luz va llegando a mí, mi cabeza aun duele, pero con menos intensidad, no me sorprende el encontradme en a la cama y ver a Mari moverse de un lado a otro por la habitación.
Quizás ni se percata de que estoy despierta cuando sale dela habitación. Cosa que agradezco.
Me quedo ahí sola y el recuerdo de ese sueño me vuelve a atormentar, otra vez.
¿Por qué?
*******
Jaida
Ella aún se encuentra inconsciente, solo han pasado unos minutos desde que la he encontrado, estará bien.
Recuerdo que el doctor dijo que esto sucedería tan frecuentemente como ella intentara recordar.
Solo me pregunto que habrá sido esta vez.
—¿Sera que este día te hizo que lo recordaras? — me siento al borde de la cama. —Ojalá lo hicieras, no sabes cuánto desearía que lo recordaras, que sintieras el mismo dolor que estoy sintiendo yo.
Pienso en él y las lágrimas recorren mis mejillas, porque no ha pasado otra cosa desde que desperté hoy.
—Amber, hay tantas cosas que tienes que saber, y no creo que lo soportarías, no espero que lo hagas, solo quiero que todo este martirio termine — La miró igual que lo hice un día hace mucho tiempo ya, con lastima. —Solo espero que seas más lista esta vez y no te enamores de él.
Me pongo de pie y salgo de ahí.
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La historia perfecta
Misterio / Suspenso¿Qué pasaría si despertaras sin recordar nada de tu pasado? ¿Qué tan importante será recordar? Caer en las mentiras que se crean a tu alrededor cuando no sabes en que creer y en quien confiar es muy fácil. Nuestras memorias son nuestra mejor arma cu...