El Padre De Mi Amiga

Capítulo 27: "¿Un nosotros?"

A punto de besarse, en ese momento tenía dos opciones: Una era dejar que pase y luego hablar con Alice y expulsando a ese tal Guido de la vida de ella, y dos, ir y separarlos dejando a ese tal Guido con un pequeño adorno en el rostro.

Mi decisión fue quedarme quieto y dejar que sucediera, sin reclamarle nada a nadie, eso sería demasiado egoísta y conchudo de mi parte, se me pasa por la cabeza por los momentos que ella quizás haya pasado mientras me ve con Helen, solo hay que dejar ir, dejarla ser feliz y si es con Guido pues está bien. Sin meterme en la vida de Alice, total el que ha hecho cosas peores soy yo, sin querer afrontar lo  que estaba pasando entre nosotros.
¿Nosotros? ¿En realidad existía un nosotros?

Narra Alice

Guido estaba a punto de besarme ¡de besarme! y termina la canción y lo único que hago es inclinarme para atrás, ósea sé que cualquier chica en mi posición quisiera comérselo... a besos, pero yo no, y mucho menos que nos acabamos de conocer.

Tampoco puedo ser injusta con Guido, mientras en mi cabeza alberga otra persona, que justo volteo ¡y lo ahí!

Él estaba parado en el bar, tomando un shot fugazmente, Mark me estaba observando, pero no supe interpretar de qué manera.

-Ven hermosa- Guido me toma de la mano y nos dirigimos hacia el bar

-¡Qué bien te veo!- me dice Helen, yo solo miré a Mark, y sus ojos eran trozos de dolor

-Se gustan, se gustan, se besan sus bocas- empezó a "cantar" mi amiga

-Tessa no hagas tanto escándalo, que no pasó nada, párale que recién nos conocemos- le aclaro sin despegar la mirada a Mark

Suena una salsa,  Guido saca a bailar a Tessa, me quedé ahí con al parejita, pero yo solo quería ir a la habitación y hacerme mil preguntas sobre Mark y yo, eso nunca se daría, lo sé, pero porque siento esa presión en mi pecho en esta situación, solo quiero salir de aquí ahora.

-¡Amor, ven a bailar!- en eso Helen jala a Mark hacia la pista y yo no pude más con todo.

Caminé hacia mi habitación, pasando por la orilla del mar, las luces del hotel alumbraban todo y lo hacía un lugar de paz plena, para que personas como yo que, tienen un laberinto sin salida en su cabeza, vengan a pensar.

Sentí unas manos que recorrieron mi espalda hasta mi nuca, hasta que esa persona se plantó frente a mi.

-Sé que no he hecho las cosas bien, sé que desde el último beso ha pasado mucho, Alice, te juro que ya no soporto verte andar por casa sin poder besarte, sin poder darte todo esto que estoy sintiendo por ti, no sé cómo ni cuándo, pero me traes vuelto loco, pienso en ti siempre y no sé cuál es la fórmula para que esto funcione pero lo único que sí sé es que quiero estar aquí, contigo- Mark abrió su corazón conmigo, y yo estaba hecha un dilema.

-Mark, esto es...- no pude terminar lo que quería decirle porque me besó, pero me besó de una manera diferente, sin importar quién nos viera, sin importar absolutamente nada. Simplemente nos aferramos a este amor y solo queda darle tiempo al tiempo.